Ahora resulta que para querer que un equipo argentino gane en un Mundial, todos aquellos que practiquen ese deporte deben ser buenas personas.
Habida cuenta de la renovación en el liderazgo de la Selección, también podríamos transformar la lógica del deseo y dejar de esperar una conducta mesiánica por parte de Leo.
El domingo no necesitó del fútbol vistoso y el vértigo que impuso en fechas anteriores para pasar por arriba a Independiente. Le sobró con entender qué necesitaba el partido.
Un club que no se permite ser feliz y que, mirando sólo el resultado, se autoboicotea desde todos los sectores: dirigentes, técnicos, jugadores y, como si fuera poco, hinchas.
River, Banfield y Defensa y Justicia están a la vanguardia de los sistemas tácticos en la Argentina. River es el que mejor lo aplica, por el talento de sus jugadores.
¿Quién puede cree que se trata de una revancha? Jugar un amistoso con Alemania significa revolver la herida. Más que un desquite, parece una secuela o un recordatorio de la...
El pasado de gloria de Carlos Bianchi es razón de gratitud perpetua para los hinchas de Boca, pero motivo insuficiente para sostenerlo en un cargo que se sostiene con resultados.
Los que echaron a Bianchi armaron un plantel que no está a la altura.
La imagen actual del inglés Paul Gascoigne entristece a los buenos corazones y, por supuesto, alimenta las bestias que comen carroña en los medios más viles.
Manchester United compró al argentino y, vaya uno a saber por qué, despertó algunas risas como si no hubieran existido Heinze, Denis Irwin o Gary Pallister.
Lo critican por sus respuestas, pero es inevitable fastidiarse con el periodismo jauría al que no le interesa el fútbol ni la información sino la mugre.