Hacia fines de 1969 el glorioso “Equipo de José” comenzaba a empalidecer pero todavía resultaba una gran atracción cuando se presentaba en las provincias para jugar amistosos y más aún cuando el partido era por los puntos.

En octubre de aquel año Racing viajó a Mendoza con todas sus estrellas para enfrentar a Atlético San Martín por la quinta fecha del Campeonato Nacional.  El equipo se alojó en el céntrico Hotel Demo y en la vereda  de la calle Rioja se juntó mucha gente con la esperanza de ver a los jugadores, saludarlos y sacarse alguna foto con ellos.

partida 350Entre los curiosos que montaban guardia se encontraba Victor Arrieta, hincha de La Academia, sub-oficial del Ejército Argentino y adiestrador de perros. Y sentado junto a él su mascota, Pol, la luz de sus ojos, el mejor de sus pupilos.

Arrieta había criado a Pol y lo entrenaba desde que tenía dos meses, pero la inteligencia de aquel animal lo cautivaba y nunca dejaba de sorprenderlo.Todas las mañanas le preguntaba ¿qué noticias habrá hoy, Pol?  Y el perro iba en búsqueda del diario y se lo alcanzaba. ¡Qué frío se puso el día! –murmuraba Arrietay Pol se aparecía con el capote del uniforme en el hocico. Cuando se reunía en su casa con sus camaradas de armas, Arrieta llevaba intencionalmente la charla a los temas del fútbol y en un momento, dirigiéndose a su perro lo ponía a prueba: ¿de qué cuadro somos en esta casa, Pol?  Y el perro volvía con el banderín del Racing Club, se paraba en dos patas y movía la cola.

Pero Arrieta estaba en la puerta del hotel de los jugadores junto a su perro Pol por un asunto más serio. Logró que lo dejaran pasar y pudo hablar con el conserje. Sin rodeos y en pocas palabras le explicó el motivo de su presencia. El conserje escuchó atentamente y pensó que se trataba de una broma pero el uniforme del Ejército Argentino, y el animal, lo convencieron de que debía transmitir el mensaje al entrenador del equipo de Avellaneda  la curiosa inquietud de ese sujeto.

Pizzuti lo sacó carpiendo. ¡Pero déjese de embromar, hombre!, ¿Cómo me viene a preguntar esa pavada? La reacción del entrenador sorprendió a los jugadores que observaban la escena mientras permanecían de sobremesa.

–¿Qué pasa, José?, pregunto Roberto Perfumo.

–Nada, respondió el entrenador, acá este hombre dice que en la recepción hay un tipo que tiene un perro que juega al truco y que nos desafía una mano.

­–Déjelo pasar, Maestro, así nos entretenemos un poco hasta la hora del partido. Y además a mí al truco no me gana nadie, remató El Mariscal.

***

Arrieta se presentó ante sus ídolos cuidando muy bien de que no lo tomaran por un cholulo. Perfumo, Basile, Wolff, El Chango Cárdenas, Chabay, Salamone y el mismo Pizzuti se acomodaron en semicírculo y lo escucharon con atención. El hombre aseguró que el animal sabía jugar perfectamente al truco. Que él mismo le había enseñado cómo se hacía y les explicó el modo en el que se desarrollaría la partida, en caso de que aceptaran el reto. Perfumo se apresuró en dejar claro que aceptaba el desafío y que, en su condición de capitán, asumiría la responsabilidad de representar al equipo.

perroAños más tarde, Arrieta le contó con lujo de detalles al periodista mendocino José Félix Suárez, las alternativas de de aquella apasionante y bizarra mano de truco:

Mientras todos miraban tomé un juego de naipes y deliberadamente coloqué en la parte de arriba tres cartas que eran el 7 de oro, el 5 de oro y el as de basto o sea 32 puntos para el envido. Las puse sobre una mesita para el corte reglamentario y una vez realizado las encimé de tal manera que esas tres cartas le tocaran a Perfumo. Así le daba mayor emoción al juego que se iba a efectuar a una sola mano porque El Mariscal ya se sentía ganador. Las restantes 37 las coloqué en el suelo a cartas tapadas para que Pol eligiera sus tres reglamentarias. Cuando lo hice muy disimuladamente me saqué el guante de una mano y toqué las tres cartas que Pol debía olfatear y que eran las que debía elegir. A pesar de tener de mano 32 puntos Perfumo jugó el 5 de oro, o sea que se fue a la pesca. Yo tomé las tres cartas que me trajo Pol y le dije envido, él contesto falta envido y yo le respondí “si el animal ladra le da”. Al escuchar la palabra Pol sabía que tenía que ladrar y ladró. Perfumo eufórico cantó 32, pero Pol sumaba 33 ya que había elegido del suelo el 7 de espada, el 6 de espada y el as de espada, las tres cartas que yo le había marcado sin que nadie se diera cuenta, sacándome un guante.

Perfumo, con hidalguía, reconoció su derrota. Pero es indudable que el episodio influyó negativamente en su ánimo. Horas más tarde Racing empató 1 a 1 contra San Martín. El gol de La Academia lo marcó el brasileño Machado da Silva. El de los mendocinos, Roberto Perfumo en contra de su valla.

Fuentes: El Increíble Pol, de José Félix Suárez en Correveidile, La voz de Chacras; Revista El Gráfico y blog Historiayfutbol de José Carluccio.