Un eurodiputado catalán, Ramón Tremosa para ser específicos, anunció a la costumbre moderna, vía Twitter, que “Josep Guardiola cerrará la lista unitaria” en las elecciones regionales que se celebraron en Catalunya en septiembre de 2015. La reacción general en la prensa fue la sorpresa. No faltó, por supuesto, el acv colectivo que llevó a varias redacciones a hablar en simultáneo de la “polémica” candidatura de Pep.

La habitual distancia entre los protagonistas del fútbol y el discurso político hace que un hecho tan democrático como éste sea más notable. Como el resto de los humanos, todos los futbolistas tienen ideas políticas, aunque muchos de ellos no lo sepan o no se animen a decirlo mientras están en actividad. Incluso cuando afirman que no se meten en política, no lo saben pero hacen política. Probablemente, de la peor clase.

Pep-Guardiola-recoge-la-medall_54318750714_54028874188_960_639Guardiola rompe el molde futbolero porque asume sus ideas y se anima a expresarlas. Como cuando la UEFA amenazó con sancionarlo porque pidió justicia para el Topo López. “Todo lo que hacemos en nuestra vida es siempre política. ¿Por qué no puedo yo defender mi opinión?”, dijo Pep hace unos años en conferencia de prensa desde China, donde estaba de pretemporada con Bayern Múnich, para responder a las críticas que suscitó su candidatura.

Para contextualizar la noticia, la mayoría de los medios hicieron una breve revisión de las últimas manifestaciones políticas de Guardiola. Pero casi nadie se detuvo a explicar que Pep es un viejo militante de la independencia de Catalunya, desde el siglo pasado cuando era jugador de la selección española.

Durante los ’90, mientras jugaba con la Roja, impulsó ante cada micrófono la reaparición de la selección de fútbol de Catalunya. En 1997, Guardiola le dijo al diario La Vanguardia: “Soy catalán de Catalunya. Por tanto, si hubiera selección catalana, jugaría con Catalunya. Como catalán que me siento, sería un placer estar en una selección catalana, aunque es una cosa complicada y difícil que parece que va para largo”.

Ya en 2004, en el final de su carrera, cuando jugaba en Qatar, no tenía problemas en hablar con medios españoles y decirles: “Catalunya es mi país”. Siempre sin renegar del equipo español. “Las leyes me decían que tenía que jugar con la selección española, porque la de Catalunya no está legitimada. Y yo encantado de asistir, pero uno no puede renegar de lo que siente, de lo que uno ama”, explicaba. En los últimos años, ahora como entrenador estrella, continuó difundiendo el mismo mensaje independentista.

“Todo lo que hacemos en nuestra vida es siempre política. ¿Por qué no puedo yo defender mi opinión?”, dijo Guardiola sobre su candidatura en las elecciones catalanas.

La presencia de Guardiola como referente de esta causa creció en los últimos años a la par que su Barcelona levantaba copas y el reclamo catalán ganaba legitimidad, en plena crisis económica y social en España. En la Diada de 2012, mientras disfrutaba en EEUU de su año sabático tras ganar todo con Barcelona, Pep se sumó al pedido de un referéndum con un videomensaje: “Desde Nueva York, aquí tenéis un voto más para la independencia”.

En 2014, ya instalado en Múnich, habló con la TV pública alemana y les explicó: “Catalunya es mi patria, y Catalunya no es España”. Ese mismo año, Pep encabezó la lista de firmas del manifiesto “Dadle a Catalunya libertad para votar”, que reclamaba al gobierno español que los catalanes puedan votar su independencia. Y protagonizó un spot para la comunidad internacional con el que se impulsaba el 9N, la consulta no oficial que organizó el gobierno regional. El Sí a la independencia ganó con casi el 81% votos, incluido el de Pep que viajó a Barcelona para participar de la votación.

guardiola-independentismo-08062014En 2015, en las elecciones para renovar el Parlamento catalán, Pep ocupó el último lugar de la lista del acuerdo Juntos por el Sí, una coalición que incluyó al entonces gobierno regional -el presidente catalán Artur Mas fue cuarto en la boleta- y agrupaciones independentistas como la Asamblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural, a las que pertenecen Guardiola y su familia.

Era una candidatura testimonial ya que, salvo que hubieran obtenido el 100% de los votos, Guardiola no podía a ser electo. “Él no tiene ninguna intención de hacer de diputado en el Parlament, pero entiende que ir al final de la candidatura es un gesto inequívoco de apoyo al independentismo”, afirmó el diario El País.

Las elecciones se realizaron el 27 de septiembre de 2015, adelantadas en el calendario electoral español para transformarse en una nueva manifestación popular por la independencia catalana. La lista de Pep ganó con un 39,59% de los votos pero perdió 9 escaños. “Cuanta más gente vaya a votar será mejor para Catalunya, para España y para Europa”, dijo Guardiola. De los futbolistas y la política se podría decir algo parecido. No importa cual sea el resultado.