En 1998, Ariel Ortega hizo un golazo contra Irlanda jugando para la Selección. Si lo buscan en Youtube, lo encontrarán etiquetado como el mejor que hizo con la camiseta albiceleste, y puede ser que sea cierto. Ocurrió en un partido amistoso y eso lo hizo un poco menos inolvidable.

Acá está:

Hasta los comentaristas de la TV irlandesa tienen que admitir que fue hermoso. La charla de fondo, en inglés, se admira por la técnica del Burrito al picar la pelota en la definición. Y la verdad, la pone en el único lugar en el que parecía posible meterla, para el desencanto de un defensor que intentaba sacarla en la línea.

Aquel día, en Dublín, en un partido previo a al Mundial de Francia, el equipo que dirigía Daniel Passarella (con una formación muy parecida a la que usaría en la Copa del Mundo) ganó 2-0. Batistuta había marcado el primer tanto a los 27 minutos. Orteguita cerró el marcador con esa joya, a los 41.

Acá va de nuevo, en cámara rápida y con los relatos de Araujo:

Hace poco descubrimos que existe un gol que es el reverso de aquel, la imagen especular casi exacta de esa genialidad. Borges se volvería loco si viviera. Y le gustara el fútbol. Y no fuera ciego.

En 2011, México jugó contra Estados Unidos -como agregado: en Estados Unidos- la final de la Copa de Oro de la Concacaf. El equipo azteca ganaba 3-2 y, cuando faltaban 15 minutos para terminar el juego, Giovani Dos Santos recibió la pelota en el área rival, un poco ahogado por el arquero. Empezó a enganchar hacia atrás. Si el Burrito lo hizo desde la derecha, él lo hizo desde la izquierda. Y definió por arriba, pero con zurda en lugar de con derecha. Gol. Golazo. 4-2. México campeón.

Trece años más tarde, el mismo golazo en el espejo.

Admitimos que hay leves diferencias entre las acciones. El arquero apura un poco más al mexicano, mientras que Ortega hace pasar de largo a un defensor. En la corrida inicial, el argentino le gana en carrera a su marcador mientras que Gio entra en diagonal en busca de la pelota y gambetea algo más erguido. También parece haber todavía más gente dentro del área en la acción de Dos Santos. Además el suyo valió un título, de visitante, contra el clásico rival. Muchos mexicanos opinan que ese fue, sencillamente, el mejor gol de la historia de su selección.

Sin embargo, es la primera vez que vemos dos goles tan increíblemente simétricos y tan imposiblemente invertidos.