El arquero alemán Lutz Pfannenstiel pasó por 25 clubes diferentes de los cinco continentes. Su récord parece imposible de alcanzar para un futbolista normal. Pero el protagonista de esta historia lejos está de la normalidad. Washington Sebastián Abreu va por esa extravagante marca: lleva 24 camisetas en su carrera y en todos los clubes dejó algo para contar. La mejor forma de homenajear su trayectoria es con anécdotas, historias y curiosidades de sus 23 clubes y de la Selección nacional.
Selección de Uruguay (1996-2012, 70 partidos, 26 goles)
Su vida en la Selección se puede sintetizar en un instante: el penal contra Ghana. “Picar ese penal no fue una improvisación, yo piqué 25 penales en mi carrera. Por las dudas, mientras iban pateando, lo corroboraba con Fucile, mi compañero que tenía al lado. Necesitaba que uno me confirmara lo que estaba viendo. Entonces ta… “Fuchi, se está jugando antes, ¿no?”, le pregunté en el primero. “Sí, Loco”, me contestó. Al segundo, lo mismo. “Sí, Loco”. Y cuando le pregunté por tercera vez, se sacó: “Loco, picala y no me rompas más las bolas”.
Defensor Sporting (1994-1996, 24 partidos y 13 goles)
Washington Sebastián Abreu era un prometedor basquetbolista de 16 años aquella noche en la que decidió entrar en un bar junto a uno de sus compañeros. La mañana siguiente, llegó tarde a la concentración de la Selección sub 17 y fue desafectado. A los pocos días, fue convocado a la Preselección sub 17 de fútbol del interior y poco después la rompió en un partido del Sudamericano de la categoría. Entonces, Peñarol, Nacional y Defensor Sporting se interesaron en su pase. El pequeño Washington eligió Defensor porque era el sitio más adecuado para desarrollarse.
San Lorenzo (1996-1998 y 2000-2001; 72 partidos y 42 goles)
Debutó con un gol ante Boca y no tardó nada en ganarse el apodo de “Loco”. Los idélogos del mote son también dos de los jugadores que más cantidad de goles le hicieron hacer: Pipo Gorosito y Paulo Silas. “Siempre estaba con la música fuerte, con la alegría, las bromas, con la impronta. A las 8 de la mañana le daba vida al vestuario, ponía cumbia fuerte. Lo mío fue siempre alegría, simpatía, brindarme para que el grupo la pase bien, por eso me molestaba que le dieran otro significado”. Debutó con un gol a Boca y también le marcó a Huracán en un clásico histórico que el Azulgrana ganó 5-1. En su segundo ciclo, ganó el primer título de su carrera.
Deportivo de La Coruña (1998, 18 partidos y 4 goles)
Su pase perteneció al club gallego hasta 2004, pero solo jugó 18 partidos en Riazor y fue cedido a ocho clubes diferentes, un récord mundial absoluto. En España, se hizo famoso más por un gol errado que por su juego. Es que aquella jugada contra River en la que falló una oportunidad clarísima mientras Marcelo Araujo repetía su apellido una y otra vez, fue emitida hasta el hartazgo por los medios españoles, que repararon más en su estilo particular que en sus características goleadoras.
Gremio (1998, 7 partidos y un gol)
Estuvo sólo un par de meses en Porto Alegre, pero ese tiempo le alcanzó para entablar una amistad con Ronaldinho. Después de compartir aquel plantel, se reencontraron en algunas oportunidades y siempre expresaron su cariño mutuo. Incluso, varios años después, cuando se enfrentaron en un Botafogo-Flamengo, el Loco celebró un gol con un gesto propio de Dinho: cruzando los brazos. Esa actitud generó polémica en Río de Janeiro, ya que en Fla lo vieron como una provocación. De todos modos, ese hecho no resintió la buena relación entre ambos.
Tecos (1999-2000, 33 partidos y 27 goles)
Partido clave por el descenso contra Toluca. Penal en el último minuto y va Abreu, que en el camino piensa “Cristante va a pensar que lo voy a asegurar, entonces se la pico”. El problema fue que el arquero argentino pensó más o menos lo mismo y se lo atajó. En la fecha siguiente, después de una semana en la que todos señalaron a Abreu como el responsable del fracaso, el equipo se jugó la permanencia contra Puebla. Abreu, todavía en el ojo de la tormenta, marcó el gol de la victoria y la salvación con un tremendo cabezazo. Después del partido dijo: “Si antes era un villano ahora no soy un héroe. Soy esto: tómalo o déjalo. Disfruten que el equipo sigue en primera, pero yo me voy”. Y se fue.
Nacional (2001-2002, 2003, 2004-2005, 2013; 85 partidos y 49 goles)
El club de toda su vida. No sólo porque fue en el que más tiempo jugó (en cuatro etapas diferentes), sino porque es el cuadro de su corazón. En cada uno de sus debuts convirtió un gol y además le marcó ocho veces a Peñarol, incluyendo un doblete poco tiempo después de que el Manya lograra que lo suspendieran por irregularidades en su pase. En 2005, Nacional se coronó campeón invicto y Abreu tuvo que cumplir una insólita promesa: viajar en bicicleta desde Montevideo a Minas, su pueblo. Fueron seis horas de pedaleo, un día después de ganar el título y de los festejos. “Estuve dos días en remojo”.
Cruz Azul (2002-2003, 39 partidos y 34 goles)
En su primer torneo, se coronó máximo goleador de México y entró en la historia, ya que sólo dos futbolistas de Cruz Azul habían conseguido ese logro antes. Sin embargo, poco después el dueño del club, Billy Álvarez decidió rescindir su contrato. “Lamentablemente los clubes en México son sociedades anónimas, no hay posibilidad de elecciones, de votos para que el hincha pueda dar su opinión en las urnas, pero ahí siguen todos los mismos y con sus tradiciones”, afirmó tiempo después el Loco.
América (2003, 16 partidos y 3 goles)
Sólo jugó algunos meses para las Águilas, pero dicho escaso tiempo le alcanzó para conocer al peor entrenador de su carrera. “Leo Beenhakker no tenía un mensaje claro y era muy egocéntrico”, describió alguna vez sobre el DT holandés. Al europeo le costaba el idioma español, pero su ego era más fuerte y utilizaba vocablos mexicanos en momentos inadecuados. Entonces, Abreu soltaba la carcajada en la cara del entrenador. Por supuesto, su poca continuidad no fue una sorpresa.
Dorados de Culiacán (2005-2006, 34 partidos y 22 goles)
Allí conoció a Josep Guardiola. La mejor forma de entender cómo ese encuentro cambió su carrera es con las propias palabras del Loco: “Por la forma que tiene uno de ser, yo tenía una forma de recibir el balón que a él no le gustaba y cada vez que la veía, me decía ‘No, Loco, en esa forma de recibir estás perdiendo tres segundos’ y yo insistía en que no, hasta que un día me dijo que nos quedáramos después del entrenamiento porque ‘si conseguí que Romario lo hiciera, no puede ser que contigo no lo haga’. Entonces, me empecé a quedar después de los entrenamientos con él. Es lo que ahora vemos en el Barcelona, en el Manchester City o en el Bayern. Me pedía que me perfilara para recibir siempre posicionado para poder atacar, y yo tenía la costumbre de recibir con la marca detrás y cubrir el balón de espaldas. Empecé a hacer movimiento de perfiles para que con una recepción, ya orientara el pase y estuviera en condiciones de mirar al arco. Aprendí esos movimientos y le he sacado mucho provecho. Hasta hoy que viene una situación de juego lateralizado y me oriento y posiciono para llevarla a mi perfil, me acuerdo de Pep, porque fue quien me lo inculcó”.
Monterrey (2006-2007, 18 partidos y 8 goles)
En los Rayados logró alcanzar los cien goles en el fútbol mexicano y redondeó una buena actuación, con festejos en el clásico ante Tigres y elogios de los hinchas. Sin embargo, al final del campeonato el entrenador Miguel Piojo Herrera decidió declararlo transferible, algo de lo que luego se arrepintió. Abreu, antes de la despedida, le dijo al DT: “Yo entiendo que no encajo pero voy a hacer todo lo posible por hacer lo que tu me pides, voy a hacer todo lo humanamente por estar bien”. Tras la salida del uruguayo rumbo a San Luis, el Piojo admitió su error.
San Luis (2007, 14 partidos y 5 goles)
Llegó para salvar a San Luis del descenso y lo hizo cuatro fechas antes del final. Terminó como el máximo anotador del equipo en el torneo y volvió a brillar en un clásico, una de sus especialidades, ya que anotó el tanto de la victoria sobre Querétaro. A pesar de su buen nivel, el Loco no tuvo el premio merecido, porque no jugó en los partidos del repechaje por la clasificación a la liguilla frente a Santos Laguna.
Tigres (2007, 15 partidos y 7 goles)
Hace pocos días, el Loco expresó su amor por el equipo de Monterrey cuando le preguntaron por qué equipo haría fuerza en la final entre Tigres y América. Además, tiempo antes, afirmó que desea dirigir a este conjunto, donde pasó algunos de sus mejores meses en México. En 2007 y como de costumbre, terminó el campeonato como uno de los máximos goleadores y también marcó en un clásico, contra Rayados. Fue el primer extranejero en convertir para los dos cuadros regiomontanos.
River Plate (2008, 27 partidos y 12 goles)
Volvió al fútbol argentino después de más de diez años porque Diego Simeone lo pidió a los gritos cuando arribó a River Plate. Aunque su promedio de gol fue inferior al del resto de su carrera, su aporte fue muy valioso para lograr el título en el Clausura 2008. Además, se destacó como el máximo artillero en la Copa Libertadores. Se fue después de la conquista del torneo, pero volvió tres meses más tarde, sólo para jugar la Sudamericana. Algunos días después de su salida declaró: “Obviamente que me gustaría volver a River. Siempre lo dije, aún antes de irme”.
Beitar Jerusalén (2008, 5 partidos y 0 goles)
El único equipo en el que no marcó. Fue recibido como un ídolo en el aeropuerto y declaró que quería llevar lejos al equipo en la Liga de Campeones. Sin embargo, sólo jugó tres partidos en la Liga israelita y dos en el torneo europeo, en el que se despidió después de un 0-5 contra Wisla Cracovia. La aventura duró tres meses, por falta de cumplimiento en las condiciones del contrato.
Real Sociedad (2009, 18 partidos y 11 goles)
Volvió al fútbol español por expreso pedido de Juanma Lillo, quien lo había dirigido en Dorados y elogiaba su liderazgo silencioso. Cuando llegó se tuvo que enfrentar a un problema mayúsculo: la imposibilidad de utilizar el número 13 porque en San Sebastián ese dorsal estaba destinado a un arquero. Entonces, el utilero le dio una idea: “usa el 18 y hacele una marca”. La obsesión con este número comenzó en Nacional, cuando lo pidió como un homenaje a Fabián O’Neil y nunca más lo dejó.
Aris Salónica (2009, 9 partidos y 5 goles)
“Todo cambio de país, todo cambio de fútbol y metodología implican precauciones y ese aspecto hay que tenerlo en cuenta”. Tras un exitoso paso por Real Sociedad, decidió llegar a un equipo menor de Grecia porque allí habían mostrado “verdadero interés” en él. Tras media temporada, decidió regresar a Sudamérica.
Botafogo (2010-2012, 107 partidos y 63 goles)
El equipo donde disputó mayor cantidad de partidos. El dato es contundente y sirve para explicar la relación del Loco con el Fogao, club que lo ama del mismo modo que lo ama Nacional. Apenas arribó al club se encontró con Mario Lobo Zagallo, con quien generó una relación de mutuo afecto por una cuestión de cábalas: el legendario entrenador también era amante del número 13. “Fue una señal, nada podía salir mal”. En un clásico ante Flumninense, pateó un penal con su estilo de siempre y el arquero Cavalieri se quedó parado y se lo atajó. A los pocos minutos, hubo otra pena máxima y el Loco volvió a pedirla. “No puedo irme perdedor así, la voy a pinchar de nuevo, pero contra un palo, porque si este se me queda parado de nuevo, me mato”. Su razonamiento era lógico, marcó el gol y su equipo ganó 3-2.
Figueirense (2012, 6 partidos y un gol)
No tuvo un paso feliz por Florianópolis. Jugó un puñado de partidos y nunca pudo dejar atrás su amor por Botafogo. De hecho, en un encuentro frente a Flamengo, se besó el escudo del Fogao que tenía estampado en esa legendaria remera que siempre utiliza debajo de la camiseta oficial. Su idilio con los hinchas catarinenses duró mucho menos de lo esperado y se retiró del club repudiado por la mayor parte de la torcida.
Rosario Central (2013-2014, 45 partidos y 11 goles)
“Las dos veces que opté por lo económico (Israel y Grecia) me fue mal. No me moviliza eso, sino me hubiese quedado en Nacional. Vine por menos plata a Rosario. Vine además como un león herido y Central me dio una nueva vida deportiva”. El Loco regresó a Argentina cuando no lo esperaba y no tardó nada en ganarse el cariño de la hinchada canalla. Estuvo un año en Arroyito, lo que significa una larga estadía para sus parámetros. El clima de Rosario fue una especie de combustible en su carrera.
Aucas (2015, 10 partidos y 4 goles)
Llegó a este equipo pequeño de Ecuador como una contratación histórica y dejó un grato recuerdo a pesar del corto tiempo que allí pasó. “Nos dejó muchas enseñanzas. Es todo un caballero, un ejemplo de perseverancia y superación. Nunca imaginé que su presencia tuviera este impacto. Fue muy importante para nuestros jugadores jóvenes”, afirmó Ramiro Gordón, el administrador del club tras su último partido ante Barcelona. En el debut del Loco, el equipo logró su primera victoria en el torneo. Este hecho sirve para describir la trascedencia de su figura en el plantel.
Sol de América (2016, 10 partidos y 2 goles)
En su primer partido, el humilde Sol de América venció al campeón Olimpia y dio el primer paso en un campeonato histórico para el club de Barrio Obrero, ya que supo pelearlo hasta el final. El Loco eligió Asunción por la cercanía a su patria, a pesar de tener ofertas más jugosas de México. Luego de aquel debut exitoso, su nivel comenzó a bajar con el correr de las fechas y se fue a los pocos meses, entre críticas del presidente: “No se ve al Abreu que esperábamos”.
Santa Tecla (2016, 21 partidos y 13 goles)
Cuando parecía que sus últimos cartuchos estaban destinados más a roles secundarios que a las primeras planas, el Loco apareció en todo su esplendor y sacó campeón a un equipo a los cuarenta años de edad. Abreu marcó un doblete en los últimos quince minutos del partido ante Alianza y le dio a Santa Tecla el segundo título salvadoreño de su historia. Con la camiseta 23 (la cantidad de clubes por los que había pasado), el Loco también podía brillar.
Bangú (2017)
Todavía no debutó pero ya es el futbolista más importante del plantel. Bangú, uno de los clubes históricos de Río de Janeiro, decidió armar un plantel competitivo para celebrar los 113 años y la mejora forma de hacerlo es con el dueño del número 13. Abreu llevará el dorsal 113 en su próxima aventura. Jamás se puede decir que será la última.