Pocos recuerdan que un club judío había estado afiliado directamente a la AFA entre 1953 y 1968. A la Organización Hebrea Macabi, fundada en 1930, se le aceptó la afiliación para participar en la Tercera de Ascenso (más tarde Aficionados y hoy Primera D) el 22 de abril de 1953, cuando Valentín Suárez presidía la AFA. Medio siglo después, otro presidente de la entidad (Julio Grondona) fue denunciado por discriminación por sus ofensivas declaraciones que intentaban explicar por qué no había árbitros judíos.

Fútbol.-MACABI-juega-en-la-AFA-1953-e1472671734286350El debut oficial de Macabi fue el 2 de mayo de 1953: en la vieja cancha de Acassuso recibió al desaparecido Arsenal de Llavallol y cayó 4 a 2. Jamás tuvo cancha propia. A lo largo de 16 temporadas jugó 362 partidos oficiales. Durante quince años consecutivos participó en la menor de las categorías con discretas campañas, excepto 1954 y 1967, cuando pudo clasificarse para la ronda final. En 1968, en la despedida, militó en Primera C, tras ser campeón invicto de Aficionados el año anterior.

En la conformación de los equipos que inicialmente presentó Macabi se encontrarán sólo apellidos de ascendencia judía.

Hasta contó con el veterano wing izquierdo Ezra Sued, quien había jugado en la Selección y en Racing. Recién a partir de los 60 aparecieron jugadores no judíos. En las formaciones titulares de los dos últimos años, la variación se notaba y seguramente -entre otros factores- terminó pesando a la hora de desafiliarse, luego del descenso de 1968.

Jorge Frost tiene 73 años, es agrimensor y socio de Macabi. En los comienzos fue el arquero. Cuenta que los primeros planteles “estaban integrados por socios de Macabi y por jugadores que llegaron procedentes de Hacoaj y Hebraica”, los otros clubes importantes de la colectividad. “No cobrábamos y entrenábamos dos veces por semana; éramos bien amateurs y auténticos representantes del espíritu macabeo”, agrega.

Jorge Frost, ex jugador del club, recuerda que había gritos de índole despectivo: “En esas canchas, con la gente pegada al alambrado, era inevitable no escuchar algún ‘Judío de mierda’, a veces también te lo decía un rival”.

Frost recuerda que había canchas muy difíciles: “En Juventud de Bernal una vez nos corrieron a cuchillazos y sólo había dos policías. En general, la policía era muy localista”. También recuerda que había gritos de índole despectivo: “En esas canchas, con la gente pegada al alambrado, era inevitable no escuchar algún ‘Judío de mierda’, a veces también te lo decía un rival”.

Ricardo Lima (65) debutó muy joven en Macabi. En 1964 pasó a Atlanta, se fue a Mendoza y volvió al club en 1968. “Era un pibe cuando un vecino del barrio, un tal Levy, me vio jugar en los potreros de Jonte y Emilio Lamarca, y me llevó a Macabi. Practicábamos en una sede anexa ubicada en Corrientes y Malabia y en la cancha auxiliar de Atlanta”.

En 1967, Macabi salió campeón invicto y obtuvo el ascenso a la C. Osvaldo Pairoux hijo del recordado delantero de los 40 Norberto Pairoux (Newell’s, Atlanta, Independiente y la Selección), jugó algunos partidos en aquel equipo. Con 63 años, relata que “la mayoría trabajaba, pero recibíamos algún pequeño dinero. Apenas cinco o seis dirigentes estaban con el equipo. Aun así, cuando salimos campeones nos recibieron muy bien”.

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En 1968 Macabi encaró su primera y única temporada en Primera C. Llegaron algunos refuerzos, como el citado Lima; otro ex Atlanta, Juan Carlos Monge, y el hoy conocido DT Ángel Celoria. Terminó penúltimo en la sección A. Esa posición lo condenó a jugar la Reclasificación pero no pudo conservar la categoría.

Con el descenso llegó la decisión de desafiliarse. Pairoux afirma que “fue por la cuestión monetaria. Jugar en la C incrementó los gastos. Había que jugar lejos, como en Rosario˝. Para Frost “la participación en el fútbol de la AFA ya no estaba bien vista. El deporte principal del club siempre había sido el básquet.

El factor económico definió la desafiliación. Luego del campeonato, los jugadores pidieron más plata para jugar en la C”.


*Publicado originalmente en el número 22 de Un Caño. Febrero de 2010.