Los que disfruten de las sublimes ensaladas idiomáticas y los desbordes emocionales tendrán dificultades para encontrar algo mejor que esto. Gennaro Gattuso, flamante DT de Milan que acaba de debutar con un ignominioso empate ante el Benevento de las 14 derrotas seguidas, es conocido por su temperamento calabrés, por sus patadas, por sus gritos, por su brutalidad para expresar cariño (como jugador y como técnico), y por aquella maravillosa conferencia de prensa que dio un sábado de septiembre de 2014, cuando eran entrenador del OFI de Creta, en la liga griega.
Gattuso llegó a aquella sala de periodistas luego de una victoria 1-0 ante Atromitos. Pese o, quizás, por el triunfo, Rino tenía unas cuantas cosas que gritarle a la prensa. En especial a los que, desde Atenas, escribían que tenía que renunciar a su cargo. Envuelto en una crisis económica que tenía al plantel y al cuerpo técnico sin cobrar sueldos, y sin jugar demasiado bien, su equipo estaba en mitad de tabla con un par de triunfos y un par de derrotas.
La dinámica de la situación nos regala la primera sonrisa. Los periodistas preguntan en griego, el traductor uno (a la izquierda de la pantalla) reproduce en inglés, el traductor dos (fuera de cuadro) habla en italiano y Gattuso, recién entonces, responde. Una insólita rueda de prensa a tres lenguas en la que Rino levanta temperatura pronto y mezcla idiomas en la misma oración. Las pausas de los intérpretes le dan tiempo al DT para estufarse cada vez un poco más.
Eventualmente, Gennaro pierde la paciencia del todo. Se da cuenta que su catarsis solo tendrá intensidad si hace el esfuerzo de hablar en inglés, como sea que le salga. “Sometimes win, sometimes lose. But my job and my players is not touch. Me touch my players”, dice. (“A veces se gana y aveces se pierde. Pero mi trabajo y mis jugadores no se tocan. Yo toco a mis jugadores”, se podría traducir). Al rato, agrega: “Its to easy for me leave. Every day, in the last two weeks, call me five, six presidents for change team. No. Me stay here”. (Es muy fácil para mí irme. Todos los días, en las últimas dos semanas, me llamaron cinco o seis presidentes para cambiar de equipo. No. Yo me quedo acá”) Gattuso subraya el “Me stay here” con dos sonoros golpes que mueven la cámara.
Cuando su nivel de enojo se eleva por encima de golpear la mesa con la mano abierta, Gattuso le agrega a su discurso algunos seleccionados insultos de la jerga popular griega. “Eso que escriben en los diarios son todas boludeces”, dice Gennaro en italiano. El traductor uno escucha al traductor dos y titubea con un “Mmm”. Gattuso, se impacienta e interviene: “Shit, di, its malakia” (“Mierda, decilo, es malakia”). Tres idiomas en cuatro palabras. Así de enojado estaba Rino. Y sigue. “Its malakia, 100% malakia” (malakia es una fuerte en Grecia, que también quiere decir masturbarse). El traductor sufre con cada insulto que tiene que reproducir. Cada mala palabra le duele el en cuerpo. El también sigue. Pide disculpas por insultar y cumple con su trabajo.
“Quiero que mis jugadores jueguen con huevos”, agrega Gattuso en inglés. El traductor uno, sin necesidad del traductor dos, entiende y se muerde los labios. Se inclina hacia adelante para mirar a Gennaro a los ojos, para saber si quiere que traduzca eso. Rino lo ignora y agrega: “Y con corazón”. El traductor uno sufre. Se limpia la garganta y acelera la traducción, la empuja. Cuando llega al momento de decir “huevos” se frena de nuevo, se toca la cara y dice la última palabra entre titubeos. El gesto silencioso hacia la prensa, que viene después, nos hace pensar que hizo una traducción decorosa pero imperfecta.
Hay más, pero no queremos contarlo todo. Vean, escuchen y disfruten. Y fantaseen con nosotros todo aquello que Gattuso puede darnos ahora que se subió a un escenario tan grande como el de Milan. De su idea juego, solidez y eficacia, ya hablaremos cuando la podamos ver un poco más. El espectáculo, sabemos, está garantizado. Solo hay que dejar al DT con los periodistas.