Nuestro amigo y compañero Fabián Mauri nos viene quemando la cabeza en todas las reuniones con el post fútbol. Que esto es post fútbol, que esto no, que esto tal vez, que esto más o menos. Pero la realidad es que el único que sabe de lo que habla es él. Los demás lo miramos sin entender qué quiere decir cada vez que dice “post fútbol”. El tipo amenaza con una nota explicativa pero por ahora se queda sólo en amagues.

Hace un par de lunes, sin embargo, nos dio un ejemplo que nos ayudó un poco, sólo un poco. “¿Saben una cosa que sería post fútbol, por ejemplo? Que la gente no vaya más a la cancha, que no se vean los partidos en vivo y luego se pase por tele sólo el resumen”. Más allá de la imposibilidad de su deseo por culpa de la tecnología y la inmediatez de las redes sociales creímos haber entendido el punto. Eso sí: nos sigue debiendo la nota, a nosotros, sus compañeros, y al público en general que, insiste Fabián, “cuando les explique de qué se trata se van a caer de culo”.

En el momento que el pueblo futbolero supo que Central y Newell’s jugarían un partido único a todo o nada no hubo mesa de café, de asado, de paella o de té canasta en la que no se especulara dónde podrían jugar semejante partido. Nosotros, por ejemplo, tiramos Santa Fe. Cerquita para los dos. O Córdoba, algo más lejos pero un estadio más grande. Sin embargo, el personaje de la mesa que suele estar en todos los detalles, advirtió: “¿Y el traslado? Se van a matar en la ruta”. Lamentablemente tuvimos que asentir, quejarnos en vano por la sociedad que tenemos, que no puede viajar en paz a ver un partido de fútbol, y rendirnos ante la evidencia. ¿Entonces? Si las hinchadas no pueden trasladarse en paz, no quedan muchas opciones. De hecho queda una sola: Rosario. ¿En cuál de las dos canchas? Sorteo. Porque cambiar el reglamento de la Copa Argentina por un solo partido para que se juegue ida y vuelta habría sido un disparate, no mucho más grande que otros que ha habido.

Los “capos” de la seguridad decidieron que no están en condiciones de garantizar, precisamente, seguridad. Ni siquiera con 3 mil efectivos (¿hay algo más ridículo que llamarlos “efectivos”?). Entonces el clásico más hot de la Argentina (con permiso de Laferrere-Almirante Brown) se jugará… a puertas cerradas, a 300 kilómetros de donde viven ambos equipos. El post fútbol ya llegó.