Por suerte, sin sobresaltos, nos acercamos con felicidad a otro momento electoral. Celebramos la sana costumbre de la democracia aun con sus claroscuros y sus cuestiones pendientes, pero nos detenemos en la observación del superficial aprovechamiento que hacen los distintos espacios políticos, sin excepción, de los segmentos de publicidad gratuita que les garantiza la Dirección Electoral para sus campañas.
No se pretende desde esta columna cuestionar las posiciones políticas, ni la honestidad, ni la capacidad de representación de ninguno de los candidatos. Pero, desde lo específico de nuestra materia, como publicación deportiva, nos llama la atención el escaso espíritu crítico de por lo menos dos de ellos, al aceptar las ideas de sus equipos de creativos publicitarios, de recurrir a referencias y guiños futboleros para intentar seducir a sus potenciales votantes. No porque el fútbol no sea una inagotable fuente de metáforas, sino porque tales ideas nos parecen, en el mejor de los casos, desconcertantes.
José Manuel de la Sota en su spot Gol de Argentina se presenta como “El último candidato que entró en la elección presidencial, pero el más preparado.” El mensaje apunta a las PASO y por lo tanto reclama “Poné al mejor en la final”. Como slogan, impecable. Pero la metáfora futbolera hace ruido por todos lados. ¿A quién representa el DT -que prepotea al línea y lo llama juez- que hace entrar al candidato? ¿A La Providencia? Si el candidato es tan bueno, ¿por qué estaba en el banco? Si tan bueno es, ¿por qué nadie imaginó que el candidato fuera la solución? Con la misma lógica con la que un niño exclama ¡soy Messi!, de la Sota se deja representar por un joven futbolista -camiseta argentina, nueve en la espalda- al que rápidamente se le advierte una característica, no se la pasa a nadie. Es un individualista. Hace un gol que incluye tacos, sombreros y rabonas que sólo puede ser aceptado, por una inteligencia media, en un contexto de “promesa electoral incumplible”, que es precisamente lo que habría que disimular. Como si todo esto fuera poco, el candidato festeja solo.
El spot El Cacho Pasman del MST – Nueva Izquierda, resulta todavía más controvertido. La elección de un personaje lateral del fútbol -El Tano Pasman- que remite a un patético energúmeno para interpelar a un potencial elector es sencillamente inexplicable. ¿Cómo es posible que desde la propia izquierda se pretenda una caracterización tan desdichada de sus potenciales votantes? Le hablan a un supuesto receptor que tiene una relación con la política parecida a la de Bart Simpson. A la de un Barra que insulta frente al televisor.
Otra observación es del orden de la efectividad publicitaria, no registramos quién es el candidato. El protagonismo del actor y ex legislador Héctor Bidonde es tan preponderante y el estupor que provoca la veta que elige interpretar es tal, que eclipsa la aparición de los candidatos al final de la pieza. Son Alejandro Bodart y Vilma Ripoll.