Hay partidos que son mucho más que eso. Porque el fútbol tiene como costumbre trascender el ámbito deportivo y lo que puede parecer un simple encuentro entre dos clubes o dos Selecciones es capaz de transformarse en un evento cultural y social muy importante para una comunidad o un pueblo. El amistoso entre St. Pauli y Rayo Vallecano fue eso: el símbolo de la unión de dos grupos de personas que en realidad son uno.
En Hamburgo y en Madrid hay muchos equipos de fútbol. Algunos tienen títulos nacionales, europeos e intercontinentales y otros ni siquiera juegan en el ámbito profesional. Pero la enorme mayoría tienen algo en común: privilegian el aspecto deportivo-económico por sobre lo demás. Salvo dos. St. Pauli y Rayo primero son instrumentos del pueblo para expresarse y para intentar transformar la realidad y después son instituciones deportivas. Eso los convierte en únicos. Y en indispensables.
Hermanados desde hace años por su militancia de izquierda y popular, ambos equipos decidieron jugar el partido más amistoso que existe. Se disputó en el estadio Millerntor de Hamburgo y el local ganó 4-2, pero el resultado no le importó a nadie. Porque la gente no fue sólo a ver fútbol, fue a festejar el hecho de pertenecer.
Los orígenes de las ideologías de izquierda y anti-fascistas de Rayo y St. Pauli son diferentes pero igual de potentes. Vallecas es un barrio obrero de Madrid, en el que sus habitantes deben luchar cada día por una vida más justa. En ese contexto, la aparición de un club como Rayo se dio de forma natural. Algo similar ocurrió en la calle Reeperbahn de Hamburgo. Allí, en la pecaminosa noche del distrito de Sankt Pauli, nacieron los ideales anarquistas, comunistas y socialistas.
Es imposible no hablar de política cuando se habla de estos clubes. Podrán ganar, perder, ascender o descender, pero la militancia de su gente supera todo resultado. Forjaron una identidad desde allí, desde la coherencia de sus discursos y sus acciones. Apoyaron las causas de los desposeídos en la ciudad y fuera de ella y son el ámbito en el que el pueblo se encuentra.
Hoy, el equipo alemán juega en la segunda división de su país y Rayo viene de una gran campaña en la Liga española. Maier, Sobiech, Gonther y Thy convirtieron para el local, mientras que Raúl Uche y Alex Moreno anotaron para la visita. Antes, durante y después del partido, se vivió una fiesta. Y ambos renovaron su compromiso. Porque el fútbol es el principal entretenimiento del pueblo y también puede ser su vehículo de expresión.