“No estamos luchando solo por dinero, sino por derechos”. Podría ser el discurso de cualquier trabajador argentino en estos tiempos críticos, pero es el de uno de los mejores futbolistas europeos de la actualidad. Christian Eriksen fue la voz del plantel de Dinamarca, que en los últimos días ha protagonizado un conflicto con la Federación nacional por la renovación del contrato de imagen y publicidad. Esa discordia provocó la ausencia de las estrellas danesas en la primera fecha FIFA posterior a la Copa del Mundo.

La más llamativa consecuencia de la protesta de los profesionales fue la disputa de un insólito amistoso entre el equipo A de Eslovaquia y un combinado danés formado por jugadores de segunda y tercera división y hasta varios del seleccionado de futsal. El resultado fue anecdótico, porque no fue más que un entrenamiento con público. Los eslovacos ganaron 3-0 frente a un rival que jamás mostró un nivel parecido al de una Selección mundialista.

Christoffer Haagh, de 31 años, fue el arquero titular. En su carrera jugó 50 encuentros con la Selección de futsal, que ni siquiera está entre las mejores de Europa (solo una vez se clasificó a una Copa del Mundo). En el banco de suplentes estuvieron sus compañeros del club Jægersborg Boldklub Christian Bommelund Christensen, Kevin Jørgensen y Louis Veis, todos sin ningún tipo de experiencia en el fútbol de once. También ingresó Adam Fogt, un trabajador de televisión que también juega al futsal y se hizo un bizarro gol en contra.


Después de la convocatoria para la fecha FIFA de septiembre, que incluye el comienzo de la Liga de las Naciones de la UEFA, estalló el conflicto. El sindicato de jugadores no llegó a un acuerdo con la Federación Danesa de Fútbol -DBU por sus siglas en danés- y solicitó un mes más de vigencia del viejo contrato, algo a lo que la DBU se negó. Entonces, cuando Eriksen y sus compañeros ya estaban en Bratislava, la Federación difundió una nueva lista de convocados, con amateurs y jugadores de futsal.

“Seleccionamos un equipo con jugadores que quieran jugar para Dinamarca. Estos dos partidos son decisivos para que la UEFA no nos mande al quinto pino”. Claus Bretton-Meyer, el presidente de la DBU, no tardó en ponerse en su papel de patrón y  “despidió” a toda su fuerza productiva. Incluso, licenció al entrenador Age Hareide y llamó a John Jensen, campeón de la Euro 92 y ex ayudante de campo de Michael Laudrup.

Según informó el diario catalán La Vanguardia, los futbolistas de la Superliga (máxima categoría del fútbol danés) habían aceptado jugar, pero no fueron convocados por el “acoso” sufrido por sus compañeros. Por ese motivo un psicólogo viajó con quienes sí aceptaron. La delegación salió a escondidas en un autobús a la puerta de la sede de la DBU en Brøndby. Surrealista.

Las partes llevan negociando sin éxito desde el pasado verano un nuevo acuerdo que sustituya al que expiró tras el Mundial de Rusia, en el que Dinamarca cayó en octavos de final. Se busca regular la participación de los jugadores en actos publicitarios de la selección y evitar los posibles conflictos con sus propios patrocinadores personales. El acuerdo, firmado en 2015, provocó un conflicto en el pasado entre las dos partes por una diferencia de interpretación, que acabó con una sentencia del Tribunal de Arbitraje que obligó a la federación a pagar 3 millones de coronas (unos 400.000 euros).

Con esta increíble resolución, la Federación danesa evitó las sanciones de la UEFA, pero se verá en el ridículo de afrontar el debut en la Liga de las Naciones con un equipo repleto de amateur y con algunos que ni siquiera son futbolistas.