El 34 por ciento de los jugadores de Primera División del fútbol argentino admite que fuma. La marca que prefieren: Chesterfield. Casi el 50 por ciento asegura que su comida de cabecera es 
la carne. Son más los futbolistas que van a pie que los que tienen auto y solamente 67 cuentan
con teléfono propio. No hablamos de celular, nada de eso: nos referimos al teléfono de línea instalado en su casa. Y no hablamos, tampoco, de la actualidad. Sino de una foto social y deportiva que tiene más de 50 años.
Precisamente en 1963, El Gráfico llevó adelante una encuesta con “los 188 jugadores de los 14 clubes de Primera”. Aquella investigación -así la llamó la propia revista- contenía algunas preguntas realmente increíbles y algunas respuestas que marcan cuánto cambió la forma de vida de los futbolistas.
La presentación de la nota ya anunciaba que había más jugadores casados que solteros, y aclaraba que 95 de ellos tenían educación primaria, 90 educación secundaria y 11 educación universitaria.
Además se les preguntó a los futbolistas si miraban televisión, si iban al cine, cuál era su estilo de música favorito, si fumaban (¿se imaginan preguntar eso hoy? ¿Y que respondan con sinceridad?), si poseían auto o casa propia, en qué invertían su dinero, si eran religiosos y cuál era su comida favorita –entre otras formalidades como la edad y el lugar de procedencia-.
El paneo pudo completarse por una planilla que se completó con los datos de cada uno de los clubes. La revista publica, como ejemplo, el de River Plate (que pegamos aquí porque nos parece una evidencia increíble).Podemos deducir, por ejemplo, que Délem, nacido en San Pablo, soltero y sin hijos, fumaba Parliament, le gustaban los fideos, leía novelas policiales y el diario La Razón, miraba Los Intocables en la tele, tenía un Fiat 600, había comprado una terreno en Brasil y disfrutaba del Jazz.
Jazz y tango ganaban por escándalo en los gustos musicales. La cumbia, por supuesto, no figuraba. En cuanto a la TV (144 de los 188 admitieron consumir con frecuencia y entusiasmo) se imponían las series de acción y de Lejano Oeste, con los programas cómicos de Pepe Biondi en segundo lugar. En el cine la mayoría gustaba de las películas de Kirk Douglas o Burt Lancaster.
Algunas respuestas son antológicas. Cuando se habla de religión, por ejemplo: “152 se manifestaron religiosos. De los restantes, 7 creen en Dios pero se abstienen de la práctica religiosa y 1 cree en la gente”. Lamentablemente, no aclaran quién. Los 28 restantes se declararon no creyentes.
A la hora de hablar de la comida, El Gráfico se pone erróneamente erudito y levemente aleccionador. Transcribimos: “Las aficiones gastronómicas de nuestros jugadores son indudablemente carnívoras, como lo prueba la preferencia por el asado criollo (45 de los entrevistados) y por el churrasco con ensalada (43 jugadores). Indudablemente es el alimento que más conviene para su actividad. Pero 32 declaran gustar de la comida variada y 23 de las pastas, que no parecen asustarlos con la amenaza de la obesidad. Otros 18 se mostraron partidarios de las milanesas”.
La negrita es nuestra y es intencional: habría que discutir a fondo las nociones de nutrición de la época.
En cuanto a los coches, “las marcas de mayor preferencia varían entre el Fiat, el Renault Dauphine y el Ford Falcon”. El dato que más parece marcar el cambio de estatus del deportista es el siguiente: de los encuestados, sólo 78 tenían auto y 2 tenían moto. Es decir que 108 se arreglaban con el transporte público.
El jugador más joven tenía 17 años, y era apenas uno. La edad más repetida entre los futbolistas era 21 años. La mayoría era de Capital Federal y Provinicia de Buenos Aires (54 y 51, respectivamente). Santa Fe tenía 27 representantes. Córdoba 10.
De los 188 jugadores, 97 eran casados y 90 solteros. Sólo había un viudo. Tampoco se aclara quién era.
Ya dijimos que más de un tercio de los futbolistas fumaban. La mayor parte de los que se declaraban adeptos al cigarrillo consumía “cigarrillos rubios importados”. La revista aclara: “Son pocos los que fuman negros”.
