Más temprano que tarde -es intención de estas líneas acelerar ese demorado proceso- llegará el día en el que todos los argentinos hagamos justicia con un compatriota que, por sus genuinos méritos, está en condiciones de engrosar esa nómina de celebridades universales nacidas en nuestro suelo, que nos representan cabalmente.
A los San Martín, Gardel, Evita, Fangio, Borges, El Che, Piazzolla, Maradona y por supuesto al Papa Francisco, ha llegado la hora de sumarles al luchador Antonino Rocca, campeón mundial peso pesado de lucha y único argentino que se enfrentó con Superman , con quien además colaboró en su denodado combate contra El Mal, en Metrópolis.
El protagonista de nuestra historia nació en Treviso, Italia, en 1927 y se crío en Rosario. Su verdadero nombre era Antonino Biasetton. Hijo de un hogar humilde, practicó deportes desde su juventud. Su disciplina favorita era la gimnasia acrobática, pero también se destacó en fútbol y rugby, donde combinaba su metro 85 y sus casi cien kilos con una ejercitada elasticidad.
Hacia mediados de los 40, llegó a Rosario un tal Stanislaus Zbyszko, un polaco ex campeón mundial de lucha, devenido entrenador. Andaba por Sudamérica en busca de nuevos talentos para representar e incorporar al negocio de las peleas en Estados Unidos, donde el catch y la lucha -en todas sus variantes- hacían furor. Impresionado por la agilidad y el físico de Antonino, el polaco Zbyszko lo convenció de entrenarlo, enseñarle los rudimentos de la lucha y conseguirle peleas en el país del norte.
En 1948, con el seudónimo de Antonino Rocca, debutó en la lucha libre profesional y rápidamente ganó prestigio entre los aficionados que lo bautizan como El hombre centauro. Su reconocimiento y su fama fueron en aumento y cuando, por problemas contractuales con las diversas entidades que regulan la actividad, Antonino debió cambiar su nombre, eligió hacerse llamar -por un par de temporadas- Argentina Rocca.
Con frecuencia combatió en el Madison Square Garden como atracción principal y el auge de la televisión logró que sus célebres maniobras aéreas, tras impulsarse con las sogas del ring, se hicieran populares en todo el territorio norteamericano.
Sobre finales de la década del 50, después de acumular cantidad de títulos -entre ellos un campeonato mundial de los pesados-, se consolidó como un Face. En la jerga de la lucha libre, así eran llamados los atletas técnicos, exquisitos, moralmente correctos. Esos que ganan en forma heroica y sin trampas y que siempre consiguen el apoyo amistoso de la audiencia.
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Esa popularidad y la admiración que despertaba entre los niños con su batería de tomas –la backbreaker argentina, la hurricanrana, la victory roll, entre otras- persuadieron a Jerry Siegel, guionista de la editorial DC, de incluir a Antonino Rocca en un episodio del comic Superman, que apareció en las bateas en agosto de 1962: The downfall of Superman.
El argumento -bastante rebuscado- versa sobre una emboscada que Superman le tiende a un ladrón para recuperar un valioso botín oculto. Conocedor del fanatismo por la lucha libre del delincuente, Superman participa de una pelea de exhibición enfrentando a nuestro Antonino Rocca. El argentino resulta más fuerte y logra vencer a Superman, incluso lo arroja fuera del ring. Pero todo eso no es más que parte del plan que pergeñó El hombre de acero para recuperar el botín robado.
Finalmente Superman, con la colaboración de otros dos Superhéroes y su perro Krypto, pero fundamentalmente gracias a la audacia de Antonino Rocca, logra desbaratar los planes del ladrón y recuperar lo robado.
(Para aquellos que quieran deleitarse con las disparatadas alternativas de la historieta, más abajo la reproducimos íntegramente, eso sí, en inglés.)
Los que intentamos leer la realidad desde una mirada poética, tenemos claro que esas cuatro o cinco páginas que conforman la historieta, son el punto culminante de la vida de Antonino, nuestro querido compatriota. Para nosotros, ese Antonino dibujado por Curt Swan para la tira, no es ningún dibujo, tiene alma: es Antonino, el de carne y hueso. Y eso lo lleva a lo más alto del podio del deporte argentino. Junto a Fangio y Monzón, junto a Manu y a Diego.
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Luego de su retiro de los cuadriláteros, Antonino Argentina Rocca asumió su previsible destino de entrenador y más tarde, comentador televisivo. Anduvo unos años por Puerto Rico, reclutando luchadores. No mucho más. Siempre le preguntaban por Superman.
Finalmente, en 1977, cuando ya se había acostumbrado a que la gente se le acercara todo el tiempo sólo para recordarle los detalles de aquella memorable lucha, a causa de unas complicaciones producidas por una infección, murió en Nueva York a los 49 años.
En 1978 Superman enfrentó Muhammad Ali en la que fue su segunda y última incursión en los caudriláteros. Contra Clay le fue peor que contra Agustino Rocca, terminó en el hospital.
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La hIstorieta completa con la lucha Rocca vs Superman, a continuación.