Esta temporada, por primera vez desde 2011, Rayo Vallecano estará lejos de las luces de la “Liga de las estrellas”. Pero, como siempre, se mantendrá cerca de su pueblo. La trascendencia de este club va más allá de la división y del presente deportivo, porque lo que más se le valora es su función social. Y con gestos como el de la presentación de las nuevas camisetas esto se afianza todavía más.
Al igual que el año pasado, el club de Vallecas homenajeará a los luchadores populares en su camiseta. En 2015, se presentó la novedosa segunda equipación, negra con la franja arcoíris. Estaba dedicada “a los héroes anónimos de la sociedad”. La idea era que siete euros de cada venta se repartiera alicuotamente entre las asociaciones que nuclean a dichos héroes. Un año después, ese dinero se entregó en mano y, de paso, se “redoblaron los esfuerzos”.
En esta temporada, la casaca suplente será celeste con la franja arcoiris. Y la tercera negra y rosa, en apoyo a la lucha contra el cáncer. En cada uno de los colores, el club acompaña a: los que luchan contra el sida (CESIDA); los que lucha por la integración de las personas con discapacidad (CERMI); los que nunca pierden la esperanza (Teléfono de la Esperanza); los que luchan por proteger el medio ambiente (WWF); los que luchan contra el abuso infantil (Save the Children); los que luchan contra la violencia de género (Asociación de Mujeres Unidas contra el Maltrato, MUM); los que luchan contra la discriminación por orientación sexual (FELGTB) y los que luchan contra el cáncer.
Además, el presidente Raúl Martín Presa hizo la entrega de los fondos recaudados durante el año pasado. El dirigente destacó “la importancia de dar visibilidad a todas aquellas personas que luchan, en la sombra, cada día por causas de gran importancia en nuestra sociedad”.
Más allá de las palabras oficiales, lo más valioso de toda esta historia es la identificación de un club con su Pueblo. Rayo Vallecano es una institución única porque no le da la espaldas a los problemas sociales, sino que los enfrenta y, desde su lugar, intenta combatirlos. Es mucho más de lo que la mayoría de nosotros puede decir.