Hace más o menos una semana, quizá dos, se hizo bastante popular un video en el que el Lobo Cordone intentó explicar algunos conceptos básicos a sus jugadores en un entrenamiento de Leandro N. Alem.

El ex delantero de Vélez, Racing y San Lorenzo insistía en una cuestión bastante clara: hay que parar la pelota con la cara interna del pie, para acomodarla y volver a pasarla a un compañero, también con la cara interna.

La teoría, muy coherente por cierto, es que un pase ejecutado con cara interna llega mucho mejor al compañero, sin el efecto que tendría un pase con cara externa, por ejemplo. Y frenar la bola con la suela tiene un riesgo grande e inútil. Lo explica el propio Cordone:

“Vos la parás con la suela. Mirá lo que es la suela, mostro, mirá los tapones que tiene. Con la pelota inflada, ¡¡NI MESSI LA PARA ASÍ CON LA SUELA!!”, alega el DT. De nuevo, el argumento es indiscutible: si la pelota pega en un tapón (de los cuatro, seis o doce, redonditos o cuadrados que describe el entrenador), rebota y la perdemos de una manera que académicamente califica como “pelotuda”.

El tema es que justo a Cordone se le ocurrió nombrar a Messi. Y como al delantero de Barcelona no le alcanzaba llegar a la semana de Champions con la motivación de meterle un gol a Cech, a quien nunca había vencido, para callar de una vez a los estadígrafos deportivos, en el primer tanto contra el Arsenal controló la pelota… con la suela. Ahí va, se ve clarito a los 30 segundos de este video:

La coincidencia entre discurso y realidad la rescató para nosotros un lector, cuándo no, así que agradecemos a @TamuMeschi y destacamos su comentario: “Es magia, es la excepción y la regla. El Lobo tiene razón, pero el ‘Ni Messi’ no entra en las formas…”.

Es cierto, amigo. Messi quizá sí.