Millones de argentinos ignoran quién fue, pero sí conocen a Fangio, De Vicenzo, Monzón y Vilas. Sólo entre quienes han transitado siete décadas de vida perdura algún recuerdo de ella, datado de los años ’40 y ’50. Tiempos en los que la santafesina Mary Terán de Weiss desarrolló una brillante carrera que la catapultó a los primeros planos del tenis local y mundial. Pero su vida no se redujo sólo al glamour de los courts, como uno podría prejuzgar que ocurría en el cerrado y elitista ambiente tenístico de aquella época, mucho antes de que Guillermo Vilas, primero, y Gabriela Sabatini, después, popularizaran ese deporte. Mary Terán se identificó claramente con el gobierno peronista derrocado en 1955. A partir de ahí sufrió el exilio y, tras su regreso, el menosprecio y el olvido, incluso luego de su muerte en 1984.
Nació en Rosario en 1918. Su padre atendía el buffet del Rowing Club y posteriormente se independizó para instalar un local gastronómico propio a orillas del Paraná. Desde muy pequeña practicó deportes: natación, remo y tenis. Luego pasó a entrenar en el tradicional Club Atlético del Rosario, hasta que llegó a Buenos Aires.
En 1939, Mary Terán obtuvo su primer éxito importante: se adjudicó el Campeonato del Río de la Plata, el más antiguo del país, llamado “Wimbledon de la América del Sud” y organizado por el Buenos Aires Lawn Tennis Club. La rosarina lo ganó siete veces más en la década del ‘40, durante la cual también conquistó el Campeonato de la República. Ocupó el puesto número uno del ranking nacional en cinco oportunidades. Pero tuvo una gran proyección internacional, ya que paseó su juego por todos los continentes, participando en los principales torneos.
En 1940 conoció a quien sería su marido, Heraldo Weiss, un conocido tenista que por esos años predominaba en la disciplina junto con Alejo Russell y Enrique Morea. Mary Terán era una mujer bonita y coqueta. En el libro Mujeres deportistas (1990), la periodista Liliana Morelli afirma que fue “precursora en exhibir ropa deportiva con la firma de un couturier [modisto] y también la primera en usar aros, reloj, cadenas y pulseras de oro en los courts. Menuda pero bien proporcionada, Mary surtía su guardarropa de vestidos ultramodernos, con zapatos y carteras haciendo juego. Su belleza y elegancia eran tan notorias que en uno de sus viajes a la India, un maharajá quiso comprársela al marido y muy resuelto le preguntó cuánto pedía por ella”.
Durante gran parte de la carrera de Mary Terán de Weiss, su archirrival fue Felisa Piédrola, que también se casó con otro gran tenista, Augusto Zappa. Se ganaban mutuamente, y los cronistas afirmaban que Felisa era más completa técnicamente, pero menos consistente que Mary, a quien caracterizaban como una bailarina del fondo de la cancha. Algunas veces formaron pareja, como cuando lograron el título en dobles femenino de los primeros Juegos Panamericanos de la historia (1951, Buenos Aires), al vencer a la pareja mexicana.
El matrimonio Weiss-Terán se identificó con el régimen justicialista. Durante las primeras dos presidencias, entre 1946 y 1955, el general Perón entendió el deporte como una cuestión de Estado. En la revista Primera Plana del 5 de septiembre de 1966, ella explicaba: “la Casa del Deporte nos daba los pasajes, que eran donados por Aerolíneas Argentinas. El resto era costeado por las entidades que invitaban. De no ser así, ningún tenista podría viajar”. Ambos representaron al país en los Panamericanos del ’51, donde la Argentina obtuvo cuatro sobre cinco títulos. El single femenino fue para Mary Terán de Weiss, que derrotó 6-1 y 6-2 a Felisa Piédrola de Zappa. Con Felisa, Mary formó pareja para quedarse con el título en dobles femenino.
Al volver de una nueva gira por Europa en agosto de 1952, la entrevistó la revista Mundo Deportivo: “venimos impresionados por el tenis que en estos momentos se practica en todos los centros que hemos visitado. Empero yo creo que si en nuestro país se intensificara la práctica del tenis entre los jóvenes, construyendo una cancha en cada plaza, si es necesario, y dotándolos de maestros capaces y conscientes, nuestro deporte habría de brillar muy alto en el concierto mundial”.
En 1952, después de que falleciera Evita, Mary Terán enviudó y comenzó a ser recibida en Olivos. En su libro, Morelli narra que Perón intentó obsequiarle alhajas que habían pertenecido a Evita y hasta le habría ofrecido casamiento, pero Mary rechazó ambas propuestas. Ese mismo año fue designada directora de los campos deportivos municipales, cargo desde el cual desarrolló su política de extender masivamente la práctica del tenis. Sin embargo, la Municipalidad terminó interviniendo y expropiando varios clubes de tenis, por ejemplo, el Tenis Club Argentino y sus instalaciones ubicadas en el parque Tres de Febrero, so pretexto de estar vencida la concesión.
El golpe reaccionario de la Libertadora en 1955 la encontró disputando un torneo en Alemania. Permaneció exiliada hasta 1959. El presidente de River, Antonio Liberti, la invitó a integrar los equipos del club. Ahí llegó la terrible venganza de parte de la familia del tenis, que no le perdonaba su identificación peronista. Los rivales no se presentaban a jugar los partidos con River, ya que habían resuelto boicotear la admisión de Mary Terán por parte del club. Así explicaba la tenista esa hostilidad, según cita Morelli en su trabajo: “yo llegué a la vida argentina veinte años antes. Si a Evita no le perdonaban ser mujer, conmigo no iba a ser menos. Yo, además de peronista, era una mujer que había logrado destacarse mundialmente en un deporte que acá era exclusividad de una elite masculina, y esas cosas en este país no se perdonan”.
Virtualmente proscripta y luego olvidada, Mary Terán se recluyó con su madre y atendió un comercio de ropa deportiva en pleno centro de la ciudad. El fallecimiento de su madre derivó en un estado depresivo, hasta que el 8 de diciembre de 1984 Mary se quitó la vida, arrojándose al vacío desde el séptimo piso de un departamento céntrico de Mar del Plata. Sus restos fueron enterrados en Buenos Aires. El único aviso fúnebre, en el diario La Nación, fue publicado por su familia. Ni la Asociación Argentina de Tenis ni ninguno de los clubes en que jugó dijeron presentes por lo menos de esa forma.
Veintitrés años después, en 2007, llegó la reivindicación para una gran figura olvidada en los pliegues de los viejos rencores políticos y clasistas. Por ley, se le impuso su nombre al estadio inaugurado el año anterior en Parque Roca para que fuera sede de la Copa Davis y se descubrió una placa en su homenaje con presencia de la familia de la ex tenista. No obstante, la memoria de Mary Terán de Weiss continúa siendo ultrajada: en marzo de 2011, el gobierno del entonces intendente Mauricio Macri fue denunciado ante el INADI porque omitía utilizar la denominación del estadio en la publicidad oficial. El desprecio y el olvido parecen no darle descanso a quien osó ser enfrentar la visión clasista-elitista del tenis.