Desde el barrio vip del Averno, don Julio lanza una mirada piadosa sobre los eunucos que amamantó durante décadas. No pueden organizar ni una reunión de consorcio, dice en la lengua de las ánimas.

afa_crop1449228736138Estremecieron las matemáticas al lograr que el número 75 fuera divisible por 2. Pero, fuera de eso, han dado la muestra más triste y lapidaria del daño provocado por la autocracia que dominó el fútbol con el simple modelo de socializar la corrupción.

Algunos apuntes sobre las elecciones fallidas en Ezeiza:

Hubo aprietes, deserciones sospechosas de dirigentes, votos dobles… Los condimentos clásicos de esa colorida república que es el gobierno del fútbol. Todo hace pensar que medió la trampa por los personajes en cuestión. Las decisiones en las sombras son, para los dirigentes, un dogma impuesto por el extinto jeque. La AFA repele la transparencia y los intentos democráticos: sus anticuerpos, a esta altura, son gordos como pavos navideños.

Sin embargo, ay, un fraude como la gente, ¿no habría inclinado la balanza hacia el lado de alguno de los dos contendientes? ¿Quién mete la mula para empatar? ¿Y si fue un error? ¿Y si estamos en medio de Tonto y Retonto y no en Buenos muchachos como siempre sospechamos? Les dejo la inquietud.

Finalmente, luego de la reunión cancelada cientos de veces entre los operadores de Tinelli y los de Segura, se fijó como fecha tentativa de la segunda vuelta (que hará las veces de primera) el 23 de diciembre. Más tarde pasó al 18. Pero nada es seguro con Segura. Y tampoco con Tinelli. La historia, que ya fue una farsa, ¿se repetirá como tragedia, invirtiendo el orden del apotegma de Marx? ¿O tendremos farsa al cuadrado?

Algunas razones para ser escéptico:

Télam 22/10/2015 Buenos Aires: Se celebra la Asamblea Ordinaria en la que se tratan temas relacionados con el aspecto económico de AFA, luego se llevará a cabo la Extraordinaria, en la que solamente con 16 votos favorables de los 75 asambleístas concurrentes, los "tinellistas" podrán imponer el adelanto de las elecciones. El candidato a presidente de la AFA Marcelo Tinelli junto presidente de San Lorenzo Matias Lammens. Foto: Julian Alvarez/cf

Los antiguos compañeros de ruta de don Julio, como Meiszner y De Luca, enchastrados por el escándalo de las coimas, tienen pedido de captura internacional, como los delincuentes más sofisticados. Comienza a blanquearse, desde la FIFA para abajo, la trama corrupta que controla el fútbol en todas las latitudes y que en la Argentina tenía un estandarte de lujo como Grondona. Sin embargo, la dirigencia local no parece muy dispuesta a un golpe de timón. Segura, un delfín puro y sin luces de don Julio, cosechó la mitad de los votos. Y podría tranquilamente permanecer en la presidencia.

Con Tinelli tampoco tendríamos un estadista en el edificio de la calle Viamonte. La comedia de Ezeiza demostró su falta de reflejos. Su inexperiencia política. Cerró filas con su oponente en los comicios y suscribió la teoría del accidente. Las boletas se pegaron por esos caprichos del azar y nadie vio nada porque en ese momento pasaba la hija del delegado del club Muñiz, que es un soberano bombón, y todos se distrajeron. Tal vez. Si se han vulnerado las leyes inalterables de las ciencias exactas, en la AFA todo es posible. No obstante, como encarnación del cambio (¿cuál?), yo esperaba que el animador de tevé fuera alguito más enérgico y condenara cada una de las irregularidades. Desde las amenazas hasta las boletas pegoteadas. Actuó como si pagara derecho de piso y quisiera encajar en la lógica de ese reino caníbal, en lugar de lucir ajeno y combativo.

Para colmo, también al unísono con Segura, se lanzó a interpretar “el mensaje de las urnas”, como dicen los analistas políticos: la paridad de la elección, razonó Tinelli en conferencia de prensa, revela los deseos de unidad de los hombres del fútbol. Querido Marcelo: la más elemental noción democrática –que a la AFA no ha llegado, lo sabemos– dice que, ante una votación trucha, no caben las exégesis ni los voluntarismos. Lo único que debe hacerse es repetirla en condiciones transparentes, apartada de cualquier sospecha, para que resulte fiel a la voluntad de quienes emiten el sufragio. Quizá sea mucho pedirles a los dueños del fútbol.