“Si estuviera acá, ahora, me lo llevaría a mi casa”, dicen varios. Otros hablan de abrazos postergados o de cenas pendientes. Los testimonios se suceden en el mismo tono emotivo. Sus excompañeros y familiares hablan con nostalgia, y un dejo de impotente culpa, sobre Omar Oreste Corbatta. Todos quisieran haber hecho algo más por él.

Pero Corbatta los gambeteó, se perfiló para un lado y, con un gesto mágico de caderas y pies, se escapó hacia otro. Como lo hacia en la cancha, en la punta derecha, con la espalda contra la recta de cal. Esa escurridiza historia es la que persigue el documental El Arlequín (2013), que desde hace unos meses se puede en ver entero en Internet (Y al final de este texto).

afiche grandeMartín Elordi, periodista y líder del grupo de rock Viejo Smoking, encabezó la investigación, de la que participó toda la banda. “La peli sobre Corbatta comenzó como un experimento”, explica. El documental surgió como continuidad del tercer disco de la banda, Golazo, en el que cada tema homenajea al fútbol. La canción de Corbatta los embarcó en esta aventura.

“La película es por un tipo que se escapa o lo abandonan, no sabemos que pasó porque todos los días nos cuentan una nueva” -agrega Elordi-. “Voces infinitas que reflejan a un hombre con un imán especial para atraer gente; pero, a la vez, tan solitario, tan conflictivo. Es triste, pero hermoso a la vez. Emocionaba, jugando o no. Y con eso ya es suficiente como para argumentar un guión, investigar y rodar”.

El meritorio trabajo documental se destaca por la cantidad de entrevistas con compañeros de Corbatta, en especial los testimonios de los que jugaron con él en sus pasos por pequeños equipos del Interior. La reconstrucción del azaroso periplo de El Arlequín por Roca, Cipolletti y Benito Juárez, jugando por casa y comida, es uno de los grandes aportes de esta película.

La escasez de imágenes de juego, hay pocos registros de Corbatta y el material de archivo es muy costoso para una producción artesanal de este estilo, las imperfecciones estéticas y otras falencias formales, se superan en la película con ingenio, exponiendo el proceso productivo. El espectador, se lo presupone joven y desconocedor, se suma a los pibes de Viejo Smoking para indagar de cero sobre la vida de un viejo futbolista que jugaba de algo que llamaban “wing”.

“Corbatita”, como lo menciona Maschio cada vez, deslumbraba por su habilidad circense con la pelota y enamoraba por su personalidad despojada. Por su bondad sin límites. La película construye un Corbatta sin dobleces. Un tipo de origen muy humilde, inocente y desprendido, del que muchos se aprovecharon. Y los que lo querían, los que ahora hablan de él, lamentan no haber podido o no haber sabido cuidarlo.

El Arlequín se suma a ese rescate atemporal. Para alcanzar a Corbatta en la gambeta final, protegerlo del olvido y verlo desbordar hasta la eternidad. El gol está ahí, para verlo.