Querido Lionel:

Antes que nada, te queremos felicitar a vos y a Antonela por los festejos de su casamiento. La familia es lo más importante que tiene un ser humano, y en estos tiempos complicados, los afectos son los cimientos de todo lo demás. Si ya de por sí una boda es motivo de alegría, que sea la tuya la que se festeja este viernes es una alegría doble: vos sos uno de los hijos de Argentina más importantes de todos los tiempos, un jugadorazo dentro y fuera de la cancha, que nos entrega felicidad sin pedir nada a cambio. El hecho de que hayas vuelto a nuestra ciudad al costado del Paraná para casarte, lejos del lugar donde vivís, habla mucho de vos, de tu grandeza y humildad. También creemos que no es un dato menor que tantos amigos tuyos se hayan movilizado desde distintas partes del planeta hasta estos pagos del sur: eso habla de cuanto te quieren quienes comparten el día a día con vos, de cuan grande es el cariño y la ternura que contagiás.

Y es por esto que te decíamos sobre la familia y los afectos que nos tomamos el atrevimiento de escribirte. Somos más de 30 limpiavidrios que llevamos el pan a la casa con nuestro trabajo. Que es poco, que no alcanza, pero que es digno. Por tu historia personal vos sabés lo que es esforzarse cuando todo es adverso. Sabemos que nos vas a entender si te decimos que nos costó y nos cuesta un montón, que vas a comprender si te decimos lo duro que es revisar los clasificados y golpear las puertas de fábricas y comercios sin recibir respuesta. Es por eso que nosotros encontramos en este oficio una salida a la situación tan dura por la que pasan miles de argentinos. No sabés qué jodido es nuestro laburo. Cuando hace frío, y tenés que meter la esponja en el agua helada, los dedos se te adormecen. Cuando hace calor, las viseras y remeras no evitan que el sol te pique en la piel y el pavimento amenaza con derretirte la lona de las zapatillas. Algunos desde los autos te insultan y te mandan a laburar y vos te los quedás mirando como diciendo: ¿y qué te pensás que estoy haciendo? Es cierto, alguno de los nuestros se zarpa de vez en cuando, sí, pero por eso, para que los más jóvenes comprendan lo importante que es el trabajo, y la necesidad que tenemos todos de cumplir un rol en la sociedad, es que de a poco nos vamos conformando como cooperativas, y aprendiendo a ser un equipo. Laburamos los siete días de la semana, en tres turnos rotativos. Y si no laburamos, si no estamos ocho horas en el semáforo limpiando los vidrios de los autos, no comemos.

Lionel, hermano, te escribimos porque no creemos en las casualidades. Que te cases en la esquina en la que nosotros laburamos todos los días, es para nosotros motivo de orgullo. Pero también de preocupación. Durante todos estos días, nosotros, que tenemos nuestra parada en Batle y Ordoñez y Boulevard Oroño, no vamos a poder trabajar debido al operativo de seguridad. Y si no trabajamos, nuestra familia no tiene cómo parar la olla. Es por eso que te pedimos que intercedas por nosotros para que podamos llevar adelante nuestra tarea con normalidad. Somos simples laburantes, y laburar es lo único que queremos.

También, no te vamos a mentir, esta es también para nosotros una oportunidad. Oportunidad de visibilizar nuestro trabajo. De poder amplificar nuestros reclamos por ser reconocidos como laburantes, de poder contar con uniformes, obra social, aportes jubilatorios. Es por eso que nos dirigimos a vos. De tu humildad y tu grandeza, ya lo dijimos, hay muestras de sobras. El hecho de que te hayas tomado el tiempo de leer estas líneas ya sería para nosotros una alegría inmensa. Imaginate, le vamos a decir a nuestros nietos que Messi, durante los días en que se celebraba su casamiento en la esquina de nuestro lugar de trabajo, leyó una carta nuestra. Nosotros somos unos humildes laburantes, y no tenemos más que ofrecerte nuestra admiración y agradecimiento por todo lo que ya nos has dado. Y unas gracias gigantes por todo lo que vendrá.

Saludos para vos, tu señora, tus hijos y tus padres,

Limpiavidrios Unidos de Rosario – CTEP Rosario