El 21 de febrero de 1962 se disputó el partido de vuelta de los cuartos de final de la Copa de Campeones Europa en el Santiago Bernabéu, después de que una semana antes Real Madrid ganara en la ida en el viejo Comunale de Turín con un gol de Alfredo Di Stéfano.
Ese día, el de la revancha, la Saeta Rubia obligó al árbitro a que los italianos cambiaran de uniforme en el descanso y jugaran 45 minutos con la camiseta alternativa de Real Madrid.
El equipo turinés había variado su habitual uniforme a rayas verticales blancas y negras y entró a disputar la revancha vestido completamente de negro.
Pero ese color coincidía con la ropa que llevaba el árbitro y los jueces de línea. Entonces, en el descanso, Alfredo Di Séfano se presentó en el vestuario del referi francés Guigue quejándose de que confundía a los italianos con el trío arbitral.
Di Séfano le entregó al juez un juego de camisetas violetas, las alternativas del Real Madrid -las mismas que los españoles habían utilizado en Turin en el triunfo de la ida- y lo amenazó con no salir a jugar el segundo tiempo si los italianos no aceptaban el cambio.
Al árbitro le pareció razonable el planteo o prefirió cortar por lo sano con el insoportable mal humor característico del argentino y los jugadores de la Juventus, que se habían ido al descanso ganando 1 a 0 con gol de otro argentino, el Cabezón Omar Sívori, se resignaron al cambio. De todos modos los italianos pudieron mantener el resultado y derrotaron al Real Madrid vestidos de Real Madrid.
Fue la primera caída en su campo en Copa de Europa del equipo de Di Stéfano, ya que en los siete ediciones anteriores no había perdido nunca en el estadio Santiago Bernabeú.