Diego Maradona ya había recuperado la autoestima de Napoli y de todo el Sur de Italia. El equipo celeste se plantaba ahora frente a frente ante los grandes del Norte y no agachaba la cabeza. Incluso, a veces, les ganaba. Pero a la larga, la torta se la comían los mismos de siempre. En la temporada anterior, la 85-86, Napoli hizo un enorme torneo pero terminó 3ro. Juventus, otra vez, había sido el campeón.
Por eso cuando el calendario marcó que en la 9na fecha de la temporada 86-87, el 9 de noviembre del 86, Napoli visitara a Juventus, se esperaba que los napolitanos dieran batalla como nunca pero que, al final, la Vecchia Signora ganara como siempre. Si no alcanzaba con la diferencia de plantel y de presupuesto las estadísticas estaban ahí reafirmar la idea. El último triunfo napolitano en el Estadio Comunale había sido en 1957.
Ese Juventus era un equipazo. Vigente campeón de Italia y del Mundo, había ganado cuatro de los seis Scudettos de la década y cuanto título europeo hubiera. Platini era el emblema y a él se sumaron ese año Serena y Laudrup para dar impulso a la renovación. Napoli, con Maradona como bandera, soñaba con destronarlo.
El primer tiempo pasó sin pena ni gloria. Hubo buenas acciones, pero no goles. Los dos estaban muy pendientes de que el rival no los lastimara. En la segunda parte, a los cinco minutos, Laudrup hizo el primero gol para Juventus y muchos pensaron que, otra vez, la historia sería la misma. Maradona tenia otra idea entre sus rulos.
“Estábamos perdiendo 1-0, empatamos y el estadio explotó, todos celebraban… nosotros no entendíamos. Se escuchó ‘gol’ y basta” -contó una vez Maradona-. “Hicimos el segundo y de nuevo todos festejaron. El tercero, y todavía más. Claro, el estadio estaba lleno de trabajadores, ¡todos del Sur! Terminaron gritando ¡Na-po-li! ¡Na-po-li! ¡Fue una cosa impresionante!”.
Habían visto a Maradona. Diego y Bagni, cuentan memoriosos napolitanos, encabezaron la remontada. Llegó el empate de Ferrario, luego Giordano puso la ventaja y, en el descuento, en posición dudosa, Volpecina liquidó el pleito. Contra todo pronóstico, Napoli ganó 3-1 en Turín, por primera vez en casi tres décadas. Los más 20 mil napolitanos que viajaron con el equipo de Sur a Norte llenaron el silencio tal como lo recuerda Diego.
En Napoli creen que ese partido alteró la historia del club. Hay un libro, incluso, de Maurizio de Giovanni, que recuerda ese “glorioso día que cambió miles de almas”. El equipo ganó la confianza que le faltaba para creer que era posible ser el nuevo rey de Italia. El resto del torneo fue un paseo hacia el primer Scudetto de su historia y a su 3ra Copa Italia. En las temporadas siguientes los títulos se sucedieron hasta que Maradona abandonó su reino.
“El otro, el grande, se asustó” -explicó Diego tiempo después-. “Tenían a Platini, tenían un montón de fenómenos, pero también un miedo grande. Mostraron pancartas racistas, pero por temor. No entendían cómo la gente pobre del Sur estaban agarrando un pedazo de la torta que primero se comían solos”.
El diario Il Mattino tituló: “De toda Italia, gracias Napoli”. Platini no puso excusas: “Napoli estuvo muy bien, un equipo sólido y bien organizado, nosotros estuvimos muy cerrados atrás y lo aprovecharon. Un gran Maradona, felicitaciones…”. Diego fue la figura excluyen, aunque no hizo un gol. Los dejamos entonces con esta hora y medio de puro fútbol. Con Maradona en plenitud, un par de meses después de ser campeón del Mundo, dando cátedra ante selectos alumnos.
Es el mejor aperitivo para el Juventus-Napoli que se viene este fin de semana en Italia. Más allá del duelo entre Dybala e Higuaín, cada vez que se reedita este duelo entre Norte y Sur, hay que aprovechar y volver a ver jugar a Diego. Cualquier excusa es buena.
Formaciones:
Juventus: Tacconi, Favero, Cabrini, Bonini (Bonetti), Brio, Caricola, Mauro (Pioli), Manfredonia, Serena, Platini y Laudrup.
Napoli: Garella, Bruscolotti, Ferrara, Bagni, Ferrario, Renica, Sola (Carnevale), De Napoli, Giordano, Maradona y Romano (Volpecina).