Hace una semana casi cinco mil barras-nazis, que integran la recién formada organización “Hooligans contra salafistas”, se movilizaron en la ciudad de Colonia. La mayoría hombres, de negro y rapados. Un cliché. Se suponía que manifestaban contra el Estado Islámico pero como se dedicaron a pelear con la Policía pareció que lo único que querían era confirmar que son violentos que se alimentan del odio racial.

Según reporte de la agencia EFE el saldo de la manifestación fue: “unos cincuenta agentes heridos, furgonetas policiales volcadas y centenares de manifestantes abucheando o lanzando objetos contra los agentes”. El operativo policial, que sabía de la protesta pero que esperaban apenas un tercio de la convocatoria, se vio sorprendido por la violencia de los manifestantes.

hooligansnazisLa sorpresa policial se extendió a todo el territorio germano y a buena parte de Europa, donde la ultraderecha lleva años de crecimiento social e incluso electoral -ya tienen un Eurodiputado-. Este nuevo grupo neonazi, que se muestra más convocante que los anteriores, tiene la particularidad que vincula las ideas de derecha más retrógradas con las hinchadas violentas, en una de las regiones más futboleras de Alemania.

En Colonia, y en la vecina Cuenca del Ruhr, hay cinco equipos muy populares que juegan en la Bundesliga (Borussia Dortmund, Schalke 04, Bayer Leverkussen, Borussia Mönchengladbach, más FC Colonia), además de muchos en el Ascenso alemán. Como explica EFE, es un territorio “empobrecido y altamente endeudado por el desmantelamiento de su tejido industrial y minero”. Un lugar propicio para que, en tiempos de crisis y desempleo, fecunden las tradicionales ideas que ven en el extranjero (hoy, islámico) el germen de todos los males.

Esta novedosa agrupación surgió y creció en las redes sociales. Ahí aseguran que no son neonazis, que están en contra del terrorismo islámico. Pero su principal preocupación es evitar “la islamificación de Alemania”. Esta última gran manifestación la organizaron con la ayuda de un pequeño partido político local -Pro-NRW- cuya plataforma reclama cerrar la inmigración y prohibir la construcción de mezquitas.

Después de los incidentes de la última semana, la Federación alemana intento separar al fútbol de la protesta de ultraderecha: “No tienen nada que ver con el fútbol, era una manifestación de signo político y violento, que ha adoptado como enemigo común al (grupo yihadista) Estado Islámico”, afirmó su secretario ejecutivo, Andreas Rettig, según EFE. Pero la presencia activa de varias hinchadas deja poco lugar a dobles lecturas.

El fútbol alemán tiene mejores ejemplos para mostrar. Quizás una gran manifestación en contra del racismo podría poner en claro que, pese a unos poquitos, hay ciertas ideas que no tienen lugar. Los hinchas de St. Pauli o los de Unión Berlín seguro querrán estar al frente.