Convencer: conseguir con razones y argumentos que una persona actúe o piense de un modo determinado.

Este es el trabajo más difícil de un entrenador: el de convencer a sus jugadores. Algunos podrán saber más que otros, cada uno tiene su librito, pero ningún entrenador puede ser bueno si no sabe seducir a sus futbolistas.

La semana pasada jugaron Nueva Chicago y Argentinos y el primer gol del campeón del Nacional B muestra, en apenas 40 segundos, a un equipo convencido de lo que hace. Un equipo que sabe qué hay que hacer y cómo hacerlo.

Pueden empezar con el video (aproximadamente minuto 15, 50) que está al final del texto, si prefieren…

Un jugador de Chicago tiene la pelota muy solo y pretende abrirla a la izquierda, pero lo hace muy mal e intercepta el lateral derecho de Argentinos. Este toca rápido hacia adelante y el compañero que la recibe la abre a la derecha. El que controla como wing derecho está con dos marcadores encima…

Y acá llegamos al primer concepto. Una vieja frase de Menotti: “Mano a mano, se encara. Uno contra dos, si se tiene mucha fe, se encara. Uno contra tres, se toca”. El jugador de Argentinos decidió tocar hacia atrás. Como el campo no estaba en buen estado y la pelota venía a los saltos, siguieron retrocediendo la bola hasta llegar a los centrales. Cualquier desesperado por “atacar como sea”, habría puteado al wing porque una pelota que estaba a pocos metros de la línea final del rival, terminó en los pies del arquero propio. Sin embargo, ese volver a empezar (concepto fundamental cuando no se puede entrar), generó desorden en Chicago…

Con un equipo que trata de vivir en campo contrario, es natural lo que hace el arquero de Argentinos: jugar afuera del área. En ese momento, los centrales se abrieron y los dos delanteros de Chicago se fueron con ellos. Apareció un hombre libre para ofrecerse (otro gran concepto: la solidaridad) y a él fue el pase del arquero. Al desprenderse rápido para ir a buscar la pelota, nadie lo siguió. Pudo recibir cómodo y el hombre que fue a marcarlo llegó tarde. Por eso, fue muy fácil sacárselo de encima. Ahí ya le quedó toda la cancha de frente con opciones varias de pase. Eligió un pase para la diagonal hacia adentro del wing izquierdo…

Por ser rebuscados, se podría decir que el único error de la jugada fue que definiera al cuerpo del arquero. Sin embargo, con un equipo que ataca como Argentinos, era lógico pensar que tuviera compañía. Y fue justamente un compañero el que aprovechó el rebote del arquero para empujarla a la red.

¡40 segundos! En poco más de medio minuto Argentinos pasó de atacar por la derecha a retroceder hasta su arquero, centralizar y abrir a la izquierda para terminar la jugada. Una jugada para que Gabriel Heinze se sintiera orgulloso de su trabajo. Tal vez por eso, una de sus declaraciones: “Estos chicos me han enseñado a mí más que yo a ellos”. Porque no hay buenos profesores sin buenos alumnos. Y vicecersa.

Y si no pusimos los nombres de los futbolistas que participaron de la jugada es porque lo importante es el equipo. De hecho, ese día, Argentinos jugó con mayoría de jugadores no habituales entre los titulares. Pero cuando hay un equipo convencido, lo que menos importan son los nombres. O sí importa un nombre: el del hombre que los convence.