Juan Domingo Rocchia, capitán de Ferro, se la pasó a su compañero Carlos Alberto Arregui y el árbitro marcó tiro libre para Huracán. Nadie entendió bien por qué estaba pitando el referí, Juan Carlos Demaro. Se armó un remolino alrededor del juez, un reclamo para ver qué había cobrado. Rocchia terminó expulsado por protestar. Los de Huracán, algo incrédulos, fueron a sacar el indirecto.
El juez –explicó después- sancionó a Ferro por no atacar. Una regla que no existía, pero que no le pareció mal aplicar. “Entendí que hubo deslealtad por parte de los jugadores de Ferro. Fue un acto de mala fe, defraudaron al público. Rocchia y Arregui se hicieron entre 12 y 15pases, y como entendí que había un hecho desleal sancioné a Ferro con un tiro libre en su contra”, explicó el árbitro de aquel juego según el diario Clarín del 3 de agosto de ese mismo año.
“Tengo facultades para hacer lo que hice, aunque eso no esté en el Reglamento (sic)”, dijo el árbitro después del partido, según el sitio Ferropedia. Era 1 de agosto de 1982, y se había jugado la tercera fecha del Metropolitano, en Parque Patricios.
No se atacaban, y era una injusticia. Todos los deportes tienen un final. En el vóley, los tres pases; en el básquet, los veinte segundos; en el boxeo, hay que pelear… ¿Y por qué no en el fútbol?”.
“Es cierto que los hombres de Huracán no fueron a buscar la pelota, pero ellos estaban defendiendo. Después de esa jugada les dije a los jugadores de Ferro que fueran para adelante porque si no agarraba la pelota y me iba de la cancha”, relató.
En los años ’80, Ferro Carril Oeste tenía un equipazo dirigido por Carlos Timoteo Griguol. Campeón por primera vez en el Nacional de 1982, llegaba a ese partido con el títuo bajo el brazo y una racha de 24 partidos sin perder. Estaba lleno de nombres célebres y buenos talentos: además de Rocchia y Arregui estaban Cacho Saccardi, el Beto Márcico, Oscar Garré, Héctor Cúper, Claudio Crocco y el goleador Miguel Ángel Juárez. Y pasó eso tan raro que pasó.
El fantasma que sobrevoló la cabeza del juez fue el de aquel partido polémico del Mundial 82 entre Alemania y Austria, en el que arreglaron igualar para perjudicar a Argelia, rival directo de ambos en el grupo. “Escuché los silbidos de la gente y recordé Alemania-Austria”, admitió. Muchos años más tarde (en 2011), amplió el concepto en una entrevista con Un Caño: “Yo había visto el Alemania-Austria de 1982, que con el uno a cero de los alemanes dejaba afuera a los argelinos. No se atacaban, y era una injusticia. Todos los deportes tienen un final. En el vóley, los tres pases; en el básquet, los veinte segundos; en el boxeo, hay que pelear… ¿Y por qué no en el fútbol?”.
Demaro también contó por qué le mostró la roja a Rocchia: “El jugador me preguntó qué había cobrado y por qué, de muy mala manera, y por eso lo castigué con una tarjeta amarilla. Cuando estaba por reanudar el juego, el juez de línea Carlos Aranguren me dijo que había escuchado a Rocchia insultarme, por eso procedí a expulsarlo”.
Angel Norberto Coerezza, director de la Escuela de Árbitros, reconoció la buena intención del juez pero la catalaogó de equivocada: “Entiendo la buena intención de Demaro con respecto al público, pero se equivocó”. Y explicó que la FIFA no daba atribuciones al árbitro para corregir una situación del estilo, incluso en caso de percibirla, porque no estaba en contra del reglamento. “Esa medida no trascendió porque la hice yo, pero si la hubiera hecho alguno de los preferidos de Coerezza hubiera trascendido”, se defendió Demaro.
Según Ferropedia, el periodista de Clarín fue un tal Alfredo Leuco, quien “destacó en su comentario que, en las tribunas, los de Oeste cantaban loas a Griguol y los de Huracán, a Menotti”.
El partido terminó 0-0.