Queda un puñado de minutos del domingo. Ya no hay mas trenes hacia Once. Los últimos transeúntes, serios, ensimismados esperan resignadamente a los también últimos colectivos de la noche. En un bar pegado a las vias, Rocky Balboa continúa su épico e inmortal combate ante Apollo Creed. Me detengo, al instante alguien se acerca.

¿Rocky 1 o 2 ?

Dos le contesto sin mirarlo, sin sacar la vista de la pantalla .

Y ya somos una decena, parados en la vereda, contando a los dos que que estaban atendiendo, ahora acodados y mirando con toda atención. ¡Qué ni se le ocurra a algún distraído recién llegado pedir un completo de mila! 

Rocky, después de haber sufrido como un tuareg extraviado y sin camello, de haber perdido sangre como un Miura, con sacrificio sobrehumano, logró levantarse de la lona antes que su rival. Volvió a ser el campeón mundial.