Iban 46 minutos del segundo tiempo. El partido estaba definido y el esfuerzo físico había sido demasiado grande como para esperar algo más. Entonces, Tomás Conechny tomó una pelota en la media cancha, eludió a su marcador y corrió más de treinta metros hasta que, antes de entrar al área, definió cruzado al gol. Un pase a la red desde afuera del área. Es una simple jugada que sirve para explicar por qué todos los que ven a esta Selección Argentina sub 17 quedan deslumbrados con el delantero que usa la camiseta 18.
Capitán y figura del equipo de Miguel Ángel Lemme, Tomás Conechny nació en marzo de 1998 en Comodoro Rivadavia. Sí, Diego Maradona ya era un ex jugador cuando este chubutense llegó al mundo. A los diez años llegó a la Comisión de Actividades Infantiles, donde hizo parte de las divisiones inferiores. En enero de 2014 viajó a Liverpool para someterse a una prueba en Anfield Road. Aunque sumó una buena experiencia, no se quedó en el club inglés y regresó al país. Entonces, San Lorenzo no lo dejó pasar y pagó 300.000 dólares por el 80 por ciento de su pase. Esa es su historia hasta hoy.
Llegó al Sudamericano de Paraguay como el mejor jugador del Seleccionado. Y no defraudó. El conjunto nacional fue de menor a mayor y, después de perder los primeros dos partidos, ganó cuatro de los cinco posteriores. Hoy, es el líder del hexagonal final. No es un equipo que se destaque por el juego asociado ni por la vocación ofensiva, sino por la solidez defensiva -sobre todo de los centrales- y la contundencia de los delanteros. En ese contexto, Conechny es un jugador ideal.
No precisa de mucho para generar peligro. No necesita tener demasiado contacto con la pelota para lastimar al rival y siempre se muestra como una amenaza. Puede jugar como centrodelantero o como acompañante del nueve. No es alto -mide 1,70 metros- pero sabe acomodar el cuerpo y es vivo para moverse en el área. Tiene buena pegada con pelota en movimiento y sabe sacrificarse cuando el partido lo requiere. Es una atacante muy completo, con un techo muy alto si continúa por este camino.
Argentina está adonde está gracias a la sociedad que forman Conechny con Pablo Ruiz y Germán Berterame. Los tres juegan en San Lorenzo y son los responsables del buen andar del Seleccionado sub 17. Se entienden a la perfección y se complementan. Ruiz y el capitán se conocen desde la CAI y ya en el club de Boedo se sumó el cordobés Berterame. Juegan juntos en la categoría 98 azulgrana y son los puntales ofensivos de la Selección.
Conechny suma cinco goles en los siete partidos disputados hasta el momento en el Sudamericano. Es el máximo goleador de su equipo y el segundo del campeonato, detrás del brasileño Leandro. Su mejor actuación fue en la goleada 4-1 sobre el anfitrión Paraguay, que llegaba invicto. Abrió el marcador con una gran definición en el arranque del juego, luego ganó la pelota e hizo toda la jugada previa al tercer tanto y definió el juego con mucha categoría sobre el final. Sin dudas, su principal virtud es la definición. Siempre se toma el tiempo necesario y es capaz de sacarle jugo a las piedras. En definitiva, eso es lo que se les pide a los delanteros modernos.
Sí, tiene 17 años y mucho por aprender, pero ya se puede decir que el fútbol argentino cuenta con un delantero con cualidades y potencial para ser figura. No esperen a un nuevo Lionel Messi, porque su estilo es más parecido al de Carlos Tevez o al de Angel Correa. Más área, más explosión, menos traslado. De todos modos, lo importante hoy es que continúe su evolución y que no sea el nuevo nada. Que sea Tomás Conechny.