A poco más de dos semanas de la final del Mundial, se le escuchó la voz a uno de los futbolistas argentinos que pudo haber cambiado la historia. Rodrigo Palacio fue distinguido por la municipalidad de Bahía Blanca, su ciudad natal, y allí dijo cosas que al hincha seguro no le hacen mucha gracia leer o escuchar.
Los goles que se perdieron Higuaín y Palacio contra Alemania se van a recordar siempre. Sin embargo, el delantero del Inter contó que prefirió “no pensar tanto” en aquella jugada en la que quiso inventar un sombrero a Neuer cuando tenía entre 3 y 70 opciones mejores. Hasta ahí, está bien. El tipo no se quiere comer la cabeza y es lógico que no le dé vueltas a algo que ya no tiene vuelta atrás. Lo que sí sorprendió fue que dijera “no me lamento, son cosas que pueden pasar”. ¿Cómo que no me lamento, querido Rodrigo? Se lamentó todo un país, te contamos desde esta humilde página. ¿Y vos no?
Y hubo una declaración más preocupante aún. “Lamentablemente, la lesión en el último amistoso que jugué (con Trinidad y Tobago) me condicionó durante todo el Mundial, pero son cosas que pasan en el fútbol. Alejandro siempre me dio la posibilidad pese a que no estaba a ciento por ciento”, explicó Palacio. Acá tenemos un claro ejemplo de compañerismo mal entendido para un grupo que se jactó de ser muy compañero. Para nosotros, el compañerismo no es tirarse a los pies y terminar agotado. Eso lo damos por hecho. El compañerismo es estar al lado del que tiene la pelota, ofrecerle de una a diez opciones de pase. El compañerismo es levantar la mano y decir “no estoy para jugar”. Porque después pasa lo que pasó: tenés una chance clarísima y la desperdiciás. Y encima no te lamentás…