“El rugby y el fútbol son muy similares, siempre hay que mover la pelota al espacio. El Bayern y el Barcelona de Pep lo hicieron a la perfección. Los mejores equipos de fútbol varían su profundidad y su formación para crear espacios, aprender del mejor es una gran oportunidad”. La frase es del australiano Eddie Jones, entrenador del equipo de Japón que el sábado derrotó a Sudáfrica y consiguió el triunfo más sorpresivo en la historia de los mundiales de rugby. La dijo en diciembre de 2014, cuando hizo público que se había acercado a Pep Guardiola para aplicar su método de trabajo a la selección japonesa.
El ex jugador de Australia reconoció que había viajado varias veces a Alemania para que Pep le enseñara sus entrenamientos y le transmitiera los fundamentos de su ideología de juego. “Lo más importante que aprendí es que debemos ser tácticamente más flexibles. Necesitamos reaccionar dentro de la cancha y hacer ajustes a lo largo del partido”, explicó. Conforme con las lecciones, puso como objetivo “llegar a Cuartos de final” en el Mundial de Inglaterra. Una marca ambiciosa para un equipo que no ganaba un partido mundialista desde 1991. Más de uno se debe haber reído del optimismo del DT.
En el mitin editorial de Un Caño conversamos un rato largo sobre el triunfo japonés. Sobre el coraje de, en la última pelota, intentar ganar en vez de conformarse con un “puntito inteligente”, que ya hubiera sido heroico ante la diferente de jerarquía y de historia. De lo que se hubiera dicho de los japoneses si perdían por querer ganar. De lo que hubiera pasado en un partido de fútbol. Pero no terminamos por definir un foco atractivo para hablar del tema.
Martí Perarnau, escritor, exatleta olímpico español y fanático del trabajo de Pep, recordó la conexión entre la selección japonesa de rugby y el modelo Guardiola y nos dio el pie perfecto para hacerlo. El triunfo de Japón, resumió, “no solo contuvo una dosis gigantesca de orgullo y valentía, dado que la selección de Eddie Jones rechazó más de una vez la posibilidad de chutar a palos y empatar el partido y siguió buscando el honor de un ensayo (try) que parecía improbable, sino sobre todo tuvo una relación directa con dos herramientas del juego de posición en el fútbol: el pase y la carga en un costado para descargar en el opuesto”.
El recomendable artículo de Perarnau, que además subraya el uso de la tecnología en el rugby, plantea que la relación entre entrenadores de fútbol y de diversos deportes es más común de lo que pensamos. Está basada en principios tácticos comunes: “fijar al rival y pasar; el empleo del pase como herramienta de desorganización del contrario; las basculaciones amplias y profundas; las coberturas y apoyos defensivos; el ataque muy organizado como prevención frente al contraataque rival”, explica. El caso de Ariel Holan es un ejemplo reciente en el fútbol local.
Con Pep en la mente, como influencia en la táctica del rugby japonés, las imágenes de esa última jugada en la que se definió un partido de rugby cobran otro sentido. Parece que va a ser gol por la izquierda, con Iniesta y Jordi Alba. Después Xavi la lleva para la derecha, que viene subiendo Dani Alves. Al final, Messi gambetea hacia adentro, habilita y el gol lo hace Neymar, otra vez en la izquierda. ¿Mourinho fue a Wembley a ver el partido entre Pumas y All Blacks o a vender videos de su sistema defensivo? El Mundial de rugby resultó ser un buen lugar para aprender de táctica. Habrá que empezar a mirarlo con otros ojos.