“Es un mueble”, dijo el comentarista cuando Éder estaba a punto de ingresar. A pesar de la exageración, es cierto que ninguna persona en Saint-Denis entendió demasiado el cambio: Renato Sanches, uno de los mejores jugadores de Portugal, le dejaba su lugar a un delantero más conocido por errar goles que por marcarlos. Pocos minutos después, el mueble se movió y marcó el gol más importante de la historia del fútbol de su país.
Ederzito Antonio Macedo Lopes nació hace 28 años en Guinea-Bissau y hasta este domingo pocos lo habían tenido en cuenta fuera de Portugal o de Lille, donde ha terminado una temporada que comenzó en la Premier. Oculto entre los grandes nombres de Cristiano Ronaldo, Nani, Ricardo Quaresma y hasta Renato, Éder era casi un componente anónimo del plantel de Fernando Santos.
Pero desde este domingo ya es “Don Éder”. Un delantero potente, sin demasiada técnica, que apareció en el momento preciso para entregar a Portugal la Copa de Europa cuando más difícil parecía tenerlo.
Discutido hasta por los hinchas lusos, que no entendían como se podía incluir en la convocatoria a alguien que no había marcado más que tres goles en 28 partidos, Éder llegó a asegurar al comienzo de la concentración en Marcoussis: “No tengo que demostrarle nada a nadie”.
Se lo había demostrado a Fernando Santos, que confío en el momento que vivió en Lille, donde en media temporada anotó seis goles y dio cuatro asistencias.
Revivió en Francia tras un pobre paso por el Swansea, que apenas tuvo en cuenta al ex delantero del Sporting de Braga. Con apenas 13 minutos en dos partidos de esta Eurocopa (6 contra Islandia y 6 ante Austria en la primera fase, en ambos casos como sustituto de André Gomes), el destino le guardaba a Éder el mejor final posible.
Fue en el minuto 109 del suplementario, cuando enganchó un balón fuera del área y lo colocó esquinado, fuera del alcance de Hugo Lloris. Para meter a Portugal en la historia, para ganarse un sitio entre los grandes de todos los tiempos del fútbol luso.