-¿Y vos a quién votás?, pregunta el curioso, mientras su mirada nos escarba en búsqueda de nuestra ideología
-A Zannini -, responde el cronista
-Pero Zannini es candidato a vice…
-Yo sólo voto a Zannini, te queda claro. Y lo voto porque tiene puesta mi camiseta.
Los últimos días de la campaña electoral se muestran intensos. Vuelven los tiempos de las pollas y las apuestas en oficinas y redacciones. Más de uno pronuncia las cuatro palabras pelotudas: “el voto es secreto” y cree así guardar un secreto. Pero el periodismo debe sacarse la careta. Hace rato debió hacerlo. Este periodista es hincha de Chacarita y luego de un recorrido extenso por las aguas del troskismo hoy la rema, con remos anarquistas, en las difíciles turbulencias del peronismo más revolucionario.
Por suerte una búsqueda intensa en el pasado ha permitido que el deber se mezcle con el gozo. Debemos agradecerle el dato (y la foto que ilustra esta nota) a Sergio Vaudagnotto, periodista cooperativista del más gigantesco medio de comunicación recuperado en la Argentina: El Diario de Villa María, Córdoba. Don Sergio, persona grata y digna, fana de Belgrano y ex juvenil de Argentinos Juniors, reveló el secreto.
Del viejo armario sacó la foto amarillenta: allí están los dos, él y Carlos “Chino” Zannini (flecha), ambos jugando en 1979, en Leandro Alem, de Villa Nueva, Córdoba, el pueblo vecino de Villa María. Lugar de nacimiento del candidato a vice. Zannini era un marcador de punta mordedor. Vaudagnoto un ocho con cintura y criterio que, cada tanto, alternaba como puntero derecho. Se trataba de la Liga Villamariense de fútbol.
En aquel club se refugió el Chino luego de pasar años en las cárceles de la dictadura. Y se puso la tricolor. La roja, blanca y negra. La heroica y, por entonces, virgen tricolor. Al ver la foto, la duda fue temblorosa: ¿cómo fue a parar aquella vestimenta en los pechos de los hidalgos Zannini y Vaudagnoto y nueve hombre más? El rojo del socialismo, el negro de los anarquistas, el blanco de los cementerios. Así dice la leyenda de nuestro origen. Del nacimiento de un club que, como pocos, saca brillo de su fecha de fundación: un primero de mayo. Qué más pedir. En 1950, nuestro club, bien llamado Chacarita Juniors, pagó el pase del puntero derecho Julio Costa de Alem con dinero y un amistoso en Villa Nueva. Ese día, en la coqueta localidad cordobesa, los dirigentes de Chaca no anduvieron con vueltas. Los anfitriones fueron obsequiados con un juego de camisetas.
La respuesta fue cosa de caballeros. Y una muestra gratitud, muy propia de aquellos asuntos del pasado que ya no se ven más: el club cordobés dejo de lado la vestimenta roja y blanca que lo identificaba con el radicalismo para ceñirse, hasta hoy, la más bella de las bellas.
De pronto, en 2015, uno construye un teorema: dado un candidato, quien se ha puesto la tricolor, no defrauda a los pueblos.
Y entonces sí, el voto que mi mano izquierda meterá en la urna será para Zannini.