La principal atracción del amistoso entre Chelsea y AFC Wimbledon era comenzar a vislumbrar las ideas que tiene José Mourinho de cara a la próxima temporada. El entrenador portugués alineó a varios jóvenes que podrían ser la base de su equipo en el futuro. Sin embargo, apenas comenzó el juego todos dejaron de prestarle atención al esquema táctico del conjunto de Mou y la atención recayó sobre el centrodelantero rival. Es que Adebayo Akinfenwa no es un jugador más. Es una mole de 110 kilos con más pinta de levantador de pesas que va de nueve.
Primero, está claro que para jugar bien al fútbol no se necesita un físico privilegiado ni un cuerpo tallado a mano por los dioses. Sin embargo, es llamativo que un muchacho como Akinfenwa pueda jugar mano a mano contra John Terry durante más de una hora. Las imágenes son claras. Podría ser confundido con el hooker de los All Blacks, pero nunca con un futbolista.
Saheed Adebayo Akinfenwa nació hace 32 años en Islington, Gran Bretaña. Hizo su debut profesional en el FK Atlantas de Lituania y en 2003 regresó al Reino Unido para jugar en Barry Town de Gales, donde se consagró campeón de la Copa nacional. Tras una larga carrera por el ascenso británico -llegó a jugar en Swansea City y en Millwall- nuestro amigo llegó para esta temporada a AFC Wimbledon.
Aunque el gran público internacional recién tiene el gusto de conocerlo hoy, Akinfenwa se ganó un nombre en el ascenso profundo inglés. Recorrió casi todas las categorías y convirtió más de cien goles. Sus virtudes son obvias: la potencia, la presencia física y el cabezazo. Mide 1,80 metros y pesa 110 kilos, aunque muchos dudan de que ese sea su peso real. Su apodo no es muy original: “la Bestia”.
En una ocasión, tras marcar tres goles para Northampton ante Accrington afirmó: “Los hinchas rivales me cargaban desde el inicio del juego, por eso fue agradable marcarles goles. Yo disfruto que hablen de mí, porque así les puedo responder con fútbol y con goles”.
Adebayo Akinfenwa no es el primer “gordo” que se destaca en el fútbol inglés. Las ligas británicas han tenido una buena cantidad de futbolistas que se ganaron un lugar a pesar de su estado físico. El primero es también el más importante. “Fatty” Willie Foulke es reconocido como uno de los jugadores más queridos de la historia en Inglaterra. Comenzó su carrera deportiva jugando cricket pero luego se convirtió en un emblema del fútbol de fines del siglo XIX. Llegó a pesar 150 kilos y atajó en Sheffield United, Chelsea, Bradford City y hasta en la Selección inglesa.
Neil Ruddock, Neville Southall, Micky Quinn, John Hartson y hasta Paul Gascoigne son algunos de los gordos buenos que hicieron grande (en todo el sentido de la palabra) a los equipos británicos. En las canchas de nuestro continente también hubo cracks entrados en kilos. Para no herir susceptibilidades, sólo nombraremos a uno de los más emblemáticos: el Ancho Ibarra, un paraguayo que disputó una Copa Sudamericana pesando 100 kilos.