“En el fútbol hay mucho egoísmo. Es muy difícil hablar de tener compromiso y de formar un grupo porque es muy individual. Es un juego que todos queremos que sea colectivo pero es muy individual. Porque cada uno piensa individualmente. Cuando vos encontrás gente que piensa colectivamente y que está compenetrada en la misma situación, siempre estás mucho más cerca de ganar”. El análisis es de Diego Simeone, tipo experto en armar grupos si los hay. Se podrá debatir un rato largo sobre la forma de hacer jugar a sus equipos, pero lo que es indiscutible es que el Cholo sabe muy bien cómo generar un colectivo con las individualidades. Probablemente sea la mejor manera de explicar porqué lleva un lustro peleando de igual a igual con dos gigantes como el Barcelona y el Real Madrid.
Un futbolista cualquiera jugó 80 minutos, ve que se viene un cambio, observa su número, empieza a mascullar, se ceba, acumula bronca, saluda de mala manera a su compañero, patea una botellita de agua y, al pasar, le dice algo al técnico o a alguno de sus ayudantes. Probablemente sea la mejor manera de explicar lo que es el egoísmo en el fútbol. O cómo transformar un juego colectivo en individualismo puro. “¿A mí me sacás?”, se pregunta el futbolista de turno en vez de pensar “a ver si ahora con otro compañero en la cancha podemos dar vuelta el partido”.
La semana pasada se dio esta situación en dos partidos (quizás en más, pero hablamos de lo que vemos). En Bayern Munich-Anderlecht, por la Champions, el que se fue caliente fue Frank Ribery, que salió ¡a los 33 minutos del segundo tiempo! Y no lo reemplazó un chico de las Inferiores (como si importara…). El que entró fue Thomas Mueller. Supongamos que el alemán fuera tan egoísta como el francés, ¿quién es el que se tiene que sentir mal: el que jugó 78 minutos o el que va a jugar 12? Tu compañero va a jugar ¡12 minutos! después de que vos jugaras 78, hicieras poco y nada y encima te enojás… Sucedió algo similar en Jorge Wilstermann-River con Pochi Chávez. Es verdad que en este caso el ex Boca estaba jugando muy bien, pero… ¿el técnico se va a autoboicotear?
Después de los hinchas, si hay alguien que quiere ganar es el entrenador. Más que los dirigentes y que los propios jugadores. Por una razón muy sencilla: es el único que se puede quedar sin trabajo en un par de partidos. Nadie va a hacer más que un técnico por ganar un partido. ¿Se puede equivocar en sus decisiones? Por supuesto. Pero cuando se tienen las cosas claras y se pueden argumentar, hay que darle la derecha al que maneja el grupo día a día. En este caso a Roberto Mosquera. El DT peruano de Jorge Wilstermann explicó con lujo de detalles el motivo de la salida de Chávez. Primero al jugador, como corresponde, que no sólo aceptó las razones sino que le ofreció disculpas por su reacción, y después a la prensa: “Con la pelota estaba muy cierto, brillante, pero sin la pelota éramos 10. No tenía piernas ya para un equipo que está 2 a 0 y necesita mantener el resultado”. Y si nos guiáramos sólo por los números, hay que darle la razón a Mosquera.
Para cerrar, una reflexión de Paolo Montero, hoy técnico de Central que en sus tiempos supo compartir vestuario con grandes figuras de la Juventus: “Yo sólo reprochaba cosas cuando eran egoístas. Si un titular llegaba tarde a un entrenamiento, por ejemplo. En la Juve aprendí que el suplente es sagrado. Vos jugás y estás motivado, estás contento… Bueno, entonces no podés fallar en nada y debés motivar al que viene atrás: ‘Dale, boludo, dale, que me tenés que sacar el puesto’. Y ahí se ve el grupo”.