Ahora resulta que para querer que un equipo argentino gane en un Mundial, todos aquellos que practiquen ese deporte deben ser buenas personas.
River y Boca se acusan mutua y falsamente de haber abandonado la serie de Libertadores que los enfrentó. Y los jugadores se suman a esa estupidez que surgió en la tribuna.
Boca le abrió las puertas de su búnker y le tendió la alfombra roja a la jefatura de La Doce. No se puede pedir mayor reconocimiento institucional.
Muchos hinchas, dolidos por la triste derrota en la final con Chile, piden que se vayan todos, Messi incluido. No es más que una catarsis necesaria, que pasará en breve.
Después de la final de la Copa América, mucho se dedicaron a insultarlo y otros a defenderlo, a nosotros nos dan ganas de entender como se debe sentir.
El Tata se quejó con razón de que Argentina no tenía identidad por los distintos técnicos que iban pasando por la Selección. Pero su equipo no la tuvo cuando más se esperaba.
Al cuadro elegante de las primeras partes se le notan todas las costuras tras el descanso. La Selección pasa de equipazo a equipito porque deja de creer en la idea.
Aunque a veces parece que su orden táctica más compleja es "vamos, vamos", el Pelado Ramón Díaz siempre arma equipos ganadores más allá de nuestra compresión.
Aunque no lo vaya a reconocer públicamente, Angelici celebra que el domingo Boca juegue otra vez sin su gente. Le teme al veredicto de la Bombonera y su grito por el ídolo.
La cadena ESPN promociona la final de la Champions League con una disyuntiva que asusta: “Héroes o nada”. Una manera sutil de contribuir a este momento de violencia.
Un periodista volvió a ir a la cancha periódicamente, después de 20 años. Su sorpresa y perplejidad por la gente que concurre a los estadios.