Muchas veces lo que para algunos puede parecer una injusticia, bien podría ser considerado para otros un acto de justicia. Estamos, como se ve, ante un galimatías. Y ante esta sitaución, el fútbol, como en tantas otras ocasiones, puede dejarnos alguna enseñanza.
Vayamos a los hechos. ¿Fue injusto que Brasil quedara afuera de la Copa América por el gol ilegítimo de Perú? Si nos circunscribimos al gol convertido con el brazo de Raúl Ruidías, sí. No hay dudas. El gol debió ser anulado y el equipo de Dunga tranquilamente pudo haber coronado el empate para clasificarse a los cuartos de final junto a Ecuador.
Pero si nos retrotraemos a un par de situaciones recientes, ya podríamos empezar a evaluar que el robo que sufrió Brasil bien podría tener algunos atenuantes. Y muy especialmente para sus ocasionales adversarios.
Veamos: en el primer partido de Brasil, aquel del debut ante Ecuador, el equipo de Dunga se quedó con un empate también impregnado de ilegitimidad. Ecuador había convertido un gol válido pero el juez chileno Julio Bascuñán se lo anuló porque, supuestamente, la pelota había salido del campo de juego antes de ser impulsada por Bolaños hacia el centro y del error garrafal de Alisson. O sea que bien podríamos cuestionar aquel 0 a 0 de Brasil ante Ecuador y ese punto obtenido.
Vayamos un poco más cerca. ¿Acaso no hubo un claro penal de Renato Augusto a Flores en el primer tiempo del juego ante Perú? O sea que podemos afirmar que a Perú se le quitó injustamente la posibilidad de ponerse en ventaja.
Avancemos un poco más en el análisis. Supongamos que el juez uruguayo Andrés Cunha usaba la tecnología y anulaba el gol de Perú. ¿Acaso no hubiera sido una injusticia recurrir al invalorable aporte de la televisión para subsanar un error cuando en las dos ocasiones anteriores (el gol anulado a Ecuador y el penal no concedido a Perú) no se había recurrido a esa herramienta y se había beneficiado a Brasil?
Esto nos deja otra moraleja: la tecnología se debe utilizar, está claro, pero en todos los casos, y no discrecionalmente. Y ahí entramos en un tema que deberá ser resuelto por las autoridades de FIFA ahora que se podrá utilizar el respaldo de la TV a modo de prueba. ¿Quiénes piden su utilización? ¿El árbitro cuando duda? ¿El juez se revisión o de video ref? ¿Podrán hacerlo los entrenadores eventualmente, digamos una vez por tiempo?
Lo ocurrido en el partido entre Perú y Brasil deja muy claro que la utilización de la tecnología no terminará por sí sola con las injusticias. Es un recurso, y como tal debe ser utilizado de la mejor manera posible. Y todas las veces que sea necesaria. Porque de otra manera se corre el riesgo de revisar algunas jugadas puntuales y dejar pasar otras. Y así, lo que parecería ser una solución para muchas de las barbaridades arbitrales que padecemos en el fútbol, podría llegar a convertirse en la sublimación del error, ya que se tendría todo para evitarlo pero otra vez nos quedaríamos a mitad de camino.
El gol de Perú, ya fue dicho, fue ilegítimo. No debería haber sido concedido. Pero tampoco Brasil debió haber terminado con el arco en cero ante Ecuador (es imposible saber si al verse con el resultado en contra no hubiera salido a buscar el empate hasta obtenerlo) y de ninguna manera Perú debió haber sido privado de la posibilidad de patear una penal.
O sea que Brasil sufrió una injusticia. Exactamente la misma que lo había beneficiado en dos ocasiones en otras instancias del torneo. Así que, por eso, dejamos nuestro toque de atención para lo que viene. Estamos a favor de la tecnología. Pero que se utilice siempre. Y no sólo para beneficiar a algunos y perjudicar a otros.