Cuando todavía vivía en Marcos Paz, se me hacía cotidiano cruzarme a todo el mundo y no lo valoraba. Es feo decirlo, pero es como que te da igual. Pasa la vida y no te das cuenta de lo importante que es cada persona. Pero cuando no estás acá, percibís el detalle mínimo de cómo te saludaba un vecino, tu tío, o el mate que hacía tu prima. Te acordás de cosas que decís “¿cómo me acuerdo esto?” o te acordás hasta de la sensación de lo que sentías en ese momento. Y cuando ves dónde estás, en mi caso en Finlandia, con mucho frío, adentro de la casa, decís “me encantaría estar una tarde en Marcos Paz”, o con mi familia o mis amigos. Ahí estás tan enfocado en lo que tenés que hacer que no dimensionás lo importante que es para vos. Te das cuenta de que lo que necesitás cuando no lo tenés.
Vivir en Finlandia me cambió eso. Vivir el día a día, que mis seres queridos sepan que los quiero, que estoy, por más que no tenga mucho tiempo a veces. Por eso, estando acá, el poco tiempo libre que tengo lo destino para verlos porque sé que siempre están esperando que pase a saludarlos, que los visite. Eso es lo que más se extraña: el afecto, la contención, el cariño. Eso que tenemos nosotros los argentinos, sobre todo cuando se trata de familiares o amigos. Al principio fue duro, pero me acostumbré a valorar la vida, el día a día. Antes no me pasaba, era como que los días corrían y nada más.
A veces estoy acostado y miro dónde estoy, mi alrededor, la gente que me acompaña. Hace 13 años estaba en otro lugar, durmiendo en un colchón en el piso, sin tener para comer, sin tener ropa, sin tener nada. En ese entonces, con la convicción y la seguridad de que quería cambiar mi vida, salí a buscar algo que no sabía hasta dónde iba a llegar. Por eso soy totalmente consciente de que cualquiera puede cambiar su vida. Se los digo yo que lo logré. No me pueden decir “no, no es posible”. Desde el lugar más recóndito del que puedas salir, podés. Simplemente con la actitud, quizás en la primera no puedas, en la segunda no, pero en algún momento vas a salir.
MAMÁ
Soy lo que soy por cómo me criaste. Siendo dura, estricta, exigente. Vivía bajo presión porque en la escuela me tenía que sacar un diez, para vos un nueve era malo. Gracias a esa presión, hoy a mí las presiones no me afectan. A partir de ver cómo te sacrificabas, entendí que no íbamos a tener nada si no nos sacrificábamos de esa manera. Eso no me lo dijiste, lo vi. Lo mismo que la disciplina, el respeto, cosas que hoy a lo mejor se van perdiendo. El “permiso”, “buenas tardes”, “gracias”, “usted”, el respetar a los mayores. Todo eso te lo agradezco y el valor hacia la mujer también. Tampoco me lo dijiste, pero en esta época que hay muchas cosas de género, me enseñaste que una mujer vale muchísimo. Vos sola nos dabas de comer a Débora y a mí. De lunes a sábados te ibas a las 6 de la mañana y volvías a las 10 de la noche por un plato de comida nada más. Por eso pienso que las mujeres tienen mucho más ovarios que muchos hombres y que se bancan todas. No dejan tirado a un hijo. Vos me demostraste eso. Siempre estuve rodeado por mujeres: vos, mi hermana, mis primas y crecí alrededor de ustedes.
Te amo, sos lo mejor que me pasó en la vida. Si volviera a nacer, te volvería a elegir. Volvería a pasar todas las dificultades que pasamos con tal de que vos seas mi mamá.
DÉBORA
Sos mi orgullo. Yo quería estudiar y lo estoy haciendo, a destiempo, pero estoy. Me acuerdo que soñaba con recibirme, pero hoy sé que en nuestras condiciones iba a ser imposible porque iba a tener que salir a laburar. Pero gracias a que conocí este deporte fue diferente porque te pude pagar la escuela y la universidad. Te recibís el año que viene y te veo feliz. Sin querer adueñármelo, vivo tu sueño. Lo logro a través tuyo. Yo no tuve otras posibilidades. Se me cruzó la jabalina y le di lo mejor para salir adelante. Me hace bien haberte dado la oportunidad de elegir. Ojalá que seas feliz, que hagas lo que te guste, que seas buena mina y que dejes una marca en los niños que vas a educar.
Sabés que es un sacrificio constante porque hay que sostener todo esto, que llegar a lugares es muy fácil y que lo más difícil es mantenerse en el tiempo. Sé que lo ves, lo valorás y la peleás todos los días teniendo eso presente.
Yo tengo presente que cuando éramos chiquitos y mamá apagaba la luz para gastar menos, vos, que dormías en la cama de al lado, me agarrabas la mano porque yo le tenía miedo a la oscuridad. También me acuerdo de cuando la vieja me mandaba a buscar verduras a la quinta para cocinar a la noche. Era todo campo, no había luz y me acompañabas de la mano. Nunca tuviste miedo. Con eso y con un montón de cosas.
Por ejemplo, cuando yo me lastimaba las manos por entrenar, vos me curabas. Yo tenía 9 años, vos apenas 5 y me preguntabas por qué lo hacía si me dolía y me lastimaba. A veces me sangraban las manos. Yo te decía que lo hacía por ustedes, para cambiarles la vida. Hoy te acordás de eso. Y es increíble porque te lo dije y hoy cambié no sólo mi vida, sino que cambié la de toda una generación. Mamá venía de una familia pobre, el abuelo venía de una familia pobre. Fueron como tres generaciones que atravesaron la misma situación. Y mi acción, por llamarlo de alguna manera, lo que hice, ya cambió a las generaciones que van a venir. Si no me equivoco, en la familia la primera que va a tener un título sos vos y eso significa mucho.
Cambió tu vida, la forma en cómo te ve la gente, las posibilidades que tenés. Antes éramos “los de la casilla de allá, los pobres esos” y hoy somos los Toledo, somos alguien. Está mal decirlo así, pero ahora tenemos más oportunidades. Te ofrecen trabajo por el simple hecho de que seas mi hermana y confían en que seas buena mina también.
Me da mucho orgullo porque simplemente agarré una jabalina, les di lo mejor que tenía y cambié muchas cosas, no sólo la vida. El día de mañana, cuando tengas hijos serás una mujer educada, preparada y les vas a enseñar que tienen que prepararse para el futuro. Quizás mamá no sabía explicarnos esa parte porque tampoco lo tuvo.
NACHO
Muchas de las cosas que te marco son porque tuviste una crianza diferente a la mía y es importante que entiendas algunas cosas. Yo tenía un par de zapatillas que tenía que durar todo el año. Cuando llegaba de la escuela me las sacaba y las limpiaba, las lustraba. Por eso tenés que valorar y cuidar lo que tenés. Gracias a Adidas podés elegir las zapatillas que quieras, pero no pienses que todo es tan fácil. Verte me ayuda a darme cuenta de cómo cambiaron las cosas, que tengas la vida de un nene normal, sin preocupaciones como las que tuvimos tu hermana o yo vale un montón.
Te llevo 13 años y pese a la diferencia nos llevamos bien. Sos el nene mimado de mamá y eso a veces te juega un poco en contra, pero sabés escuchar los consejos y tengo fe de que serás una buena persona.
MAURI Y KARI
Ustedes son más valientes que yo. Yo soy un tipo valiente, me considero valiente. Pero ustedes renuncian a ustedes mismos para amar lo que yo sueño. Mauri, vos dejás de pasar tiempo con tu hijo y con tu señora para estar acá conmigo porque creés en mí, en que voy a llegar a lo que te dije y porque creés que estamos haciendo las cosas bien.
Hace unos días me pasó algo muy fuerte con vos. Yo te conocía como entrenador y como amigo, pero nunca te había visto en el rol de padre ni tampoco tengo esa imagen padre-hijo. Si me preguntan hoy, no siento que quiera tener hijos en algún momento, pero puede que sea porque nunca lo sentí. Mi vieja era muy dura conmigo, mi viejo nunca estuvo y por eso nunca recibí un afecto paternal como para decir “quiero ser así como padre”.
Te vi con Ramiro y me di cuenta enseguida cuánto lo amás, sos un papá tremendo. En un momento le dijiste “bueno, hijo, me tengo que ir a trabajar” para irte conmigo y el nene se puso a llorar. A mí se me partió el corazón y por eso te pedí que te quedes con él, que me iba solo. No sólo te viniste conmigo, sino que en el camino me pedías disculpas por ese momento. Te lo dije en ese momento y te lo vuelvo a decir ahora: la próxima vez, forro, no le digas delante de mí que te tenés que ir porque me matás. Y algo más que te dije ese día y que te repito: te felicito porque sos un padre ejemplar. Si hubiera tenido un padre, me habría gustado que fuese como vos.
Cuando Ramiro se quebró me di cuenta lo importante que sos para él. Por eso digo que sos más valiente que yo. Renunciás a muchas cosas, capítulos familiares que no vas a recuperar, sus primeros pasos, sus primeras palabras. Y todo para soñar mi sueño. Sabiendo que puede fallar además porque acá no hay nada garantizado. No es que te dicen “si vos acompañás a Braian va pasar esto, esto y esto”. No, no es dos más dos. Braian quiere hacer esto. No sé si lo va a lograr, pero va a dar todo. Voy a dar todo. Eso te lo firmo.
Quiero que sepan, vos y Kari, que eso no me genera una presión extra. Al contrario. Me gusta porque me empuja para darlo todo. Me motiva.
Kari, tenés 65 años y te comés un viaje de un día entero para estar acá. El otro día fuimos hasta Chile y al día siguiente tuviste que dormir todo el día para recuperarte. Los viajes te pesan y así y todo le metés mucho huevo. Lamentablemente, todos los que me acompañan renuncian a algo para hacerlo.
Me enseñaste también algo que aprendiste al final de tu carrera como atleta. Yo decía antes que la jabalina era todo para mí, que era mi vida. Y me mostraste que no era así. Que la jabalina un día se termina yendo y vos tenés que seguir viviendo. Me ayudaste a entender que soy una persona con una vida, con sentimientos y que la jabalina es algo que hago porque me gusta. Nada más. En Argentina, en distintos ámbitos, es como que primero viene lo que hacés y después sos persona. Si tenés tiempo sos persona. Y allá no, primero sos persona. Te querés, te aceptás y partís desde ahí. Sos alguien que hace una actividad que le gusta, y que encima te puede ir bien y por eso tenés que disfrutarlo. En eso cambió mucho mi percepción. Esto sigue siendo mi vida, pero desde otro punto.
TÍOS Y TÍAS
Todos fueron y son muy importantes. Con todos tengo alguna anécdota que me quedó marcada. Si las cuento todas, esta carta sería eterna, pero todos en algún momento me marcaron. Betty, vos me cubrías. Siempre voy a contar que cuando mamá se iba a trabajar y me quedaba con vos, me mandabas a jugar con mi primo aunque mi vieja no me dejara para que no me ensucie la ropa. Que me embarraba todo, me lavabas la ropa y me quedaba en calzoncillos en tu casa hasta que la seques con un secador de pelo o lo que fuera. Todo para que mamá no se enterara cuando volviera. Si supiera que hicimos eso durante años…
Pablo, me inculcaste la lectura, aprendí a leer mucho más gracias a vos. Beto, siempre me dabas una moneda y me decías “gastá la mitad y guardá la mitad”. Lo mismo que Juanca. Sandra, siempre me malcriaste con juguetes, libros, de todo. Y nona, fui tu primer nieto, así que con eso digo casi todo. Al día de hoy voy a visitarte y pese a que están todos mis primos, es como si yo fuera el único. Me siento mal a veces, pero ellos es como que también lo entienden porque no estoy nunca. Con vos, abuelo, pasaba lo mismo.
SPONSORS Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN
Son sumamente importantes. En mi vida, tengo mis gastos deportivos, ayudo económicamente a mi vieja, que no anda bien de salud. Tengo los estudios de mi hermana y ayudo mi hermano también con los gastos de la escuela, con ropa. Tengo muchas responsabilidades y la verdad es que si fuera solo a través de las becas, que me ayudan mucho, no podría seguir. Tendría que dejar todo y empezar a trabajar. Así que los sponsors públicos y privados son el motor para que yo pueda hacer todo lo que hago.
Me acompañan, creen en mí y me apoyan más por la persona que soy que por el rendimiento. Y eso está bueno, que te quieran por cómo sos. En su momento rechacé marcas porque estaban enfocadas sólo en el rendimiento y no me hacía sentir cómodo. Y con quienes estoy, al contrario, me acompañan en todo y detrás de cada marca siempre hay una persona a la que siento cercana. Están re atentos, re disponibles. Hay una amistad, un vínculo detrás de todo eso que es lo que me gusta. Este año, por ejemplo, cumplimos diez años con Adidas. En dos semanas me harán un homenaje especial y es algo que me sorprende, un gesto muy lindo.
A los medios de comunicación me gustaría darles las gracias por difundir lo que hago. Si no fuera por ustedes me conocería mucha menos gente. Gracias por cada mensaje, cada llamado y cada nota. A veces dejo alguno sin responder, pero no es porque no quiera. Quizás estoy con la cabeza metida en algo y necesito enfocarme en eso para que no me supere. Gracias por lo que hacen sobre todo por mi deporte, que es amateur y necesita mucho de la difusión. Ustedes también son protagonistas de mi historia.
A TODOS
Les agradezco que me acompañen de la forma que sea. Afectivamente, con un mensaje, con un mínimo detalle. Quiero agradecerles eso principalmente. Quiero también pedirles disculpas por todo el tiempo que les robo. A veces llego a la casa de algún familiar, de algún amigo y cancelan todos los planes que tenían sólo por mí. Quizás tienen un cumpleaños, una salida y no les importa nada. Les agradezco y les pido disculpas por eso, en algún momento voy a tratar de retribuírselo. Quiero que sepan que lo hago por mí y por todos nosotros, no sólo por mí. No es una presión, es un placer haber sido elegido para hacer esto, aunque más de una vez se vuelva intenso y duro como en este momento con la lesión que tengo en el pie. Pero voy a salir adelante porque sé adónde quiero llegar y voy a dejar todo para hacerlo.
Les pido que sigan apostando por mí porque soy su mejor apuesta. Se los digo con humildad. No los voy a defraudar en el sentido de que lo voy a dar todo. El día de mañana, si llegué a conseguir todo lo que quise, genial, y si no, les diré con orgullo que dejé todo y que eso era todo lo que tenía. Sin soberbia, les digo que soy su mejor apuesta. No están poniendo sus sentimientos o acompañamientos en vano. Lo hacen por alguien que deja la vida cada día entrenando, que posterga a los afectos. Tengo una pequeña luz interna que me dice “es por acá, no va a ser fácil, pero vas a llegar de esta manera”.
Publicado en A24.com en marzo de 2019.