Los clásicos son como Dios. Los hinchas quieren creer que alguna vez van a estar buenos, confían, tienen fe, aunque después se chocan de lleno con la realidad: lo verdaderamente emocionante son las vísperas. Y para el que puede, las cargadas posteriores. Pero el mientras tanto; los noventa minutos; lo que tiene que ver con la pelota; el fútbol, vamos; lo dejamos para otro día.

“La fecha de los clásicos, la fecha de los clásicos”, repitieron los medios. “Algo histórico, algo nunca visto”, le escuchamos decir a Tití Fernández. “La fecha fue maravillosa”, dijo el Chavo Fucks, sólo por poner un par de ejemplos. Lo único histórico de este fin de semana es que la porquería que suelen ser los clásicos se multiplicó por los clásicos que hubo.

Algunos, unos cuantos, podrán decir que a los hinchas de Independiente, Huracán, Boca y Banfield nadie les quita la felicidad. Y es cierto. Sin embargo, la cantidad de imparciales que vieron los clásicos son muchísimos. ¿Qué les quedó del Boca-River, el Independiente-Racing, el Huracán-San Lorenzo, el Central-Newell’s, el Estudiantes-Gimnasia, el Colón-Unión y el Lanús-Banfield? ¡14 equipos! ¿Qué dejaron entre 14 equipos?

Hubo uno solo que jugó muy bien al fútbol: Independiente. Si esto no es miseria… Sin embargo, nadie puede decir que el clásico de Avellaneda fue bueno ya que Racing no se presentó. Ningún partido es un partidazo si un equipo no tiene rival. Esto, claro, no desmerece lo del equipo de Pellegrino, que se empachó de fútbol y, al cabo, el primer clásico terminaría teniendo lo único rescatable de esta fecha tan promocionada como decepcionante.

casla350Después vienen los otros tres ganadores. Huracán y Boca ganaron por quererlo un poquito más que San Lorenzo y River. Bueno, en el caso de Huracán por quererlo mucho más. Lo de San Lorenzo… sin palabras. Y sin fútbol. Y sin ambición. Sin nada, bah. Boca, mientras, le ganó a River con la cabeza y con la motivación: uno que jugó por recuperar la punta y otro que ya está hecho en el año y piensa más en el futuro que en el presente. Y Banfield, en el que probablemente haya sido el único clásico más o menos entretenido, aprovechó un fenomenal zapatazo de Cuero.

De los tres empates no es necesario hablar mucho porque los involucrados de los equipos visitantes (Newell’s, Gimnasia y Unión) reconocieron, a su manera, que habían ido a buscar un empate. Y Central, Estudiantes y Colón tampoco mostraron mucho por torcer la historia.

Eso sí, como el fútbol argentino es “hermoso”, en varios clásicos quedaron imágenes para destacar: el estúpido gesto de Noir (hizo que tenía frío al salir reemplazado), el de Bernardi (gastó a los hinchas por no dar una vuelta), el de Mazzola (mímica de una mamada en el festejo del gol), el de Espinoza (pateó un banderín de San Lorenzo, aunque dos días después ofreció disculpas)… También pudimos ver al arquero de Gimnasia orgulloso por haber hecho tiempo o a Buffarini y Araujo quejándose porque les mostraron la roja tras dos entradas de cárcel. Y ni hablar de la provocación de Arano a Villalba.

Esto, ni más ni menos, fue lo clásico de los clásicos.