La lista de 35 futbolistas que entregó Jorge Sampaoli de cara al Mundial entregó algunas certezas y nos despertó algunas reflexiones. Lo primero: son ocho los apellidos que también estuvieron en 2014. Romero, Mascherano, Rojo, Biglia, Di María, Enzo Pérez, Messi, Higuaín y Agüero. Calculamos que Enzo no va a ir al Mundial. Quedarán siete en el plantel. Podríamos agregar a Banega, que se perdió por poco el lugar en la lista de Sabella. De los siete, al menos cuatro son titulares en la cabeza del DT. Messi, Agüero (o Higuaín), Biglia y Di María.
Siete u ocho de 23 puede parecer poco a primera vista, pero es un número sorprendentemente alto si se toma en cuenta que Argentina -última subcampeona- encaraba una etapa de renovación post Brasil, tuvo un par de cimbronazos fuertes, perdió dos finales y cambió tres veces de técnico. Si hablamos del equipo titular, Martino incorporó a Otamendi (y a Funes Mori, presumiblemente titular sin lesión de por medio), que regresó al equipo después de su traumática excursión como lateral a Sudáfrica 2010. Bauza confirmó a Mercado. ¿Y después? Bueno, Lanzini, Lo Celso, Fazio… y más de lo mismo.
La sensación, como dice el colega Andrés Burgo en esta interesante nota del diario El País, es que la Selección se secó de talento. Que no hay una gran cantidad de jugadores para elegir. Que no hay estrellas nacientes y tenemos que recurrir otra vez a los mismos. Que faltó laburo de base y promoción de juveniles. Algo de eso hay.
Sin embargo, nos pareció un ejercicio interesante comparar a nuestro seleccionado con algunos otros. Que fueran ejemplo de éxito y trabajo a largo plazo. Que fueran parangón de primer nivel en el fogueo de jugadores jóvenes, mezcla de cantera con experiencia. Se nos ocurrió Alemania, el rival de la final pasada, campeón reinante que además cuenta con el mismo DT desde hace 12 años (Low, que además fue asistente durante los cuatro años anteriores). Y España, el campeón de 2010, que cambió de entrenador para refrescar la cara de un equipo que se volvió en primera ronda de 2014.
Nos encontramos con una sorpresa.
Empecemos por Alemania. Que ganó la Copa Confederaciones con equipo alternativo. Que probó juveniles, los fogueó y los internacionalizó. ¿Saben cuántos jugadores de 2014 repiten en 2018? Una cuenta preliminar –aún no hay lista definitiva- nos dio ocho de 23. Los mismos que Argentina entre los 35. Uno más que Argentina si trazamos el plantel que estará en Rusia. De esos ocho, además, siete son titulares: Neuer (depende de su recuperación pero lo esperan), Boateng, Hummels, Kroos, Khedira, Özil y Müller. Y el otro es el jugador número 12: Draxler. El titular que falta es Reus, que no jugó el Mundial pasado… por lesión. Es decir que Alemania renovó los laterales y el nueve, que era Klose y se retiró. Nada más.
Pero como nos picó un poco más la curiosidad, nos fijamos cuántos jugadores de los que golearon 4-0 a Argentina en los cuartos de final de 2010 forman parte del plantel para 2018. Increíblemente, ¡son 7! Siete jugadores de aquel plantel repiten en el campeón del mundo. Seis de ellos jugaron aquel partido: Neuer, Boateng, Khedira, Müller, Özil y Kroos (entró en el segundo tiempo). En el banco, ese día, estuvo Mario Gómez, que reaparece en el plantel para Rusia 2018, acaso como el 9 para volver a ocupar el lugarcito que le dejó el retirado Klose.
Uno podría pensar que hay algo de lógica en esto. Mismo DT, misma base. Ahora bien, en la Argentina de la calesita de entrenadores y “seca de talentos” también repiten lugar siete futbolistas de 2010: Romero, Mascherano, Messi, Agüero, Di María, Higuaín y Otamendi.
El caso de la España renovada es todavía más increíble. De los jugadores que no pasaron primera ronda en 2014 de la mano de Del Bosque, se repetirán al menos 10 en la convocatoria de Lopetegui para Rusia (tampoco hay lista de 23 aún). De Gea, Reina, Piqué, Ramos, Jordi Alba, Busquets, Iniesta, Koke, Silva y Diego Costa son cartas seguras para el Mundial. A ellos se agregan las posibilidades de Azpilicueta y Javi Martínez, que también estuvieron en 2014.
De hecho, en el primer partido de España en la última Copa del Mundo –la debacle, 1-5 vs. Holanda- jugaron Azpilicueta, Piqué, Ramos, Alba, Busquets, Iniesta, Silva y Costa. Los únicos de ese once titular que no están más son Casillas, Xavi y Xabi Alonso. Veteranos retirados o casi. ¿Eso quiere decir que España no se renovó? ¿O que no tiene talento de donde elegir el recambio?
Más bien parece que el recambio es un estado de ánimo. Una cuestión global, relacionada con la actitud y la lectura de la identidad propia. España cambió su modo de juego, su estilo. Hoy es más fresco que con Del Bosque y construye su fútbol reconocible alrededor de la buena estrella de Isco (suplente en su club, pero a quién le importa). Aunque repita los nombres, los mismos nombres que tenía que renovar.
Alemania mantuvo la línea aún sin sus jugadores emblema, pero a la hora de enfrentar la competición más importante elige salir con todas sus banderas. Y seguiría siendo Alemania, aunque no los repitiera, aunque no alineara ni a uno de los futbolistas que la llevaron a la gloria.
Argentina tiene algunos hombres nuevos, sobre todo si tomamos como base el último Mundial. Mercado y Tagliafico no son ni Zabaleta ni Rojo. Fede Fernández, Demichelis y Garay no están en los planes. El cinco héroe –Mascherano- hoy no es volante para el DT. Aparece la novedad de Lanzini, Lo Celso como doble mediocampista central. Lavezzi no figura. Dybala es un nombre poderoso que queda en el banco. Hasta el arquero de los últimos dos Mundiales está en discusión.
Pero lo cierto es que Argentina todavía no se conoce demasiado. No decidió qué quiere ser ni cómo llegar a serlo. Va más allá de la falta de talento joven, más allá del trabajo en juveniles. Necesita una idea madre para encarar el recambio. Generar un funcionamiento colectivo que le sea propio y pueda sostener en el tiempo. Sólo eso podría llevarla, en serio, a una renovación. Incluso con las figuras de siempre. No es una cuestión de apellidos, sino de fondo.
De otra manera, se modificarán solamente los nombres. Y vendrá más de lo mismo.