Se van a cumplir 42 años de la primera vez que River y Boca jugaron la final de un campeonato oficial en la larga historia del fútbol argentino. Fue la noche del miércoles 22 de diciembre de 1976 en la cancha de Racing. Se definía el Torneo Nacional, que ese año se jugó en cuatro zonas. Los ganadores de cada zona disputaron las semifinales: Boca le ganó 1 a 0 a Huracán en cancha de Independiente y River 1 a 0 a Talleres de Córdoba en La Bombonera.

El partido fue malo, muy cerrado. Se definió vertiginosamente cuando faltaban 18 minutos y ya todos apostaban a los penales. El reglamento no contemplaba tiempo suplementario. Rubén Suñe aprovechó una zoncera de la defensa de River y ejecutó un tiro libre, con la autorización del árbitro Ithurralde, sin esperar que terminara de armarse la parsimoniosa barrera.

tapitaLa pelota entró por el ángulo exacto del travesaño con el poste izquierdo izquierdo de Fillol, que apenas atinó a mirar fijamente el destello de la Pintier. De ese polémico gol se habló durante meses. No se conservan registros fílmicos, si es alguna vez los hubo.

Una minuciosa investigación del periodista Diego Estévez logró reconstruir los avatares de aquella noche única. De su libro “La Final” extraemos el capítulo que narra aquel momento culminante en que una inspirada ráfaga del Chapa Suñe sumó una estrella en el escudo de Boca.

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UNA BOMBA DE ESTRUENDO

El párrafo que reproduce la revista Goles, corto y mecanografiado, formaba parte del informe que uno de sus asistentes le había confeccionado a Juan Carlos Lorenzo tras la semifinal entre River y Talleres de Córdoba. Era bastante claro, casi premonitorio: “Tardan mucho para hacer la barrera. Es increíble cómo no se aprovecha esta ventaja. Nadie la ordena y encima la hacen mal. Fillol anda de un lado a otro hasta último momento. OJO QUE SE PUEDE SACAR VENTAJA metiendo el pelotazo de golpe y avisando al referee que no marque los pasos. Vos sabés mejor que yo cómo hacerlo, pero no te lo olvides”.

Ahora habla el Toti Veglio, víctima de la infracción de Passarella: “Estaba acomodando la pelota cuando Chapa me susurró: Abrite, abrite que tiro’. Como Ithurralde estaba adelante para empezar a contar los pasos, le dije muy bajo: ‘Salga, Ithurralde, que no queremos barrera’. El referee se abrió y Suñé ya estaba tirando”. La versión de don Arturo no es exactamente igual, aunque sí muy parecida: “En el tiro libre, viene Suñé, la pone en el piso y mientras se iba agachando me dice: ‘Arturo, Arturo, quiero patear’, y yo le digo ‘patee’. Claro, fue piola: me lo dijo cuando agarró la pelota e iba bajando… Nadie se puso adelante, algo rarísimo. Me fui para atrás y lo autoricé a pegarle, mientras Fillol armaba la barrera”. La foto de El Gráfico es muy clara: Suñé remata con pierna derecha de modo muy ortodoxo, sin excesiva violencia pero con una precisión casi quirúrgica, mientras Mouzo —con los brazos en jarra— lo observa e Ithurralde levanta los brazos en señal de aprobación. En la barrera a medio armar pueden verse a Pedro González —el más adelantado—, Perfumo (dos), Héctor López (tres), Passarella (seis), Luque, Merlo y Juan José López. Sobre la izquierda, en primer plano, aparece Pinino Más. Sobre la derecha, al fondo, Comelles (vigilando el paso adelante de Mastrángelo). Todos quedan sorprendidos por el disparo. Fillol atina a iniciar un tibio movimiento hacia su izquierda, pero es tarde: el tiro ingresa por el ángulo superior izquierdo del arco que da al estadio de Independiente. Es gol. ¡Gol de Boca!

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Relato de José María Muñoz

Deja correr sobre medio campo. La para cómodamente Tarantini, vuelve a avanzar para Boca. Da la pelota sobre la izquierda para… Mario Zanabria, entrega corto sobre el centro. La para esta vez Jorge Ribolzi, lucha con un hombre —Cocco— que lo persigue, sigue Ribolzi, adelanta la pelota para Taverna…Lo traba Passarella. Es foul, tiro libre… No era precisamente el número nueve sino el ocho de Boca, Veglio. Corresponde tiro libre para Boca a unos ocho, nueve metros frente al área peligrosa de River Plate. Viene el tiroooo, ¡gol! ¡Suñé! ¡Goool de Bocaaa! ¡Goool de Boca Juniors, Rubén Suñé! ¡Sorprendió cuando se estaban acomodando los hombres de la barrera, tiró en forma alta, la pelota ingresó cerca del ángulo izquierdo de Fillol! ¡Veintiocho minutos de la etapa complementaria! ¡Logra quebrar el cero a cero Boca Juniors! ¡De tiro libre, Rubén Suñé! ¡Boca Juniors 1 River Plate 0!

Relato de Bernardino Veiga

Lleva la pelota Ribolzi… ¡foul! Buscaba la pared con Toti Veglio. Hubo foul cerca del área de parte de Passarella. Le pegó fuerte, eh, pero se ha reincorporado Toti Veglio. Atención que el tiro libre ahora es más cerca del área penal de Fillol. Más o menos a unos veinte metros… viene el chanfle, el tiroooo, ¡goool, goool de Boooocaaa! ¡Suñé! ¡Goool de Boca, Suñé! ¡Sorpresivamente antes de que entrara la pelota o de que diera la orden el referí, tiró, se metió por el ángulo! ¡Golazo de Suñé! ¡Revienta Avellaneda! ¡Goool de Bocaaa! ¡Veintisiete treinta, Suñé! ¡Boca 1 River 0!

“Tengo perfectamente registrado el fogonazo de los fotógrafos cuando la pelota le entra a Fillol por el palo izquierdo, y yo lo primero que hago, en lugar de festejar, es mirarlo a Ithurralde para ver si marca el centro de la cancha”, me cuenta Eduardo Aliverti. Y no debe haber sido el único en tomar esa precaución, porque Ezequiel Fernandez Moores aporta un dato interesante: “Ee un gol que se grita tarde. A destiempo. Una por lo sorpresivo y otra por lo inesperado.Es una combinación mortal (risas). Lo sorpresivo es que Suñé tiró antes de lo previsto, no era el encargado él de ejecutar sino Veglio. Y lo inesperado es que se pensaba que se iba a definir todo en el último segundo, con el último penal, porque iba derecho a eso el partido”. Cuando la multitud de Boca se cerciora de que el gol es válido, el alarido hace temblar el cemento. El Chapa sale corriendo a festejar como un poseído, besándose la camiseta, y finalmente se arrodilla en el césped. Pronto sus compañeros lo apretujan en un festejo interminable: Ribolzi, Mastrángelo, Mouzo, Taverna, Tarantini…

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“Yo pateé con la ventaja de que River había armado mal la barrera y Fillol estaba atrás para formarla. Estaba toda medio desparramada y me quedó libre todo el lado izquierdo de él. Entonces yo pateé en ese momento. Con muchas ganas, pero de ahí a pensar que iba a ser gol… Uno patea tantas veces o hace tantas cosas en un partido… A mí me dijo un día el Pato que no la atajaba ni que estuviera ahí. Hizo poste-travesaño. Te juro que cuando vi la pelota en el arco no sabía qué hacer. Me mandé el pique más largo de mi vida. Quería dar vueltas carnero, quería volar… Esa vez sí que no me podían agarrar mis compañeros. No puedo explicar qué sentí. Hacerle un gol a River, en ese partido, una final… Me querían abrazar y no me podían alcanzar. Era un buscapié. Si no me paraba el foso, iba a terminar en lo más alto de la tribuna en la que estaban los hinchas de Boca”, rememora el Chapa Suñé con emoción.

La sorpresa por el remate fue general. Ni hablar de los jugadores de River… Perfumo cuenta: “Fue una cosa sorpresiva. Un poco se durmieron algunos compañeros, pero… mejor no nombrarlos (risas). Ya había pasado con el ‘Cabezón’ Potente un año antes, en el Monumental. River tenía esas dormilonas en los tiros libres. Esa vez se notó mucho más, pero no fue la única”. Victorio Cocco, por su parte, explica: “Yo era el que iniciaba la barrera y fui rápido a mirar. Lo que pasa es que Fillol mira, ve que está bien armada y, en vez de caminar de costado, sale caminando sin mirar, para acomodarse. En ese momento arranca Suñé y le pega. Son cosas que pasan en el fútbol. Nadie se imaginaba que él podía patear un tiro libre. Se habrá dado cuenta ahí, salió corriendo y le pegó”. No fue posible encontrar al Pato Fillol para que brindara su testimonio sobre la jugada. Pero tras el partido, mientras fumaba un cigarrillo en un rincón del vestuario y hablaba por auriculares, le decía a Miguel Angel Bertolotto, de la revista River: “No me pregunte quién tuvo la culpa en el gol. El gol ya está hecho. Si quiere, la culpa fue mía”.

Texto extraído del libro “La Final – El Supercásico más decisivo en tiempos de tinieblas” de Diego Estévez, Editorial Aguilar – 2015.