Llegué demasiado temprano, me quiero matar. Todavía faltan tres horas para el partido y me estoy morfando los codos, no puedo más. Encima somos muchos y todos la pasamos igual de mal. Mirá esa tribuna, es como si el partido arrancara en quince minutos. Imaginate que le ganemos esta noche a Tigres. Shhh, no, pará, callate, boludo, esperá que te queda lo más difícil. Pero si empatamos allá, acá no se puede escapar. Campeón de América, boludo, me muero. Me muero. Aguantá, corazón. Vamos River. Pará. No lo mufes. Falta.
Debería haber comido antes de venir, pero quién puede comer, decime. Es imposible. Había que agarrar la camiseta y mandarse, ni pensar. Un tostadito, algo. No, no. Está bien. Liviano, tranquilo. Dicen que va a llover. Hoy no me importa. No me importa nada. ¿Cuánto falta? ¿Dos horas? ¿Una? Esto ya explota. Cintas, globos, gente, no doy más. Nadie da más. Creo que miré el reloj 22 veces en los últimos 30 minutos. La final de la Libertadores. La última vez que estuve acá en una situación parecida apuntaba a terminar el secundario. Hernán Díaz, Astrada, Almeyda, Crespo, Francescoli. Gallardo. Gallardo. Cómo te quiero, Gallardo.
Vamos, muchachos, entren, ya está. Entren que quiero gritar, gritemos. Ahí está, estiramos las cintas, levantamos los globos. Cantamos. Ahí va. Que se vengan ellos primero, eso, dejalos, Muñeco. Qué grande sos. Que esperen un ratito, que sientan a la gente. Mmm… bengalas… ¿Fuegos artificiales? ¡No! ¡Todavía no! ¡No aprendemos más! D’Onofrio, al final los fuegos. ¡¡Al final!! ¿Mirá si la perdemos? No podemos ser tan giles de festejar antes. Los motivás a ellos… Bueno, ya está. Ya está. Vamos al fútbol.
Necesito que se mueva la pelota, ver a los muchachos corriendo para sacarme el nervio. Tengo hambre, sí, pero no podía comer. No tenemos a Mercado, no tenemos a Viudez, no tenemos a Mora. ¡Ni a Gallardo tenemos! Pero igual está bien, lo planteamos bien. Me gusta Mayada de cuatro, lo banco a Bertolo en la izquierda, hay que armar juego. Y Cavenaghi capitán… Es un homenaje a la nostalgia.
Encima toca la primera pelota. Dale, mové, gordo. Qué te puedo decir, gordo. Vos sos un fenómeno, vos me diste más alegrías de las que te podés llevar de acá. Haceme feliz hoy, gordo, regalame un golcito. Yo creo en vos. Ganate esta copa. Andate campeón. Te merecés todo.
Vamos River, que empieza. Vamos River. Vamos.
¿Y eso? Uh, no te puedo creer. Minuto uno y medio, ya empieza la lluvia. Nos estuvo esperando. Si ganamos la fiesta es insuperable, una gesta, la épica del obelisco, las luces de la alegría empañadas en vapor. Pero si perdemos… te la regalo, salir de acá empapado, hecho mierda. Shhh. Callate boludo, de qué hablás. Vamos a ganar. Shhh. No, pará. No la mufes. Vamos River.
Qué arranque trabado, vamos a sufrir, ya lo veo. Y claro, no sé por qué pienso que la final de América puede ser fácil. Quería un gol tempranito, me olvido: ya me olvidé. Al menos metemos fuerte, bien, bien. Presionando arriba, así. Eso. Uhh, qué patada metió Alario, te marca el rigor temprano. Cuidado, pibe, mirá si te rajan, me mato. No llego al final si luchamos con diez, me quedo antes. Bue, amarilla. Parece que tenemos licencia para pegar un rato. Eso, vamos, a moverse, bien, presión, presión, todos para arriba. Eso.
Lo venimos controlando un poco, bien, no lucimos pero tampoco sufr¡¡FUNES MORI LA PUTA MADRE QUE LO PARIÓ!! ¿Qué quisiste hacer? Se la diste a un rival, hermano, ¿me querés infartar? Menos mal que cerraste, al menos, por favor… No puedo creer que nos lleguen ellos. Si la pelota la tenemos nosotros. No la tocan, casi. No aguantan la marca, se confunden en el primer pase. No se encuentran entre ellos. La tiran para arriba. Bien Ponzio. Bien Krane, sos un crack, no hay dudas. Muy bien Sánchez. Líneas adelantadas. No le regalemos pelotas, Funes, a ver si se agrandan. A ver si se animan.
Decí que son mexicanos, eh. Mirá a este carlitos, amonestado por hacer tiempo. Qué verdes son, por favor. Por algo eligieron el color ese para la camiseta de su selección. Verdes, verdes. Qué hambre tengo, che. Tendría que haber comido algo, pero era imposible.
Lástima la lluvia, puta lluvia. Cada vez llueve más fuerte. Nosotros tampoco les podemos llegar y atrás estamos distraídos. Encima el flaquito ese de la derecha es hábil, ¿quién es? Parece un Burrito Ortega mexicano. Mirá la que hace ahora. No te puedo creer. Otro enganche, solo en el medio el francés… que no nos emboquen ahora, no, no, no, ¡no! KIRIKOCHO. Pfff, zafamos, mirá lo mal que definió Gignac. Menos mal.
Pero no puede ser, loco, atrás hacemos agua. Y en el medio nos matamos a patadas. ¿Cuántos amonestados tienen ya, cuatro? No se puede avanzar. Por derecha un poquito la llevamos, pero los que llegaron claro fueron ellos: ya van dos, contra ninguna. Encima los truenos, qué mal la voy a pasar hoy, la puta madre.
Se me escapa el primer tiempo y ni nos acercamos al arco de ellos. Luchamos bien, eso sí, pero nos falta arriba. Alario se faja, eh, ni hablar. Se mete entre los defensores, corre, traba. Siempre te complica la vida, Alario. Hay que reconocérselo. Miralo ahí, cuerpeando en el área. ¿Y eso no fue penal? Si el pibe lo pide, te digo, fue penal, ¿no le da en la mano? Ay, este árbitro. Y encima la lluvia, la concha de la lora.
Hay que resignarse, ya está, queda poco. Hay que sufrir quince minutitos, pensar bien y reagruparse. ¿Cuántas veces llegamos? ¿Cero? Ya termina. Paciencia. Vamos. Será la última y a los vestuarios. Y aguantar los truenos, el cero a cero, todo. Una más.
¿Qué les voy a decir muchachos? Gracias. Gracias por todo. Gracias por esto. Entrá, Piscu, dale. Sumate a la fiesta. Yo no paro de aplaudir gente. Meté a Saviola, ponelo a Lucho. Metete vos, Muñeco. Qué lindo es esto, carajo. ¿Qué más podemos pedir? ¿Cómo hacemos para no cantar, no gritar, no sentir que está todo listo? Ya ni nervios me quedan. 19 años pasaron. La puta, qué viejo estoy.
Bien, Vangioni, eso, para adelante. Uy, qué caño, bien, encará, pegale loco que está la cancha mojada. Pegale, Vangioni. Pegale. Pegale. ¿Centro? ¡Gooool! Vamos, carajo, Alario, la reputísima madre que lo parió. ¡Gol! Gol, gol. No te lo puedo creer. ¡Sos grande, pendejo, cómo te quiero! ¡Casate con mi hermana! ¡Goool! Vamos, pibe, vamos. Teníamos que traer a uno de Colón para descubrir América.
¿Llueve? ¡Que llueva! Qué bien la voy a pasar en estos quince minutos. Me siento más campeón que nunca. En el top de América. Ni en pedo voy a comer. Ahora hay que aguantar. Aguantar el hambre y el resultado. Otro tiempo como éste, muchachos, vamos. Son puro amor propio, son huevos. Vienen bien, aguanten. Maidana, vos como siempre. Los del medio, igual. Los de arriba sigan corriendo.
Ahí está, arranca el segundo. Que el tiempo pase, vamos. Ayudame, reloj. Otra zandanga terrible para arrancar. ¿Funes Mori, fue? Era para roja, zafamos de nuevo. Encima atrás Mayada sufre… La verdad, no puede marcar ni a la vieja pero arregla todas sus cagadas con lo rápido que es. Encima cuando arranca en velocidad para irse al ataque va más ligero que el boludo ese que se tiró de la estratósfera.
¿Cuánto falta? ¿Cuánto va? Terminemos con esto, ya mismo. La lluvia me está matando, el fútbol me está matando. Tengamosla, lejos del arco, eso, bien. Toquemos. Sigamos así, no la regalemos. No puedo creer que vayamos a ganar esta Copa.
Ahí va otra vez el Burrito Ortega de ellos. Mirá como engancha, me cacho en diez. No me digas. No me digas. No me digas. Ufff, menos mal. Decí que ese del medio cabeceó como mi prima. No nos pueden embocar ahora. Ya los tenemos. Hay que tocar, que no se vengan. Hay que tenerla. Entra Driussi, bien, eso, a tenerla. A jugar controlados. Alario, ya me diste todo. No te voy a putear nunca, Alario. Nunca, ni aunque hagas un gol en contra. Sabé que te ganaste el cielo de los Crespo, de los Búfalo Funes, de los tipos de goles inolvidables.
No me falles, Sánchez. Tenés la Copa en tus pies. Vamos, loco. Vamos. Tres veces campeón de la Libertadores. Tres veces. Y todas durante mi vida. Estoy viviendo algo que pasa poco, casi nunca diría. Tuve dos hijos, me mudé cuatro veces, viajé una vez a Europa, cambié tres veces el auto. Y fui tres veces campeón del continente.
¡Penal! ¡Vamos River! Eso, Sánchez, así te quiero. Uruguayo tenía que ser. Siempre hay que tener alguno, homenaje al Enzo, a Alzamendi. A Walter Gómez si querés. Sin Mora y sin Viudez, llenamos el cupo con éste y con Mayada. ¿Lo pateás vos? ¿O el gordo? No me falles, Sánchez. Tenés la Copa en tus pies. Vamos, loco. Vamos. Tres veces campeón de la Libertadores. Tres veces. Y todas durante mi vida. Estoy viviendo algo que pasa poco, casi nunca diría. Tuve dos hijos, me mudé cuatro veces, viajé una vez a Europa, cambié tres veces el auto. Y fui tres veces campeón del continente.
Lo digo y no lo puedo creer. Vamos, Carlitos. Metela. Dejalo a Guzmán hablando solo. Dale. ¡Gooooool! ¡Dale campeón! ¡Dale River campeón! No nos lo saca nadie. Los tenemos. Qué grande sos Sánchez.
Gracias, muchachos, por todo esto que me dan. ¿Cuánto falta? ¿Cuánto va? Qué importa. ¡Qué me importa! Uruguayo tenías que ser. Ahí vamos, Barcelona. Ahí vamos Japón. Ni invitados, ni subcampeones. Los mejores de América, por derecho. Y dos veces, porque no me olvido de que ustedes me dieron –a mí, sí, a mí me dieron- la Sudamericana. Demasiado festejo no me va a matar. Me va a hacer vivir para siempre.
¿Qué les voy a decir muchachos? Gracias. Gracias por todo. ¿Cuánto tiempo pasó desde ese puto día en que nos fuimos al fondo? Desde esa Promoción que nos hizo doler. Desde el día en que empezamos a nacer de nuevo. Parece que nada, que casi nada. Pero nos levantamos. Ustedes nos levantaron y estamos en la cima del fútbol de acá. Gracias por esto.
Entrá, Piscu, dale. Sumate a la fiesta. Yo no paro de aplaudir gente. Meté a Saviola, ponelo a Lucho. Metete vos, Muñeco. Sos Napoleón, Muñeco. Qué lindo es esto, carajo. ¿Qué más podemos pedir? ¿Cómo hacemos para no cantar, no gritar, no sentir que está todo listo? Ya ni nervios me quedan. 19 años pasaron. La puta, qué viejo estoy.
Para colmo llega Ramiro. Ramiro. Ramiro. Vos redimís hasta a tu hermano, Ramiro. 3-0. No lo puedo entender. Vos hacés historia, Ramiro. Un gol del semestre pasado. Un gol con centro de Piscu. Un gol de la Sudamericana. Un gol como el que le hiciste a Boca. ¡Y encima de córner!
¿Cuánto falta? ¿Cuánto va? Dejá, loco. No lo termines nunca. ¿Cómo se hace para no llorar? Si me acuerdo de mi abuelo y lo pienso con un niño que es mi viejo, en la cancha, juntos, mirando a hombres de otro tiempo. Si me acuerdo de mi primera vez en el Monumental, con cinco años y una fascinación parecida a la que tengo ahora. No lo termines nunca. Dejame agradecerles acá. Campeones, campeones. Campeones de América. River campeón de América. Gracias, viejo. Qué lindo es hoy ser hincha de River. Ahora soy yo el que tiene hijos. Enfrento la responsabilidad de hacerlos de mi club, pero cuando pasan estas cosas sé que es imposible fallar. No tengo más hambre. No tengo nada. Nada.
¿Llueve? ¿En serio? Ya ni me doy cuenta. Mejor. Que llueva. Alguno pensará en irse a comer, en abrigarse. Yo me quedo. Me quedo. Gracias, muchachos. Que llueva. No hay nada más lindo que festejar así.