Durante su larga trayectoria en los medios de comunicación, Dante Panzeri se ocupó, con gran esmero y perseverencia, de renegar de la figura de los directores técnicos, pese a que en su época todavía eran meros organizadores tras bambalinas, hombres sin demasiada trascendencia ni exposición en el circo del fútbol. Su concepto “fútbol, dinámica de lo impensado” se convirtió en proclama y también en lugar común a partir de la idea de que acerca de este juego había poco que planificar. De que el fútbol, tan inexplicable como apasionante, tenía en su naturaleza lúdica un valor que no debía ser contaminado con injerencias externas.

Si tenía o no razón es una discusión para otros momentos, que incluso en Un Caño hemos abordado de diversas maneras. Hoy, su concepto solo sirve como un disparador para presentar una investigación histórica acerca de la tarea de los directores técnicos del fútbol argentino durante 120 años de historia. En ese tiempo, pasaron de ser inexistentes, a un poco más necesarios y luego a primerísimos protagonistas del asunto.

Damian Didonato es el autor del libro editado por librofutbol.com, que ya se puede adquirir en la preventa en el sitio web de la editorial y también en la Feria del libro. Fue concebido en las reuniones de sumario de Un Caño y se nutrió de aquellos acalorados debates futboleros.

La idea es simple. Cada director técnico tuvo a alguien que influyó en su convicción. Un “mentor” que modeló, de forma consciente o inconsciente, su visión del juego. Esas influencias pueden ser concretas o tácitas. Pueden tener que ver con el sistema táctico, con la forma entrenar o con la comunicación. También pueden estar más emparentadas con lo espiritual, casi metafísico. Lo único seguro es que existen. Y en este libro están consignadas.

La historia comienza en 1867 y a partir de ese momento se inicia un apasionante relato año por año, que no solo puede seguirse desde la óptica cronológica, sino también desde otras dos perspectivas.

La primera tiene que ver con la arquitectura propia de un árbol genealógico, que debe ser abordado irremediablemente desde sus ramas y no desde su tronco. Es decir, una mirada global pero no desde el pasado hacia el presente, sino en un ir y venir entre épocas, con las ideas como hilo conector. La segunda es la mirada individual. Es posible elegir un nombre y encontrar en un anexo toda su ascendencia y descendencia.

La obra tiene como ambicioso objetivo conocer mejor nuestro fútbol y al menos intentar responder algunas preguntas de matriz filosófica, tales como ¿existe la nuestra?, ¿si existe, es una sola? o ¿siempre hubo diferentes estilos? No hay garantías de sentencias definitivas, pero sí de un paseo por la historia del juego nacional.