Después del gol, Argentina tuvo un ratito de control. Trató de cuidar la pelota y, gracias a esa posesión, no pasó apuros y se hizo dueño de esa parte del partido. Pero no duró mucho. Porque el equipo que presentó Bauza no estaba preparado para eso. ¿Que Dybala, Agüero y Di María tienen la técnica suficiente como para que no les quiten la pelota nunca? Cierto. Sin embargo, esas no son las características de los futbolistas que eligió el técnico para jugar por detrás de Higuaín. Ellos están más para encarar, para atacar el espacio, para aprovechar su velocidad y habilidad. Y el doble cinco, con Mascherano y Kranevitter, tampoco se destaca en ese rubro. Paradójicamente, un equipo así armado, no pudo desequilibrar nunca a su rival, ni siquiera cuando ya había conseguido la ventaja y Perú estaba obligado a desprotegerse. Todos los revolcones del arquero Gallese fueron por pelotas paradas. Un tiro libre de Agüero, otro de Di María y un cabezazo de Funes Mori tras un córner… El Mellizo, justamente, un rato antes había aprovechado otro córner para pelear una pelota, ganarla y pasársela a la red.
Si en el primer tiempo Argentina había sido un equipo indefinido, en el segundo potenció esa indefinición, se partió peligrosamente. Porque los seis que estaban para defender, no alcanzaban. Y los cuatro que quedaban para atacar, no recibían una pelota. Así, Perú empezó a tener chances muy claras. Avisó una vez, avisó otra pero no empató hasta que la oportunidad la tuvo Paolo Guerrero, que sacó todos los recursos de un 9 clásico. Primero para bajar la pelota, después para aguantar el embate de Funes Mori y finalmente para colocarla en el palo que le servía Romero.
Y hablando de un 9 clásico… Higuaín. Luego del respaldo del entrenador, el Pipita estuvo una hora larga en la cancha casi sin participar. Hasta que, por fin, recibió su primera pelota limpita. Diagonal del centro hacia la derecha para hacer buena una asistencia de Zabaleta con un toque sutil al segundo palo. La que tuvo Higuaín, la mandó a guardar. En una noche con pocas luces individuales y colectivas podría decirse que fue la única apuesta de Bauza que dio beneficios. Porque el plan del técnico, que no quedó muy claro cuál fue, no funcionó. Un error de Mascherano, un penal a Paolo y el empate de Cuevas… Fue un castigo en forma de aviso para la Selección. Lo importante será que tome nota.