Cuando uno se sienta a ver United, una película británica filmada para la televisión en 2011, ya tiene claro cuál será el momento culminante, y al mismo tiempo el más difícil de mirar: aquel accidente aéreo en Múnich que, en 1958, sufrió el plantel de Manchester United y que costó la vida de varios jugadores de los llamados “Busby Babes”.
Se trata de un film amable, bien ambientado, creíble y filmado por el director James Strong, para contar la historia de un equipo de jugadores nacidos en club, que tenía un juego vistoso y que ganó un par de ligas con un promedio de edad de 21y 22 años consecutivamente. Pero que se transformó definitivamente en legendario a partir de una desgracia. Y de un jugador símbolo que vivió aquel desastre y lo sobrevivió para transformarse en héroe del club: Bobby Charlton.
Para ser estrictos, el personaje de Charlton –encarnado por un tal Jack O’Connel, mucho gusto- se erige como figura principal del relato porque aparece como juvenil y se incluye en un plantel que ya existe, en el que conviven un DT respetadísimo como Matt Busby y algunos jugadores desfachatados y rebeldes encabezados por el talentoso Duncan Edwards.
El descubrimiento del histórico Bobby como jugador, sus comienzos en el club, su consolidación en primera, su amistad con los compañeros conocidos y su relación con Jimmy Murphy, asistente de Busby, son algunos de los pequeños hitos históricos que nos van llevando lentamente al inevitable accidente aéreo.
Lógicamente, el momento llega. Bien medido. Bien esperado. Con su villano de turno, y todo: una razón inesperada para viajar cuando no hay que viajar. En el momento preciso de la narración. Para sorpresa de nadie, y con una buena dosis de golpe bajo que se puede anticipar cuando se tocan temas tan sensibles.
Lo que no puede prever el espectador es la maestría que se logra en la narración de esa escena. La tensión que se logra a través de los climas, las caras de los jugadores, la nieve, ese avión que empezamos a descubrir como defectuoso. El director James Strong logra contar lo que todos estamos esperando e igual generar un suspenso raro, porque nos otorga la certeza de que los personajes comparten nuestra certidumbre de que algo malo pasará. El cineasta nos lleva y nos trae alrededor de una indecisión –abordar o no, despegar o no- para que aterricemos en el golpe contra el blanco de Múnich y despertemos junto a Charlton tras la tragedia helada.
Veinte de los 44 pasajeros de aquel avión murieron. La gran pérdida generacional para el fútbol fue la de Duncan Edwards, que tenía apenas 21 años. Varios resultaron heridos, entre ellos el DT Busby.
La película (que se puede mirar completa en Youtube) se concentra menos en el daño histórico que en el impacto emocional de algunos protagonistas. Resulta más informativa que morbosa y aclara algunos detalles que pueden ser desconocidos incluso para los que están familiarizados con la historia de la tragedia.
Además, en la trama se destaca el papel de Jimmy Murphy –que reemplaza a Busby en su puesto mientras éste se recompone tras el accidente-en la reconstrucción de una gloria que parece disiparse. También se rescata la difícil situación de un Charlton que perdió a varios amigos y amenazó con alejarse del dolor que le provocaban el fútbol y las canchas. Particularmente, esa cancha, tan suya, tan de su ciudad. Ese Old Trafford cuya aura él ayudó a construir.
Son 93 minutos de una fábula que vale la pena. Desde este humilde espacio, los invitamos a conmoverse descubriendo una vez más lo mucho que ya saben de la humanidad, la tristeza y la resurrección que puede ofrecer el fútbol.