Podríamos decir una y mil cosas sobre la durísima derrota de Argentina contra Croacia. Pero preferimos el silencio.
Ya todos los vimos. No hay mucho para agregar.
Sugerimos que cada uno se junte con sus afectos y que converse sobre el equipo que deambuló en la cancha, que sueñe con que Nigeria nos deje alguna chance de clasificar y que, si es así, los jugadores se iluminen para ver si pueden devolver algo del afecto que alguna vez les supimos brindar.
Mañana, más tranquilos, ensayaremos alguna respuesta a lo ocurrido.
Sólo agregamos que lo sentimos mucho.