Mientras celebra el centenario de la Revolución que cambió para siempre la política mundial, Rusia se prepara para recibir al máximo evento popular del planeta. A menos de un año de la Copa del Mundo, lejos parecen haber quedado los tiempos de la URSS; sin embargo, muy distinto sería el fútbol de este país si no hubiese existido la Liga soviética, un torneo que sirvió para masificar el juego y para generar identidad en cada una de las ciudades y repúblicas de la nación. Entonces, se podría simplificar y decir que hoy Rusia tiene el Mundial porque antes tuvo una Liga que agrupó a toda la Unión después de la Revolución de octubre.
Durante las últimas décadas del Imperio ruso, el fútbol se expandió solo entre las clases acomodadas. En un país muy poco desarrollado económicamente, en el que la población era mayoritariamente campesina e iletrada, no había demasiado tiempo para los deportes. Por eso, solo se jugaba en los grandes centros urbanos de Moscú y Petrogrado (actual San Petersburgo), donde inmigrantes ingleses fundaron los primeros clubes. El resto del pueblo conoció el fútbol después de la Revolución de octubre de 1917, de la guerra civil y del nacimiento de la Unión Soviética en 1922.
La primera etapa de la reconstrucción de una Rusia devastada por las políticas imperiales no permitió que se organizara un campeonato oficial. Por eso, recién en 1936 se fundó la Liga soviética. Como en todos los órdenes de la vida social rusa, al fútbol también se le intentó borrar toda adscripción de tintes nacionalistas y la única identidad aceptada fue la de clase. Seis de los siete participantes de la primera Liga representaban a sectores productivos, sindicatos y ministerios.
A pesar de que el gran objetivo era que las 15 repúblicas de la URSS participaran del torneo, en la temporada inicial solo hubo equipos de Moscú, San Petersburgo y Kiev en la primera división. En segunda, de Rostov del Don, Baku, Odessa, Kazan, Tbilisi y Kharkiv. Y en tercera, de Dnipropetrovsk, Pyatigorsk y Nizhni Nóvgorod. Con el correr de los años, la cantidad de ciudades representadas fue creciendo y para 1960 estaban representadas en la división de honor Rusia, Ucrania, Georgia, Belarús, Estonia, Uzbekistán, Armenia, Moldavia, Lituania, Azerbaiyán, Kazakhstan y Letonia.
El 22 de mayo de 1936, Lokomotiv Moscú y Dínamo Leningrado jugaron el primer partido oficial de la historia de la URSS. Lokomotiv fue fundado en 1923 por trabajadores del ferrocarril, que lo bautizaron como “Club de la Revolución de octubre”. En 1931 cambió al nombre a Kazanka y en 1936 al actual, más emparentado con su industria. Por su parte, Dínamo fue una de las instituciones fundadas por el Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos (el ministerio del interior) en 1923. Viktor Lavrov convirtió el primer gol de la historia para el equipo de Leningrado, que luego perdió 3-1 el encuentro.
Dínamo Moscú se coronó campeón del campeonato de primavera tras ganar los seis partidos, con 22 goles a favor y 5 en contra. Mikhail Semichastny con seis goles fue el máximo goleador del certamen, que tuvo a Dínamo Kiev como subcampeón.
En la segunda mitad del año se disputó otro torneo, con la incorporación de Dínamo Tbilisi de Georgia. Esta vez, el ganador fue Spartak Moscú, tras lograr cuatro triunfos, dos empates y una derrota. El artillero fue Georgi Glazkov, de Spartak, con siete tantos. Por otro lado, también se jugó la primera Copa, en la que Lokomotiv Moscú se coronó campeón tras derrotar a Dínamo Tbilisi en la gran final.
Un siglo pasó desde que Vladimir Lenin y los bolcheviques derrocaron el gobierno provisional de Kerenski y dieron comienzo al gobierno comunista que lideró el país más grande del mundo durante más de cincuenta años. En el medio, su Liga se convirtió en una de las más poderosas del continente y su Selección supo ser campeona de Europa y semifinalista del mundo. La bandera roja ya no flamea en el Kremlin, pero la Copa del Mundo llegará a Rusia en parte gracias al crecimiento de su fútbol durante el siglo XX.