Kang San es joven, lindo y talentoso jugador de básquet. Pero también es pobre. Estamos a fines de los años 30 en una ciudad que parece ser Seúl. Es el final de la extensa ocupación de Japón sobre una Corea todavía unida y la vida de la mayoría de los coreanos es miserable. La Segunda Guerra está en el horizonte.

Así arranca la novela Basketball (Corea del Sur, 2013), a la que llegamos buscando videos de partidos de la liga de Corea del Norte para confirmar o refutar un extraño dato sobre su sistema de puntación que llegó a la redacción de Un Caño. La serie, 18 capítulos de una hora que se pueden ver acá con subtítulos en español, es un culebrón hermoso. Si en Canal 13 triunfó una novela turca, esta no puede fallar. Dejá Chueco, no nos debes nada.

basketball2San trabaja de noche en los barrios bajos y estudia de día bajo el yugo de un tiránico maestro japonés. Persigue el sueño deportivo habitual, el de ayer, hoy y siempre, triunfar para escapar de la pobreza y salvar a la vieja. En ese camino se va a enamorar de la bonita Choi Shin-young, la hija de un industrial cipayo, dueño del equipo donde anhela jugar pero la corrupción nipona se lo impedirá.

Shin-young quiere ser periodista contra los deseos tradicionales de su padre y sueña con amores de película, más allá de toda diferencia social. El previsible triángulo amoroso se completa con la figura del básquet coreano, un tipo adorado por todos e idolatrado por San, que será su rival en el parqué y en el amor.

El formato es el típico de las telenovelas, con todos sus clichés, pero la serie engancha por la épica deportiva que pone para contar las historias de los pibes de origen humilde que, como Kang San, formaron el único equipo de básquet de Corea unificada que participó en un Juego Olímpico. Son recordados aún por la hazaña que consiguieron en Londres 1948, al clasificar a la segunda fase.

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Los coreanos fueron primeros por diferencia de puntos en un grupo de seis equipos que terminó con un quíntuple empate. Triunfo 29-27 a Bélgica en el debut, perdieron con Filipinas 33-35 y con China, dura derrota, 48-49. Golearon a Iraq 120-20 y, en la última fecha, vencieron 28-21 a Chile para clasificarse. El sueño terminó en octavos contra México (32-43), cuando ya habían hecho historia. Para dimensionarlo vale decir que Argentina, que dos años después fue campeón mundial con Furlong y compañía, en ese JJOO no pudo pasar el grupo que compartió con EEUU, aunque fue el único que le hizo partido al quinteto que luego fue campeón.

Cada capítulo de la serie comienza con entrevistas con los sobrevivientes de esos inicios del básquet coreano, todos viejitos piolas de más de 70 años. “Ganarse la vida no era fácil”, recuerda uno que tiene 98 años. Otro, de 90, explica que jugaban en canchas de tierra, descalzos o con sandalias de mimbre, porque no tenían una moneda. Todos detalles que la serie sabe contar con dramatismo mientras habla del amor, carnal y filial, de la ilusión por progresar, de las humillaciones japonesas del pasado y hasta se permite algunas críticas, sutiles e inteligentes, al dios dinero y al rol de la mujer en la sociedad coreana.

Quedamos enganchados, no lo vamos a negar. Dentro de 17 capítulos les contamos como termina.