Hace 50 años, lo que podría haber sido el argumento perfecto para un cuento fantástico (una banda imaginaria tocando en un concierto imaginario para una audiencia imaginaria) se materializó en el disco más influyente de la música popular del siglo pasado.
Tras cinco meses de encierro, 700 horas de grabación poco ortodoxas con instrumentos atípicos, ingenieros de sonido delirantes, una gran orquesta y un productor dispuesto a todo, cuatro músicos conectados en ebullición permanente concibieron las trece maravillosas canciones de Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band.
Sólo faltaba la tapa.
Para seleccionar a los personajes que integrarían la famosa portada, cada uno de los Beatles aportó una propuesta con sus celebridades y referentes preferidos. La lista de George Harrison estaba compuesta casi exclusivamente por gurúes indios; la de John Lennon incluía al Marqués de Sade, Oscar Wilde, Lewis Carroll y Hitler (cuya gigantografía fue retirada del set antes de tomarse la foto final); Paul McCartney sugirió, entre otros, a William Burroughs y a Fred Astaire, mientras que Ringo Starr, como casi siempre, anticipó que estaría de acuerdo con lo que eligieran los demás. A último momento quedaron descartados para la toma definitiva Jesucristo y Gandhi. Bueno, también con ese aspecto…
En total, entre personajes y objetos varios, como una pipa de agua y una muñeca que lleva una remera con la frase Welcome The Rolling Stones, la tapa del disco suma 87 referencias de todo tipo y color. Pero de todas ellas, hasta donde sabemos, sólo una es futbolera.
Detrás y a la izquierda de George Harrison, parcialmente tapado por la rubia Marlene Dietrich y al lado del gurú Sri Lahiri Mahasaya aparece, muy sonriente, Albert Stubbins, un pelirrojo centro delantero que jugaba en el Liverpool a fines de los años cuarenta. Cómo llegó hasta ahí la silueta de cartón recortado con la cara de Albert Stubbins, quién la propuso y por qué, no lo sabemos.
Ninguno de los Beatles era especialmente futbolero. George directamente cero. Ringo consecuente con su padre hinchaba por Arsenal y Paul por Everton. Sobre los colores favoritos de John hay varias versiones pero ninguna contundente.
Lo cierto es que Albert Stubbins fue uno de los jugadores más populares de Liverpool F.C. en el período inmediatamente posterior al final de la Segunda Guerra Mundial. Antes de la contienda había brillado en Newcastle United donde marcó 188 goles en 231 partidos, con una salvedad: los partidos jugados durante la guerra no se consideran “oficiales”. Hoy en día esa marca le bastaría para llevarse tranquilamente un Balón de Oro.
Era el típico delantero-centro inglés: grandote, fuerte, goleador, de potente remate y buen cabeceador. En 1946 Liverpool lo compró por £ 12.500. Mucha plata. Debutó contra el Bolton Wanderers marcando dos goles. Esa temporada Liverpool sólo perdería dos partidos y se consagraría campeón tras 24 años de sequía. Stubbins, y su compañero Jack Balmer, marcando 24 goles cada uno, fueron los goleadores de la Liga. Al año siguiente, en la temporada 47/48 repetiría su marca de 24 goles. Cuatro de ellos, dos en cada tiempo, al Huddersfield Town en Anfield. En 1950 llevaría a Liverpool a jugar por primera vez una final de la FA Cup en Wembley, Cayeron 2 a 0 frente al Arsenal. En esa época Lennon andaba por sus diez años y Paul por sus ocho, es probable que esas hazañas pasaran a formar parte de su background inconsciente.
Es increíble que un jugador de la eficacia de Stubbins sólo haya sido convocado una vez para integrar el seleccionado inglés. Fue contra Gales en 1946. Inglaterra perdió 1 a 0.
Por cansancio y lesiones se retiró en 1953, por un tiempo entrenó divisiones juveniles. Finalmente, se dedicó a trabajar como periodista deportivo.
Ya casi nadie se acordaba de él hasta que por alguna razón, en 1967, cuando el mundo se había tornado fosforescente, nada menos que Los Beatles decidieron incluirlo entre las personalidades de una psicodélica portada, que se convertiría en un hito de la cultura del siglo veinte.
Albert Stubbins murió en 2002, a los 83 años.
Fuentes: Revista Mojo y LFC History.