Mauricio Macri gobierna con y para Clarín y La Nación, entre otros acorazados, pero los diarios le parecen una antigualla. Su especialidad, prescrita enfáticamente por el retinto Durán Barba, es generar la ilusión de un mensaje puerta a puerta, customizado.
Para eso el PRO dispone de la subsecretaría de Vínculo Ciudadano, una pequeña mafia 2.0 que se desquita de cualquier atisbo de oposición a través de la calumnia sistemática infligida por usuarios fantasma. Además, comunica la producción de una dependencia vecina e interconectada, la subsecretaría de Globos, Serpentinas y Petardos (de allí provienen los informes sobre las maravillas cotidianas, es decir las modulaciones de la Alegría), a través de distintas cuentas (las del presidente, entre otras) y de diversas redes sociales.
Como los chequeos aseguran que garpa más el perfil familiero, pantuflero y romanticón del presidente, por ejemplo, asistimos,en todos los soportes (acá se prenden hasta las momias del papel, desde las tribunas de doctrina hasta la prensa de alcoba), al crecimiento de Antonia documentado día a día, travesura a travesura. O a las escenas domésticas de sus padres, sazonadas por alguna frase inane, que jamás tiene que ver con la maldita política.
Esa cabalgata de intimidades tiene su contraparte en el ágora, outdoors. Así, los aburridos protocolos a los que obligan a Mauricio siempre adoptan su escala humana con los dulces chupones a Juliana Awada. Nuestro presidente jamás permitiría que las gélidas cuestiones de Estado interfirieran en su corriente incesante de amor. Al fin y al cabo, esas reuniones donde se abordan fatalidades mundiales como la industria de la guerra están muy lejos de Luis, de Cacho y de Elsa, de los vecinos entrañables que acuden a la puerta con un mate cuando los militantes del PRO, firmes junto al pueblo como los pioneritos cubanos, salen de timbreo.
Juliana es, ¡ay!, lo chic, la utopía anatómica de la clase media, belleza y distinción que honra a los argentinos hasta en palacios imperiales y papales. Y lo que tiene de agraciada, lo redobla de discreta. Asume sus labores conyugales con la sobria luminosidad de una misionera. Ahí está para acomodarle el nudo de la corbata, estamparle un beso y escoltar decorativamente, con gusto aristocrático, al primer mandatario y consorte.
La pareja es un primor. Canchera, poderosa sin alardes, linda. Marido y mujer, siempre enamorados, antes que Presidente y primera dama. Pero el viaje a Nueva York dejó al descubierto la remota inspiración que tiene esta puesta en escena. No fueron los monjes negros de la comunicación PRO, ni la usina de twitters, ni las recomendaciones de Ravi Shankar los responsables del último ajuste de imagen de Mauricio y Juliana. Las fotos de ambos en bicicleta por las calles del Central Park, relajados, sorbiendo el aire de una gran ciudad del primer mundo son la cita de otra dupla de amantes glamorosos y felices: Claudia Sánchez y Nono Pugliese.
Es indudable que los cráneos que distribuyeron las fotos del matrimonio presidencial en la Gran Manzana abrevaron en las propagandas de televisión que, desde finales de los años sesenta, realizó para los cigarrillos L&M la agencia Yuste Publicidad, una institución adelantada en el rubro, fundada en 1940, cuando las nociones de marketing eran puro pálpito.
Claudia era una modelo muy classy. Nono, modelo también, luego productor, tenía porte de playboy un tanto bohemio. Juntos eran dinamita y los avisos los mostraban de paseo por Francia, Italia, las Islas Vírgenes y así hasta agotar los sets naturales más sofisticados. Mientras la espléndida yunta gozaba del turismo perpetuo, sonaba una canción pegadiza. Alguna la compuso el propio Nono, cuya distracción artística era la música. En su CV figura un súper hit como “Tiritando”, inmortalizada por Donald. “L&M marca su nivel”, decía el eslogan. En aquel entonces, las publicidades todavía no tuteaban al público.
Entre tantos sapos de cocina rápida que el PRO nos convida a diario, una secuela de la saga de Claudia y Nono, la versión respetuosa de un clásico tan logrado como aquellos clips parece todo un avance. Eso sí, tendrían que citar la fuente.