El jueves 14 de agosto de 1975 es recordado como el día en que River salió campeón después de 18 años. Con gol de Rubén Bruno le ganó 1-0 a Argentinos en un partido entre juveniles porque los profesionales estaban en huelga, rompió el maleficio y dio la vuelta. Pero ese mismo día también pasaron otras cosas increíbles que se perdieron bajo el festejo del equipo de Labruna. Como está, que en un partido entre Racing y Central se vendieron apenas cinco entradas, una historia que ya contó alguna vez el amigo Pablo Aro Geraldes en su blog.

El Gráfico del 20 de agosto, el que cuenta con frialdad la consagración de River casi una semana después de sucedida, apenas hace mención al partido que se jugó en Avellaneda. En un pequeño recuadro, con una imagen invertida de la formación albiceleste de ese día, relata que los pibes de Racing jugaron contra la Tercera de Rosario Central y perdieron 10-0. “El crimen perfecto”, se titula.

el grafico racing 1975Lo que pasó fue lo siguiente, el miércoles 13 fracasó la negociación entre la AFA y los futbolistas, que reclamaban aumentos salariales, un estipendio fijo para los jugadores menores y que se levantara la sanción de un año por doping al goleador de Banfield Juan Taverna. El Ministerio de Trabajo dicto la conciliación obligatoria y la AFA anunció que la anteúltima fecha del Metropolitano se jugaría íntegra al día siguiente. “Los futbolistas no se presentarán”, advirtieron desde la gremial. Y los jugadores no se presentaron, entonces los dirigentes acordaron disputar los partidos con juveniles. “Jugar a toda costa era la consigna”, contaba El Gráfico.

El partido tenía que arrancar a las 15 de esa tarde fría. Rosario Central llegó al estadio presidente Perón con su equipo de Reserva. Racing, en cambio, no pudo juntar 16 juveniles. A las 15.15, el árbitro Abel Gnecco anotó “no se presentó el equipo” y cerró la planilla con su firma. Cuando le comunicó la decisión a la delegación rosarina los directivos de Central pidieron que el partido se postergar para las 18, así su rival tenía tiempo de reunir un equipo para jugar un rato al fútbol. Al fin y al cabo, habían viajado casi 300 kilómetros para eso ¿O era para quebrar una huelga?

A las 18, al final, arrancó el partido. Pero casi nadie se enteró del cambio de horario, por eso sólo se vendieron cinco entradas. Racing se presentó con un equipo formado por jugadores de 8va y 9na división, pibes de 15 años. Los jugadores de Central, varios años más grandes, con edad y físico para debutar en Primera, aprovecharon la ventaja. El primer tiempo terminó 7-0, habían hecho seis goles en la primera media hora. En el entretiempo, unos dos mil hinchas que se enteraron que Racing estaba jugando entraron a la cancha sin pagar entrada, como era costumbre en la época. Vieron apenas los últimos tres goles del partido.

En la última fecha, los profesionales de Racing volvieron a jugar. Fueron actores de reparto en la consagración de River en el Monumental. Lo que pasó en Avellaneda se olvidó pronto. Fue, decía El Gráfico, “un nuevo absurdo de la desorganización de nuestro fútbol”. Y eso que ni se podían imaginar lo que están haciendo ahora con el torneo de 30 equipos.

Agradecimiento: A Pablo Aro Geraldes por la historia y por la imagen del ejemplar de El Gráfico.