Todos los 24 de marzo de las últimas cuatro décadas tienen el aroma de la lucha popular por la justicia. El día del aniversario del golpe militar fue elegido por el pueblo para demostrar, año tras año, que el Nunca Más será posible sólo desde el ejercicio cotidiano y colectivo de la memoria. Este 24 ha sido especial por varias razones: el contexto político, la posibilidad concreta de que los genocidas dejen la cárcel común y el intento de algunos sectores de desprestigiar a los organismos de derechos humanos que han honrado a la Patria en cada una de sus acciones. También será recordado por el nacimiento de la “Coordinadora de Derechos Humanos del Fútbol argentino”, una iniciativa que puede cambiar la forma en la que los clubes de fútbol y sus hinchas se relacionan con la sociedad.
“Somos una organización que nuclea a clubes, a socios y a hinchas del fútbol argentino con dos objetivos claros: contribuir a la pelea por memoria, verdad y justicia con este juego como herramienta; y promocionar, defender y difundir los Derechos Humanos entendidos como un conjunto de condiciones absolutamente necesarias para que las personas podamos vivir con dignidad”. Este es el primer párrafo del folleto que los integrantes de la flamante Coordinadora entregaron en la marcha del 24 de marzo, día elegido para su primera acción oficial y pública, que se replicó en Rosario.
“Interpretamos que el fútbol, una marca identitaria que millones llevamos tatuada, puede resultar un instrumento eficaz para generar conciencia sobre qué cosas no deben ocurrir nunca más y sobre qué derechos son inherentes a los seres humanos y deben ser respetados bajo cualquier coyuntura política, económica y social. Los clubes, nuestros clubes, fueron también víctimas del plan sistemático de exterminio ejecutado por la última dictadura cívico-militar desde el momento en que tenemos certeza de que tienen socios –o sea, miembros legítimos y legales- detenidos-desaparecidos”, agrega el folleto.
Algunos de los clubes ya tienen su propia Comisión de DDHH, como San Lorenzo, Ferro, Defensores y Central. Uno de los principales objetivos de la Coordinadora es que todos lleguen a institucionalizarlo, para que la concientización salga desde las instituciones hacia los barrios. El trabajo será arduo y largo, pero tienen las herramientas, la fuerza y el conocimiento para hacerlo. Otra de las frases del comunicado lo aclara: “Consideramos que, como parte de los clubes, es nuestra responsabilidad construir canales dentro y fuera de las instituciones deportivas que ayuden a que los impulsos aún latentes de justificar la impunidad genocida queden afuera de la cancha de la vida”.
“Herederos de una larga tradición de lucha impulsada desde hace décadas por los organismos de Derechos Humanos, entendemos que el enjuiciamiento de los responsables intelectuales y materiales de los crímenes de lesa humanidad cometidos desde mediados de la década del setenta en nuestro país es indispensable para la construcción de una sociedad democrática. En el mismo sentido, creemos que las múltiples y diversas plataformas de batalla contra el olvido son fundamentales para que el pasado no sea comprendido según los deseos todavía vivos de los genocidas y sus socios”, completa el manifiesto.
En la esquina de Avenida de Mayo y Bernardo de Irigoyen, cerca de las dos de la tarde, se vio una imagen tan inusual como esperanzadora. Decenas de camisetas diferentes, unidas en el grito de Nunca más. Es mucho más que una foto. Es la primera vez que el fútbol se suma al pedido histórico de justicia. Con la certeza de que los hinchas unidos, organizados y con las ideas claras pueden ser los líderes del cambio de era en el fútbol argentino. Porque no son movidas aisladas. La Coordinadora de DDHH se suma a la Coordinadora de hinchas, cuya principal lucha es contra la llegada de las SADs. Ambas ya dejaron claro que llegaron para quedarse. Y estamos con ellas.
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