En el verano europeo de 1926, Espanyol de Barcelona fue el primer club español en realizar una gira por América Latina y logró una proeza extradeportiva que hoy, 90 años más tarde, cuesta creer: el equipo completo cruzó los Andes a lomo de animal. Algunos a caballo y otros en mula.
Conocimos esta historia hace más de un año gracias a una revista española de gran trabajo que se llama Kaiser Magazine. La leímos, anotamos y pensamos que nunca podríamos encontrar un contexto para contarla. Sin embargo, un lector generoso decidió explicarnos en entregas, antes del clásico de Barcelona, qué significa ser hincha del Espanyol, y nos pareció el momento justo para relatar esta fábula increíble. Vamos por partes.
El plantel había llegado a Buenos Aires en el Transatlántico Princesa Mafalda (que naufragaría un año más tarde y se ganaría el nombre de “Titanic del Sur”) y habían demorado un par de semanas para completar el viaje.
“La travesía del Espanyol fue, con todo, más tranquila, apenas un par de semanas en alta mar que los jugadores aprovecharon para relajarse y jugar en el casino de a bordo, ya que las condiciones hacían imposible el entrenar. Cuando llegan a Argentina comienza una gira que llevará a aquellos hombres a disputar un total de 16 partidos (siete en Argentina, dos en Uruguay, tres en Chile, tres en Perú y uno en Cuba)”, relata el periodista Marcos Pereda en el artículo de Káiser.
El equipo, que en ese entonces era capitaneado por el legendario arquero Ricardo “el divino” Zamora (hoy el premio al guardametas menos vencido en la Liga de España se llama “trofeo Zamora”), jugó sus primeros cuatro partidos en nuestro país. Era un buen equipo, que terminaría séptimo en la primera Liga de España, que se jugaría recién tres años después. Además estaba reforzado con futbolistas del Osasuna, del Valencia, del Tolosa e incluso de Real Madrid, que se sumaron un mes más tarde del comienzo de la odisea.
Los catalanes del club Perico arrancaron su actividad contra un combinado llamado “Selección Zona Sud” (el nombre es autoexplicativo) y ganaron 1-0. Después empataron 1-1 con la “Selección Zona Nord” y llegaron al plato fuerte, el 7 de julio: igualaron 2-2 con la Selección Nacional. Citamos a Pereda, otra vez:
“De hecho, parece que el poderío del Espanyol era tan grande que los aficionados invadieron el campo para evitar la derrota de su combinado nacional. Todo ello, dicen, bajo la atenta mirada de Carlos Gardel, mito entre los mitos que quedó prendado de ese otro divino que era Ricardo Zamora”.
Habrá que creerle. Tres días más tarde, los visitantes sufrieron su primera derrota ante la Selección de Rosario y luego partieron hacia Uruguay, donde vencieron a Nacional y cayeron con Peñarol. Regresaron para disputar un duelo con Huracán (ganó el Globo 1-0) y uno contra un combinado de equipos de Pehuajó –historia que algún día debemos contar en extenso- que ganó 1-0.
Pero lo mejor llegó después, cuando los europeos llegaron a Mendoza y debían cruzar la mayor cadena de montañas de Sudamérica para llegar a Chile. Pero el invierno había sido duro, la nieve había caído con fuerza y los medios para encarar la cordillera no funcionaban: los trenes estaban paralizados y la comunicación era casi imposible entre ambos lados de las montañas. Así que fueron a caballo. O en mula.
“Y entonces los miembros de la expedición españolista se lanzaron a subir los Andes, los nevados Andes, a lomo de animal. Algunos, los más afortunados, montaron caballos. El resto, a grupa de mula. Y fue así como el Espanyol se lanza a este dificultoso ascenso, un viaje que, según dicen, los jugadores tomaron con buen humor y que nos dejó estampas inolvidables, como la de Urquizu (N de Un Caño: defensor titular en aquel equipo), poncho y botas sobre un mulo, rostro aterido, nieve a su espalda, en mitad de una inmensidad blanca que parece querérselo tragar…”, dice la revista Kaiser.
Buscamos esa estampita del frío durante todo este tiempo y no la pudimos encontrar. Parece que no es la única: hay varias imágenes de los futbolistas en la nieve. Si algún Perico las quiere compartir con nosotros, gustosos las agregamos a este artículo. La que usamos para ilustrar la nota, por supuesto, no es de los jugadores.
Ya en Chile, Espanyol le ganó a la selección transandina y perdió dos partidos con combinados locales. En Perú venció a Alianza Lima y ganó otros dos duelos. En Cuba, ya en septiembre, antes del regreso, le ganaron a la selección de la isla.
Pero lo más lindo había pasado antes. En las montañas. Con la nieve. Con un grupo de futbolistas haciendo lo que hoy podría pasar por una expedición alpina.